Turno: Matutino. Grado:
Primer. Semestre:1ro. Grupos 1,2,4
Materia: Psicología
II
Prof. Ismael Contreras Plata .
Nombre del estudiante
Sobre el concepto de percepción
Alteridades, vol. 4, núm. 8, 1994, pp. 47-53
Universidad Autónoma Metropolitana
Unidad Iztapalapa Distrito Federal, México
Alteridades ISSN: 0188-7017
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad
Iztapalapa México
Sobre el concepto de percepción*
LUZ MARÍA VARGAS MELGAREJO*
La naturaleza de la percepción
En las últimas décadas el estudio de la percepción
ha sido objeto de creciente interés dentro del campo de la antropología, sin
embargo, este interés ha dado lugar a problemas conceptuales pues el término
percepción ha llegado a ser empleado indiscriminadamente para designar a otros
aspectos que también tienen que ver con el ámbito de la visión del mundo de los
grupos sociales, independientemente de que tales aspectos se ubiquen fuera de
los límites marcados por el concepto de percepción. Es común observar en
diversas publicaciones que los aspectos calificados como percepción
corresponden más bien al plano de las actitudes, los valores sociales o las
creencias. Aun cuando las fronteras se traslapan, existen diferencias teóricas
entre la percepción y otros aspectos analíticos que hacen referencia a
distintos niveles de apropiación subjetiva de la realidad.
El reemplazo de este concepto por
otros no es un problema de serias consecuencias en la medida en que el producto
de la investigación presente conclusiones muy generales sobre la aproximación
que tienen los actores sociales a los eventos de su cotidianeidad y que dichas
conclusiones no conduzcan a confusiones interpretativas. Se vuelve un problema
mayor cuando el mal uso del concepto da lugar a sesgos analíticos y cuando el
resultado de la investigación se ubica dentro del ámbito del desarrollo
teórico-conceptual de las ciencias. Uno de los problemas más graves se presenta
cuando las diferencias observadas entre grupos sociales, que corresponden
fundamentalmente al plano sociocultural, son confundidas con las diferencias
perceptuales que tienen un carácter biocultural; entonces se corre el riesgo de
generar inferencias erróneas sobre la existencia de grupos sociales con
capacidades físicas menos o más evolucionadas, dando lugar a justificaciones
“científicas” racistas, como ya ha ocurrido.[i] La percepción es biocultural porque, por un
lado, depende de los estímulos físicos[ii] y sensaciones[iii] involucrados y, por otro
lado, de la selección y organización de dichos estímulos y sensaciones. Las
experiencias sensoriales se interpretan y adquieren significado moldeadas por
pautas culturales e ideológicas específicas aprendidas desde la infancia. La
selección y la organización de las sensaciones están orientadas a satisfacer
las necesidades tanto individuales como colectivas de los seres humanos,
mediante la búsqueda de estímulos útiles y de la exclusión de estímulos
indeseables en función de la supervivencia y la convivencia social, a través de
la capacidad para la producción del pensamiento simbólico, que se conforma a
partir de estructuras culturales, ideológicas, sociales e históricas que
orientan la manera como los grupos sociales se apropian del entorno.
La
percepción depende de la ordenación, clasificación y elaboración de sistemas de
categorías con los que se comparan los estímulos que el sujeto recibe, pues
conforman los referentes perceptuales a través de los cuales se identifican las
nuevas experiencias sensoriales transformándolas en eventos reconocibles y
comprensibles dentro de la concepción colectiva de la realidad. Es decir que,
mediante referentes aprendidos, se conforman evidencias a partir de las cuales
las sensaciones adquieren significado al ser interpretadas e identificadas como
las características de las cosas, de acuerdo con las sensaciones de objetos o
eventos conocidos con anterioridad. Este proceso de formación de estructuras
perceptuales se realiza a través del aprendizaje mediante la socialización del
individuo en el grupo del que forma parte, de manera implícita y simbólica en
donde median las pautas ideológicas y culturales de la sociedad.
Los
conceptos de percepción
Una
de las principales disciplinas que se ha encargado del estudio de la percepción
ha sido la psicología[iv] y, en términos generales,
tradicionalmente este campo ha definido a la percepción[v]5 como el proceso cognitivo
de la conciencia que consiste en el reconocimiento, interpretación y
significación para la elaboración de juicios en torno a las sensaciones
obtenidas del ambiente físico y social, en el que intervienen otros procesos
psíquicos entre los que se encuentran el aprendizaje, la memoria y la
simbolización.
No
obstante que la percepción ha sido concebida como un proceso cognitivo, hay
autores que la consideran como un proceso más o menos distinto señalando las
dificultades de plantear las diferencias que ésta tiene con el proceso del
conocimiento. Por ejemplo, Allport apunta que la percepción es:
algo que comprende
tanto la captación de las complejas circunstancias ambientales como la de cada
uno de los objetos. Si bien, algunos psicólogos se inclinan por asignar esta
última consideración a la cognición más que a la percepción, ambos procesos se
hallan tan íntimamente relacionados que casi no es factible, sobre todo desde
el punto de vista de la teoría, considerarlos aisladamente uno del otro.
(Allport, 1974: 7-8)
Si
la percepción es o no un tipo de conocimiento, es una cuestión para posteriores
discusiones. No obstante, la caracterización que se ha hecho de ella tiene
aspectos cuestionables e, incluso, algunos de ellos no pueden ser sostenidos a
la luz de constataciones recientes.
Uno
de los aspectos que ha sido privilegiado en los estudios tanto psicológicos
como filosóficos sobre percepción es el de la elaboración de juicios, que se
plantea como una de las características básicas de la percepción. La
formulación de juicios ha sido tratada dentro del ámbito de los procesos
intelectuales conscientes, en un modelo lineal en donde el individuo es
estimulado, tiene sensaciones y las intelectualiza formulando juicios u
opiniones sobre ellas, circunscribiendo a la percepción en el ámbito de la
mente consciente.[vi]
La percepción no es un proceso lineal de estímulo y respuesta sobre un sujeto
pasivo, sino que, por el contrario, están de por medio una serie de procesos en
constante interacción y donde el individuo y la sociedad tienen un papel activo
en la conformación de percepciones particulares a cada grupo social.
En
el proceso de la percepción están involucrados mecanismos vivenciales que
implican tanto al ámbito consciente como al inconsciente de la psique humana.
En contra de la postura que circunscribe a la percepción dentro de la
conciencia han sido formulados planteamientos psicológicos que consideran a la
percepción como un proceso construido involuntariamente en el que interviene la
selección de preferencias, prioridades, diferencias cualitativas y
cuantitativas del individuo acerca de lo que percibe (este proceso se denomina
preparación); al mismo tiempo, rechazan que la conciencia y la introspección
sean elementos característicos de la percepción. (Abbagnano, 1986)
El
hombre es capaz de tener múltiples sensaciones pero sólo repara en unas cuantas
tomando conciencia de ellas. Sin embargo, hay sensaciones que también llegan a
la mente y son procesadas de forma inconsciente. La percepción subliminal a la
cual por mucho tiempo se le negó existencia actualmente es un hecho comprobado.
En la percepción subliminal lo percibido puede quedar registrado en la mente en
forma inconsciente sin llegar a alcanzar el nivel de la conciencia. González,
en desacuerdo con algunos planteamientos psicológicos que señalan que lo
percibido debe ser necesariamente verbalizado y consciente comenta que
... existe un número
creciente de investigadores que (...) han puesto de manifiesto, más allá de
toda duda razonable, la existencia de procesos psíquicos inconscientes, donde
estímulos externos de los que el sujeto carece de conocimiento pueden afectar su
conducta observable... (González, 1988: 19)
González
agrega que los eventos percibidos por debajo de la conciencia se pueden poner
de manifiesto cuando influyen sobre la conducta y que pueden hacerse
conscientes mediante ciertas técnicas como la hipnosis, la estimulación
cerebral o el esfuerzo de la memoria.
La
percepción posee un nivel de existencia consciente, pero también otro
inconsciente; es consciente cuando el individuo se da cuenta de que percibe
ciertos acontecimientos, cuando repara en el reconocimiento de tales eventos.
Por otro lado, en el plano inconsciente se llevan a cabo los procesos de
selección (inclusión y exclusión) y organización de las sensaciones. Sobre la
base biológica de la capacidad sensorial, la selección y elaboración de la
información del ambiente se inicia en la discriminación de los estímulos que se
reciben, en tal discriminación subyace la mediación de mecanismos
inconscientes. Esta mediación impulsa a evaluar lo que en determinado momento
interesa de entre todas las posibles manifestaciones sensibles del ambiente; de
lo potencialmente percibido se lleva a cabo una selección de lo que es
importante dentro de las circunstancias biológicas, históricas y culturales.
La
flexibilidad conductual de percibir selectivamente es una capacidad de la
especie humana que permite la adaptación de los miembros de una sociedad a las
condiciones en que se desenvuelven. Así, la percepción es un caso en el que una
capacidad corporal es moldeada y matizada por el aprendizaje. Como ejemplo
tomamos la observación de Hall sobre la percepción de sensaciones auditivas y
espaciales entre miembros de distintas culturas:
Los
japoneses, por ejemplo, excluyen visualmente de muchos modos, pero se conforman
con paredes de papel para la eliminación acústica. Pasar la noche en una posada
japonesa mientras en la puerta de al lado están de fiesta es una nueva
experiencia sensorial para los occidentales. En cambio, los alemanes y los
holandeses necesitan paredes gruesas y puertas dobles para eliminar ruidos, y
tienen dificultades en atenerse únicamente a su capacidad de concentración para
excluirlos. Si dos piezas son del mismo tamaño pero la una elimina los sonidos
y la otra no, el alemán sensible que trata de concentrarse se considerará menos
apretado en la primera, porque en ella se siente menos invadido. (Hall, 1983:
61)
En
el proceso de la percepción se ponen en juego referentes ideológicos y
culturales que reproducen y explican la realidad y que son aplicados a las
distintas experiencias cotidianas para ordenarlas y transformarlas.
Cabe
resaltar aquí a uno de los elementos importantes que definen a la percepción,
el reconocimiento de las experiencias cotidianas. El reconocimiento es un
proceso importante involucrado en la percepción, porque permite evocar
experiencias y conocimientos previamente adquiridos a lo largo de la vida con
los cuales se comparan las nuevas experiencias, lo que permite identificarlas y
aprehenderlas para interactuar con el entorno. De esta forma, a través del
reconocimiento de las características de los objetos se construyen y reproducen
modelos culturales e ideológicos que permiten explicar la realidad con una
cierta lógica de entre varias posibles, que se aprende desde la infancia y que
depende de la construcción colectiva y del plano de significación en que se
obtiene la experiencia y de donde ésta llega a cobrar sentido. De acuerdo con
los referentes del acervo cultural lo percibido es identificado y seleccionado,
sea novedoso o no, adecuándolo a los referentes que dan sentido a la vivencia,
haciéndola comprensible de forma que permita la adaptación y el manejo del
entorno.
Algunos
autores han dicho que la percepción clasifica la realidad a través de códigos
(Santoro, 1980). Desde el punto de vista del análisis cultural los códigos son
sistemas más bien rígidos, de manera que ese término será reemplazado aquí por
el de estructuras significantes para hacer referencia a los elementos sobre los
que se clasifican las experiencias sensoriales y se organiza el entorno
percibido.
La
manera de clasificar lo percibido es moldeada por circunstancias sociales. La
cultura de pertenencia, el grupo en el que se está inserto en la sociedad, la
clase social a la que se pertenece, influyen sobre las formas como es concebida
la realidad, las cuales son aprendidas y reproducidas por los sujetos sociales.
Por consiguiente, la percepción pone de manifiesto el orden y la significación
que la sociedad asigna al ambiente.[vii]
En
la mayoría de la reflexiones filosóficas sobre la percepción[viii] lo que se busca es
conocer si lo percibido es real o es una ilusión, de modo que la percepción es
concebida como la formulación de juicios sobre la realidad; tales juicios han
sido entendidos como calificativos universales de las cosas. En esas aproximaciones
no se toma en cuenta el contexto ni se considera el punto de referencia desde
el cual se elabora el juicio; así, se reflexiona sobre las cualidades de los
objetos sin tomar en consideración las circunstancias en las que tales
cualidades se circunscriben.
A
partir de los planteamientos de Merleau-Ponty (1975) se ha presentado un punto
de vista filosófico distinto. Este autor muestra a la percepción como un
proceso parcial, porque el observador no percibe las cosas en su totalidad,
dado que las situaciones y perspectivas en las que se tienen las sensaciones
son variables y lo que se obtiene es sólo un aspecto de los objetos en un
momento determinado.
Como
un proceso cambiante, la percepción posibilita la reformulación tanto de las
experiencias como de las estructuras perceptuales. La plasticidad de la cultura
otorga a estas estructuras la posibilidad de ser reformuladas si así lo
requieren las circunstancias ambientales. Al respecto, Merleau-Ponty ha
señalado que la percepción no es un añadido de eventos a experiencias pasadas
sino una constante construcción de significados en el espacio y en el tiempo.
Percibir no es
experimentar una multitud de impresiones que conllevarían unos recuerdos
capaces de complementarlas; es ver cómo surge, de la constelación de datos, un
sentido inmanente sin el cual no es posible hacer invocación ninguna de los
recuerdos. Recordar no es poner de nuevo bajo la mirada de la conciencia un
cuadro del pasado subsistente en sí, es penetrar el horizonte del pasado y
desarrollar progresivamente sus perspectivas encapsuladas hasta que las
experiencias que aquél resume sean vividas nuevamente en su situación temporal.
Percibir no es recordar. (Merleau-Ponty, 1975: 44)
Por
lo tanto, la percepción debe ser entendida como relativa a la situación
histórico-social pues tiene ubicación espacial y temporal, depende de las
circunstancias cambiantes y de la adquisición de experiencias novedosas que
incorporen otros elementos a las estructuras perceptuales previas,
modificándolas y adecuándolas a las condiciones.
Desde
un punto de vista antropológico, la percepción es entendida como la forma de
conducta que comprende el proceso de selección y elaboración simbólica de la
experiencia sensible, que tienen como límites las capacidades biológicas
humanas y el desarrollo de la cualidad innata del hombre para la producción de
símbolos. A través de la vivencia la percepción atribuye características
cualitativas a los objetos o circunstancias del entorno mediante referentes que
se elaboran desde sistemas culturales e ideológicos específicos construidos y
reconstruidos por el grupo social, lo cual permite generar evidencias sobre la
realidad (Vargas M., 1995).
El
sistema cultural, según Hall (1990) es aquel sistema que está sustentado en una
actividad biológica del hombre y de otras especies de manera filogenética y que
es susceptible de análisis cultural por sus mismos componentes y en función de
otros sistemas de cultura. En tanto que la ideología, según Aguado y Portal
(1992), consiste en representaciones que organizan las prácticas sociales de
manera parcial, dependiendo del desarrollo histórico-cultural del grupo social,
está mediada por las relaciones de poder y fundamentada en evidencias, siendo
éstas
... un presupuesto
básico, empírico y funcional, no necesariamente falso, que establece las
mediaciones sociales entre los individuos, entre éstos y los grupos sociales y
entre los grupos sociales entre sí, en un contexto determinado. [ix] (Aguado y Portal, 1992:
63)
Añaden
que las evidencias se construyen cultural e ideológicamente y posibilitan la
acción porque organizan y dan sentido a las experiencias inmediatas al
estructurar cultural y socialmente la vida cotidiana. La evidencia constituye
..: una unidad inseparable entre lo somático y lo cultural, ya que si bien se nutre de la experiencia inmediata, la transforma en una representación cultural funcional a los individuos de dicha cultura ya que es útil para la acción sin ser explicativa del fenómeno. Esto le permite al individuo entrar en contacto desde su nacimiento con las diversas modalidades de su cultura, de tal forma que éstas se vuelven parte de sí, de su experiencia corporal y, por lo tanto, difícilmente cuestionables. Todas las evidencias se construyen culturalmente, mediando las percepciones más groseramente biológicas. (Aguado y Portal, 1992: 64)
En
la cotidianidad se suele pensar que lo percibido corresponde exactamente con
los objetos o eventos de la realidad y pocas veces se piensa que las cosas
pueden ser percibidas de otra manera, porque se parte de la evidencia, raras
veces cuestionada, de que lo percibido del entorno es el entorno mismo y ni
siquiera se piensa que las percepciones sean sólo una representación parcial de
dicho entorno, pues lo que se presenta como evidente sólo lo es dentro de un
cierto contexto físico, cultural e ideológico. En este sentido, la percepción
es simultáneamente fuente y producto de las evidencias, pues las experiencias
perceptuales proporcionan la vivencia para la construcción de las evidencias;
al mismo tiempo, son confrontadas con el aprendizaje social donde los modelos
ideológicos tienen un papel importante en la construcción de elementos
interpretativos que se conciben como la constatación de la realidad del
ambiente.
Las
distintas sociedades crean sus propias evidencias y clasificaciones que ponen
de manifiesto la manera como la percepción organiza, es decir, lo que
selecciona, lo que codifica, la interpretación que le asigna, los valores que
le atribuye, las categorías nominativas, etcétera, marcando los límites de las
posibles variaciones de los cambios físicos del ambiente. Los miembros de la
sociedad aprenden de forma implícita esos referentes y los transmiten a las
siguientes generaciones, reproduciendo el orden cultural.
La
percepción está matizada y restringida por las demarcaciones sociales que
determinan rangos de sensaciones, sobre el margen de posibilidades; así, la habilidad perceptual real queda subjetivamente
orientada hacia lo que socialmente está “permitido” percibir. A este respecto,
Hall comenta que la percepción comprende también a los elementos perceptuales
excluidos, y proporciona el siguiente ejemplo:
Las personas que se han
criado en diferentes culturas aprenden de niños, sin que jamás se den cuenta de
ello, a excluir cierto tipo de información, al mismo tiempo que atienden
cuidadosamente a información de otra clase. Una vez instituidas, esas normas de
percepción parecen seguir perfectamente invariables toda la vida. (Hall, 1983:
60-61)
Por
otra parte, la cultura transforma las condiciones ambientales para adecuarlas a
la estructura corporal y social de los grupos.
Por ejemplo, en el Medio
Oriente los olores naturales del cuerpo humano tienen una función comunicativa
muy importante para las relaciones interpersonales y comerciales (Hall, 1983);
en cambio, en las sociedades occidentales los olores naturales de las personas
no son importantes y tendemos a eliminarlos o encubrirlos con otros aromas, en
tanto que los olores corporales fuertes, se consideran repugnantes. (Vargas M.,
1995: 19)
Los
grupos humanos mediante pautas culturales e ideológicas dan significado y
valores a las sensaciones, estructurando de esta forma la visión de la
realidad, al tiempo que conforman las evidencias sobre el mundo, de modo que la
información del ambiente se recoge y elabora mediante filtros aprendidos desde
la infancia y permite interactuar adecuadamente según las condiciones del medio
físico y social.
La
apropiación de la información de los objetos y eventos del entorno permiten
crear y recrear evidencias de su existencia y elaborar significados respecto de
tales cosas, se les atribuyen cualidades que constituyen categorías
descriptivas dentro del rango de posibilidades de sensibilidad, así con ellas
se entiende el mundo desde un punto de vista estructurado a partir de valores
culturales e ideológicos.
Las
fronteras del concepto de percepción
Una
de las razones por las que el concepto de percepción se ha confundido con otros
conceptos relacionados con la cosmovisión, como los valores sociales, las
actitudes, las creencias, los roles y otros elementos de las prácticas sociales
(como se indicó al principio), es que las fronteras mutuas se traslapan en
tanto que todos éstos se refieren a conjuntos de estructuras significantes que
describen cualitativamente a las vivencias,[x] es decir que proporcionan
los referentes a partir de los cuales se asignan calificativos, cultural e
ideológicamente construidos, para las características atribuidas al entorno.
La
percepción ofrece la materia prima sobre la cual se conforman las evidencias,
de acuerdo con la estructuras significantes que se expresan como formulaciones
culturales que aluden de modo general a una característica o a un conjunto de
características que implícitamente demarcan la inclusión de determinado tipo de
cualidades y con ellas se identifican los componentes cualitativos de los
objetos.
Las
estructuras significantes se presentan organizadas en forma de sistemas con los
que se evalúa lo percibido. Por lo tanto, estos sistemas son referentes
empíricos que designan rangos cualitativos mediante los cuales se identifica la
experiencia sensorial. Es a través de las estructuras significantes que el
perceptor se apropia de las porciones de realidad ubicándolas dentro de una
gama específica de posibilidades aprendidas, integradas y reconocidas
socialmente. Para la calificación de las vivencias la percepción se norma de
acuerdo con la estructura de valores vigentes en la sociedad.
Las
estructuras significantes se presentan organizadas en forma de sistemas con los
que se evalúa lo percibido. Por lo tanto, estos sistemas son referentes
empíricos que designan rangos cualitativos mediante los cuales se identifica la
experiencia sensorial. Es a través de las estructuras significantes que el
perceptor se apropia de las porciones de realidad ubicándolas dentro de una
gama específica de posibilidades aprendidas, integradas y reconocidas
socialmente. Para la calificación de las vivencias la percepción se norma de
acuerdo con la estructura de valores vigentes en la sociedad.
En
suma, las estructuras significantes son el punto de referencia desde el cual se
organizan socialmente los elementos del entorno; al mismo tiempo, ofrecen el
marco de referencia sobre el que se organizan las subsecuentes percepciones.
Las estructuras significantes pueden aparecer expresadas como conceptos
colectivos en forma de sistemas de categorías, por ejemplo las formas, los
tamaños, los colores, las cantidades, las texturas.
La
formulación y el aprendizaje de sistemas de referentes cualitativos para
comparar las experiencias no se queda únicamente en el ámbito de las
características físicas, sino que incluye también las formulaciones de
categorías elaboradas sobre otros niveles de cualificación de la vivencia en
diferentes planos de concepción, que son elaboraciones de un nivel diferente al
de la percepción, por ejemplo, el plano de la estética, la moral, la religión,
la política, etcétera, a los que corresponden categorías como la belleza, lo
bueno, lo normal, los roles, entre muchos más.
Suponiendo el siguiente caso en el que se califica a un objeto como desagradable: desde la perspectiva de las características perceptuales, el objeto puede integrar características como el ser grisáceo, opaco, grande, rugoso, de forma irregular, etcétera, y, desde la perspectiva de los valores sociales, a partir de la experimentación de estas cualidades integradas, dicho objeto es calificado como algo desagradable, según la norma cultural vigente.
Los
diferentes niveles de evaluación de la realidad social (entre los que se
encuentra la percepción) están en constante interacción pues proporcionan los
elementos analíticos para evaluar la realidad, cuya cualificación pone en juego
simultáneamente estos niveles.
Un
ejemplo, el caso de una camisa: desde el nivel de la percepción hay varios
trozos de tela cortados y cosidos formando una unidad denominada camisa, de
color blanco, no muestra manchas y no despide olores corporales; se puede decir
al respecto que, desde el nivel de los valores sociales, hay una camisa limpia.
En otro caso, dentro del ámbito de la salud, según la creencia, se identifica a
alguien como enfermo porque desde el plano perceptual la temperatura de su
cuerpo está elevada, su tez está pálida, entre otros signos reconocidos como
los de una persona enferma. Otro ejemplo, ubicado dentro del medio ambiente
natural, es considerar que, desde la perspectiva de los valores sociales, es
peligroso caer en determinada laguna, porque existen los referentes
perceptuales de que ésta es grande, es profunda, hay animales que habitan en
ella y, quizá, hasta se rememoren accidentes sufridos por otras personas que
hayan caído en esa o en una laguna semejante; paradójicamente la misma laguna
puede tener un uso dentro de la comunidad, por ejemplo se va a nadar a ella, se
pesca en ella, etcétera.
Con
la habilidad para transformar el ambiente los grupos humanos constantemente
crean y recrean condiciones de vida que las siguientes generaciones tendrán que
afrontar. En cualquier situación, el procurar un cierto tipo de estímulos
tendría como finalidad evitar aquellos que pudieran dañar a los individuos.
Pero, la significación de los estímulos peligrosos es variable en el tiempo y
el contexto, lo que es valorado como riesgoso puede dejar de ser pensado así o
puede permanecer encubierto a cambio de la obtención de otras ventajas básicas
o superfluas.
Si
una vivencia que tiene un contexto definido puede llegar a ser ubicada
simultáneamente en diferentes planos de realidad, por la naturaleza del
pensamiento simbólico involucrado en la formulación de significados, con mayor
razón una vivencia sin contexto. Por ejemplo, si a un grupo de personas se les
dice la categoría “manzana”, habrá quienes evoquen una fruta de forma
característica y de color rojo, tal vez plasmada en un papel; otras personas
pueden imaginarla con hojas en un extremo o colgada de un árbol; alguien más
puede pensar en esa fruta, preferentemente roja, sobre un escritorio de un
salón de clases; algún otro imaginará una deliciosa manzana mordida por una
bella joven que cae en un profundo sueño; habrá quien piense en una manzana de
colores y computadoras.
Así
pues, un término dicho en abstracto puede evocar diferentes experiencias, no
necesariamente ajenas entre sí, e involucrar distintos planos de elaboración
conceptual y simbólica del mismo evento, porque en la realidad social la
cosmovisión está constituida por la integración de sistemas de categorías de
diferentes niveles en constante interacción.
Aun cuando los planteamientos señalados sobre la percepción en apariencia luzcan esquemáticos y deslindados, en la realidad social no es así. La separación aquí mostrada es un intento de análisis de la percepción como uno de los conceptos importantes en la conformación de la cosmovisión de los grupos sociales.
Las cursivas son colocadas para mejor comprensión del texto, no son del autor.
[i] Éste fue el caso de la percepción
visual en el siglo pasado y en las primeras décadas del presente; para
información más amplia al respecto consultar a Viqueira (1977).
[ii] Los estímulos son aquellos cambios
energéticos que existen en el ambiente y que son percibidos por los órganos
sensoriales, es decir, los cambios energéticos ambientales adquieren el
carácter de estímulos en tanto que puedan ser captados por un organismo que los
sienta.
[iii] La sensación es la estimulación de
los órganos sensoriales por un rango específico de cambios energéticos ambientales,
ya que los órganos sensoriales tienen límites de sensibilidad más allá de los
cuales las modificaciones ambientales no provocan sensaciones. El ser humano
posee la facultad de captar una infinidad de elementos estimulantes de cierta
calidad, intensidad y cantidad de acuerdo con sus capacidades corporales, con
ligeras variaciones individuales que dependen de diferencias en los umbrales
sensoriales. Además, dentro de estos límites se regula la inclusión y exclusión
de los estímulos a percibir, pues de la gran cantidad de información
potencialmente captable por las estructuras corporales se lleva a cabo, a
través de mecanismos psíquicos, una selección de la información útil para las
circunstancias del entorno físico y social.
[iv] La psicología ha generado también
el concepto de percepción social para designar a aquella percepción en la que
influyen los factores sociales y culturales y que tiene que ver tanto con el
ambiente físico como social; en realidad, la percepción humana es social y se
estructura con los factores sociales y culturales. De hecho, lo que finalmente
hacen es abordar otros aspectos sociales como las creencias, las actitudes, las
opiniones, los valores o los roles sociales. Hay quienes han empleado ese
concepto para referirse al reconocimiento que el individuo hace de las otras
personas
[v] Por ejemplo Allport 1974; Cohen,
1973; Coren y Ward, 1979; Ardila, 1980; Day, 1981a; Rock, 1985.
[vi] La conciencia como elemento
importante de la percepción tiene sus raíces en la filosofía cartesiana
(Benítez G., 1992).
[vii] El ambiente se concibe aquí en un sentido
amplio: tanto físico como social, tanto interno como externo al sujeto y la
sociedad.
[viii]
Por ejemplo, Carterette y
Friedman, 1982, y en general los filósofos clásicos y la mayoría de los
llamados filósofos modernos
[ix] Subrayado
[x]Las
vivencias no tienen que ser necesariamente experimentadas por el sujeto, las
situaciones pueden ser narradas y apropiadas por el individuo constituyéndose
como una vivencia personal.
Bibliografía
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VIQUEIRA, CARMEN 1977 Percepción y cultura: Un enfoque ecológico. México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Ediciones de la Casa Chata.
* * Centro de información y Documentación Antropológica. Universidad Autónoma Metropolitana--Iztapalapa/Departamento de Atención a la Salud, Universidad Autónoma Metropolitana--Xochimilco
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