Debate
Bolsonaro adulado por
Abdo Benítez y Daniel Ortega
Charles-André Udry
A l´encontre, 2-11-2018
La victoria electoral, el
28 de octubre, de Jair Messias Bolsonaro, desencadenó los tradicionales
mensajes de felicitación de los gobernantes de América del Sur. Tanto más que
el giro a la derecha, en el terreno electoral, es evidente en más de un país de
América del Sur. Sebastián Piñera -profesor de economía en diversas
universidades durante la dictadura de Pinochet y sobre todo comprador, gracias
a una sociedad establecida en Panamá, de una propiedad de 118.000 hectáreas de
las que debió ceder 8 a 16 familias indígenas, tras un largo proceso judicial-
no se mordió la lengua. (El 28 de octubre)felicitó “al pueblo brasileño por una
elección limpia y democrática. Felicito a @jairbolsonaro por su gran triunfo
electoral. Le invito a visitar Chile y estoy seguro que trabajaremos con
voluntad, fuerza y visión de futuro a favor del bienestar de nuestros pueblos y
a favor de la integración”.
De la misma manera, Mario
Abdo Benítez, presidente de Paraguay desde agosto de 2018, también dio rienda
suelta a sus palabras. Es cierto que en 1989 se integró en las fuerzas armadas
de Paraguay y fue paracaidista. Sus relaciones familiares con el dictador Alfredo
Stroessner constituyen ningún secreto, ya que su padre fue durante años el
secretario privado del dictador. La fortuna paternal, que heredó, se hizo bajo
la protección del régimen dictatorial, lo que le valió un proceso por
“enriquecimiento ilegal” que no duró mucho tiempo y se perdió en las arenas del
stroessnerismo ambiental. Afirmó que Stroessner (en el poder -de forma
absoluta- de 1954 a 1989) “hizo muchas cosas buenas por el país” y que él no
condenaba la violación de los derechos humanos, la tortura y las persecuciones
durante la dictadura. En pocas palabras: un hermano de armas de Bolsonaro.
Uribe, Trump y Netanyahu
En la línea de los
presidentes que se sitúan a la derecha de la derecha, Iván Duque, elegido
presidente de Colombia en junio de 2018, no dejó de enviar “felicitaciones a
@jairbolsonaro, nuevo presidente de Brasil, elegido democráticamente. Nuestro
deseo es que esta nueva etapa del país vecino traiga el bienestar y la unidad.
Esperamos continuar nuestra relación fraternal para reforzar los lazos
políticos, comerciales y culturales”. Iván Duque trabajó como jurista en el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y en la ONU. Era un próximo del
presidente Álvaro Uribe, conocido por su política represiva y no solo por su
negativa a una paz concertada con las FARC. Duque es también un ferviente
partidario de las políticas neoliberales. Su campaña electoral recibió el apoyo
explícito de los grandes propietarios de tierras y del mundo de los negocios
que nunca cesaron de asesinar a los militantes sindicalistas y son favorables a
un mínimo acceso a la tierra, sin mencionar el carácter abiertamente racista de
la represión contra los descendientes de esclavos africanos o contra las
poblaciones indígenas.
Nadie dudaba que Donald
Trump iba a tuitear sus felicitaciones a Jair Bolsonaro, que presumió
inmediatamente, algunas horas después del anuncio de los resultados, de haber
sido “felicitado en esta elección histórica por el presidente americano”. La
portavoz totalmente lanzada de Donald Trump, Sarah Sanders, declaraba: Los dos
hombres han expresado su fuerte compromiso en trabajar juntos para mejorar la
vida de los habitantes de Estados Unidos y de Brasil, en tanto que líderes
regionales de las Américas. Agradecido, Jair Bolsonaro indicó que su primer
viaje en tanto que presidente tendría por destino a Washington. Teniendo en
cuenta el apoyo de los evangelistas pentecostales, confesó que su segundo
destino sería Israel y que, tras Paraguay, ordenará el traslado de la embajada
de Brasil a Jerusalén. El periódico Haaretz indicaba el 31 de octubre que “muy
probablemente” Benjamín Netanyahu estaría presente en Brasilia en la ceremonia
de investidura de Jair Bolsonaro. Sin embargo, esta declaración de
entendimiento entre Netanyahu y Bolsonaro ha suscitado algunas interrogaciones.
La primera es el apoyo de la extrema derecha brasileña, ciertamente limitada,
que no esconde su admiración por Hitler. En las manifestaciones contra
Bolsonaro, se mostró la caricatura de un Bolsonaro con bigote hitleriano. La segunda
está relacionada con la concepción de corrientes evangelistas pentecostales
sobre el destino de Israel. El bautizo de Bolsonaro en las aguas del Jordán
puede ser interpretado de diferentes maneras. Entre los evangelistas, la
relación con Israel y su pueblo es compleja. Los sionistas cristianos entienden
su relación con Israel bajo un ángulo teológico. Para ellos se trata de
“someter a los judíos a fin que confiesen que Jesús es el Señor”. Y ello puede
hacerse “por el amor o por el fuego”. Los acertijos de esta relación entre
Benjamin Netanyahu, Donald Trump, Jared Kushner (yerno de Trump a cargo de un
pretendido plan de paz entre Israel y los palestinos) y Jair Bolsonaro suscitan
ya numerosas polémicas en la prensa americana e israelita y no van a disminuir
tras el rechazo de la comunidad judía de Pittsburg a la visita de Trump tras la
masacre antisemita en la sinagoga que lleva el nombre de “Tree of Life” (árbol
de la vida, ndt).
Ortega-Murillo, "sus
mejores deseos"
Los "árboles de la
vida", monstruos metálicos de los que salpicó Managua la esposa de Daniel
Ortega, Rosario Murillo, permiten establecer un vínculo estilístico con la
notable declaración de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que aclamaron "el
triunfo electoral" de Jair Bolsonaro.Este ese el texto enviado a Bolsonaro
por el binomio dictatorial nicaragüense:
"Managua, 29 de
octubre de 2018.
Sr. Jair Bolsonaro
Presidente Electo de
Brasil
Sus Manos
Señor Presidente Electo :
Saludamos de manera muy
especial la ejemplar Jornada Electoral que el día de ayer desarrollara el
Pueblo Brasileño, afianzando la Vocación de Paz que ha caracterizado a ese
Fraternal País.
Saludamos también su
Elección como Presidente de Brasil, confiando en Dios y pidiéndole de todo
Corazón lo mejor para ese Querido Pueblo.
La Región y el Mundo
atravesamos Tiempos de grandes desafíos. Como Herman@s en la Patria Grande nos
reconocemos capaces de asumir esos Retos, y de trabajar para promover Encuentro
y Convivencia, que afiancen los Sueños de Seguridad y Bienestar de nuestros
Pueblos.
Desde Nicaragua, Bendita
y Siempre Libre, nuestros mejores deseos para ese Brasil inmenso, cercano, y
admirable.
Daniel Ortega Saavedra
Rosario Murillo
Como ilustra la
reproducción de la carta original, el encabezado de este mensaje merece
atención. Se formula de esta manera, a la izquierda: "Gobierno de
reconciliación y unidad nacional. ¡El pueblo presidente!". A
derecha:" Uni@s en la victoria. ¡Por la gracia de Dios!
En el fondo, de amarillo,
se reproduce la forma del "árbol de la vida" tal como lo imagina
Rosario Murillo.
Al final de la primera
página, se encuentra el eslogan "¡Fe, familia y comunidad! Cristiana, socialista, solidaria! Comandante
Daniel".
Inaptitud e inepcias
La similitud con la
mayoría de las consignas evangélico-bolsonaristas tiene más sentido que el
fruto maduro del "árbol de la vida". Sin embargo, parece que en
Europa los nostálgicos del sandinismo perpetúan la defensa del régimen dictatorial
de Ortega-Murillo. El régimen de la fe ha reemplazado a los pocos vestigios de
una razón política que hace mucho tiempo que fue enterrada profundamente. Es
cierto que el "antiimperialismo" lleva a los militantes paseístas
(conservadores del pasado, ndt) a considerar que los aproximadamente 750.000
personas venezolanas en el camino al exilio o que están condenadas a esperar la
hipotética compra de productos básicos -en el país de la renta petrolera- son
un invento de la propaganda estadounidense y un despliegue de noticias falsas,
casi competitivas con las emitidas por Bolsonaro durante su campaña electoral.
A estos adeptos del psitacismo (repetición mecánica y sin sentido de las
palabras, ndt) antiimperialista, que ha alcanzado un grado de madurez particular,
no puede sino escapárseles "el análisis concreto de una situación
concreta" y, más en general, la complejidad de la dialéctica
revolución-contrarrevolución. Ni siquiera arriesgan a cuestionarse a sí mismos
y a evitar decidir frente a lo que escape a un esquema tranquilizador. Desde
este punto de vista, en la evolución del pensamiento político, se detienen un
peldaño por debajo del burro de Buridan que murió de hambre porque no era capaz
de decidir entre beber y comer. Se ahogan por la absorción de tonterías e
infamias. Como ocurrió a algunos en la década de 1950, y que puede ser
ilustrado por la libro ejemplar del filósofo Georges Cogniot –maestro de
pensamiento del secretario general del PCF Maurice Thorez-, Una guía sincera de
la Unión Soviética (Ed. Sociales, 1954). Más cerca de nosotros, aunque
distantes, en los años sesenta y setenta, algunos antiimperialistas masticaron
con determinación las páginas del Pequeño Libro Rojo de Mao. Incluso su tapa
plastificada.
Autoproducción de sujetos
colectivos
En el mundo caótico
actual, no puede utilizarse ni las analogías históricas simplificadas ni las
pretensiones sofisticadas, ni los esquemas impresos de un pensamiento
teleológico (por ejemplo, un pretendido Estado obrero burocráticamente
degenerado, que llevaría, una vez fracasase la revolución política, a un
post-capitalismo cuyo carácter es imprecisable) para intentar, mediante
aproximaciones y correcciones sucesivas, comprender la imbricación entre los
conflictos de clase a escala internacional, su traducción en el interior de las
formaciones nacionales, la interacción entre los dos y su expresión en términos
de estructuras estatales y conflictos interestatales.
La incertidumbre puede
ser un vector de creatividad política, que de ninguna manera elimina la
necesidad de tomar partido. Una toma de partido desde un ángulo y una práctica
que se pueden resumir de la siguiente forma: una opción preferencial por las
explotadas y oprimidos que, ganadores o perdedores, afirman su deseo de
emancipación contra las clases dominantes presentes y diferenciadas y sus
múltiples instrumentos de dominación sobre los seres humanos y su entorno
vital.
Es en el abanico de estas
confrontaciones donde pueden auto-producirse los sujetos colectivos reales de
emancipación y de transformación de las relaciones entre los individuos, que
pueden conducir a la eclosión del desarrollo interindividual de todas y todos,
en su singularidad. Esta perspectiva requiere una participación colectiva
radicalmente nueva dentro del proceso de producción. Una de sus condiciones
previas reside en una reducción drástica del tiempo de trabajo que modifique la
relación entre el tiempo libre y el tiempo trabajado y los transforme
conjuntamente. Esta gestión renovada en la raíz de la producción social crea la
posible transformación de las relaciones con el ecosistema -entendido como un
conjunto formado por una comunidad de seres vivos en interrelación con su
entorno natural- introduciendo, entre otros, la lenta hegemonía del valor de
uso sobre el valor de cambio.
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