

Domingo 25 de noviembre de 2018
DOS CONCEPCIONES
SOBRE LA GUARDIA NACIONAL
Guillermo Almeyra
Entre varias otras
peligrosísimas cesiones al gran capital financiero (Zonas Especiales, proyecto
transístmico y tren maya) Andrés Manuel López Obrador plantea crear una Guardia
Nacional dirigida por las Fuerzas Armadas según el modelo de la Gendarmerie
francesa, los Carabinieri italianos, los Carabineros chilenos, la Guardia Civil
española o la Gendarmería argentina, que controlan las fronteras y las regiones
rurales para evitar el bandidismo y sirven también como una especie de Policía
Militar.
Como excepción y
en una situación también única, la Guardia Civil española se dividió durante la
República y parte de sus jefes e integrantes combatieron contra la rebelión
fascista cuya dictadura devolvió a la Guardia Civil su papel de superpolicía
represiva.
Todas esas Armas
llamadas Beneméritas fueron y son utilizadas por los gobiernos derechistas o
“progresistas”, por los Pinochet y los Piñera, los Lago y los Bachelet, por los
Kirchner o por los Macri sobre todo contra conflictos sociales y movilizaciones
obreras, campesinas o estudiantiles o movimientos independentistas, como el
catalán y el vasco en el Estado español, o el corso en Francia y en las
colonias y para controlar o evitar la inmigración de trabajadores extranjeros.
El intento de algunos de disfrazar esas superpolicías de “progresistas” es por
consiguiente ridículo porque esas policías están subordinadas a los altos
mandos castrenses que, desde siempre, protegen los intereses del gran capital
y, con respecto a otros cuerpos represores, rige lo de “perro no come perro”.
Es cierto que las
policías actuales deben ser depuradas, educadas, culturalmente preparadas para
defender a los ciudadanos (no para extorsionar, robar, matonear, golpear a los
débiles, recibir sobornos) pero eso podría lograrse mediante su revisión y
selección, dándoles instrucción cívica y, sobre todo, sometiéndolas al control
de los barrios organizados.
En cambio, AMLO -que
había calificado de anticonstitucional la utilización de las fuerzas armadas en
funciones policiales- pretende ahora perpetuar la militarización del territorio
nacional creando incluso una nueva fuerza militarizada poderosamente armada
(sus modelos extranjeros tienen tanques, blindados, helicópteros y lanchas
artilladas) que entrará con otro nombre por la puerta cuando en realidad será
parte de quienes simulan irse y para colmo llama Guardia Nacional a esa
Gendarmería o Policía Militar.
Las Guardias
Nacionales nacieron de las milicias populares durante la gran Revolución
Francesa, se perpetuaron durante la rebelión de los obreros de la seda en Lyon
y la revolución de 1848 y defendieron París en 1871 durante la Comuna hasta ser
disueltas después precisamente por su carácter democrático y popular.
Porque esas
Guardias consistían en el armamento de los ciudadanos de cada barrio y su
organización en batallones, con un jefe elegido y revocable por asamblea y
contaban con cañones. Coexistieron así guardias nacionales conservadoras en los
barrios burgueses y guardias nacionales revolucionarias en los barrios obreros
o populares. Ellas prevenían los delitos, aseguraban el orden público y eran el
brazo armado de la Comuna, el poder popular que desempeñaba funciones municipales,
pero adoptaba también decisiones políticas.
La situación es
excepcional: hay que cortarle los tentáculos al pulpo gigante del crimen
organizado que forma parte del gran capital, funciona gracias a la complicidad
de los bancos y mueve cientos de miles de millones y hay que barrer la mierda
acumulada durante décadas de gobierno del PRI y del PAN, que deseducaron a los
funcionarios y fomentaron la ignorancia de las leyes y de la Constitución.
(Dicho sea de paso, es absurda la pretensión de AMLO de someter a consulta popular
si se aplican o no las leyes y se enjuicia o no a quienes las violaron).
Hay que dar
instrucción militar en colonias, pueblos y comunidades y armas modernas y
eficaces a las organizaciones -como las policías comunitarias- creadas por los
ciudadanos para su autodefensa. El control popular asambleario evitará los
excesos y los abusos y reeducará a los Guardias-trabajadores. Hay que instituir
los juicios por jurado popular, con letrados como acusadores o defensores, para
evitar la corrupción del aparato judicial y educar en la responsabilidad cívica.
El fusil y las
municiones en las casas, como en Chipre o en Suiza, ayudarán a terminar con la
prepotencia de las bandas de narcos o de los matones de las empresas. La
formación de miles de nuevos Villa y Zapata asegurará la defensa ciudadana de
la independencia nacional ante todo intento del gobierno estadounidense.
Hay que invertir
la pirámide y dar capacidad de decisión y resolución a una mayoría que, sea
cual fuere su nivel de instrucción
formal, sabe qué le conviene, qué es dañino, qué hay que cambiar y que tiene hambre
de ciudadanía después de haber sido maltratada y ninguneada desde Lázaro
Cárdenas.
almeyraguillermo@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario