viernes, 13 de enero de 2017

El gasolinazo muestra que son tiempos de unidad y organización Hacia la creación de un FRENTE NACIONAL

El gasolinazo muestra que son tiempos de unidad y organización

Hacia la creación de un FRENTE NACIONAL

Ismael Contreras Plata*   

El golpe propinado por el gobierno federal a través del gasolinazo ha sido tan fuerte que, podemos decir sin temor a equivocarnos que generó el hartazgo de la población mexicana. Prácticamente, toda la población ha mostrado de diferentes maneras su indignación y rechazo al aumento de los precios de los energéticos.  Mercados, metro, combis, hogares, escuelas y principalmente las redes sociales, todos son lugares donde se escuchan las opiniones de inconformidad en contra del gobierno. 
   
Estos tiempos que estamos viviendo son decisivos para el desarrollo del país, sin embargo, enfrentamos momentos de una terrible confusión política nacional. Un importante sector de la población salió a expresar su inconformidad realizando marchas en prácticamente todo el territorio nacional, desde el primero de enero.  Unos bloquean carreteras o liberan casetas en las autopistas pero también hay un sector de ciudadanos desesperados, quizá la mayoría de ellos de manera espontánea, aunque cabe la posibilidad de que hayan sido azuzados por personas infiltradas del gobierno, entran a los supermercados a saquearlos y llevarse diferentes tipos de productos, principalmente electrodomésticos.

Por la importancia y efectos políticos que esta forma de protesta produce es significativo detenernos un poco a analizar este fenómeno, debido a que, quien sale más beneficiado de los saqueos es el gobierno: Primero, los saqueos son aprovechados por los medios de comunicación para satanizar a los grupos que protestan, presentando como verdaderos vándalos a las personas que participan en ellos, a continuación, los locutores piden a gritos la intervención de la policía y fuerzas represivas; éstas llegan, diez o quince minutos después de iniciado el saqueo, reprimiendo y deteniendo de manera indiscriminada a todo mundo, incluso a personas ajenas a dichos actos, que ocasionalmente se encontraban en el lugar. Después de estos actos, los medios de comunicación presentan a la policía, no como lo que es, fuerza represora; sino como una institución protectora de la sociedad y que evita el desorden y el caos. El gobierno por su parte queda, ante la sociedad como el garante de la seguridad pública y de la propiedad privada, es decir queda como héroe.

Mientras tanto, grande sector de la población al ver estos resultados políticos se paraliza; ya que, ante el temor a la represión prefiere no salir a la calle a manifestar su inconformidad. Además, intuye que esta no es una forma adecuada de protestar. Por lo que se queda únicamente comentando los acontecimientos y quejándose de la situación. Se muestra a la expectativa, esperando a ver qué pasa, dejando la iniciativa a los demás y sólo acierta a comentar: “sí todos nos uniéramos las cosas cambiarían”

Entre tanto, los partidos políticos, principalmente el PRD y MORENA, así como algunos políticos  hacen llamados a protestar con acciones “civilizadas”, como recolectar firmas de protesta, dejar de pagar impuestos (el colmo en este aspecto es la propuesta del exdiputado federal Gerardo Fernández Noroña, quien llamó a no pagar el impuesto de la gasolina) o a “la desobediencia civil”; lo que muestra a estos partidos como esbirros del régimen, pues en realidad son apagafuegos o contenedores de la movilización popular. Por este tipo de declaraciones que hacen los dirigentes de los partidos mencionados podemos inferir que se han visto presionados por sus bases que les vienen obligando a realizar dichos llamados; pero en esencia no tienen la menor intención de echar abajo el gasolinazo, dado que a éstos solo les interesan los votos de los ciudadanos para las elecciones que se realizarán este año, principalmente en el estado de México y las federales del 2018. Tomando en cuenta el criterio electoralista prevaleciente entre estos dirigentes políticos partidarios, muchos ciudadanos, con justa razón, se muestran escépticos de que dichas medidas sean efectivas. El convencimiento a no participar se refuerza y se anula la posibilidad de continuar con las protestas.            

Por otro lado, un aspecto importante que hay que aplaudir es la gran cantidad de iniciativas y formas de protesta de parte de la población que, aunque se muestran de manera casi espontánea, son una evidencia contundente de que la población está dispuesta a actuar, pues hay un hartazgo por tanta corrupción, despilfarro, ostentación económica y cinismo político del grupo gobernante. No obstante, lo anterior, Peña Nieto tiene el descaro de pedir a la población que haga un sacrificio económico y acepte el aumento de los precios a los energéticos, ya que, según él: “esta medida es impuesta desde el exterior debido a los incrementos en los precios internacionales de la gasolina”. Peña Nieto afirma descaradamente que en un futuro la población empezará a sentir de manera positiva los efectos del gasolinazo.

Peña Nieto, desesperado por la magnitud de las protestas sociales, ha tenido que aparentar que está haciendo algo para resolver la situación de emergencia económica en que se encuentra el país debido al gasolinazo y ha llamado a establecer un acuerdo para el Fortalecimiento Económico y Protección de la Economía Familiar. Acuerdo que por la forma en que fue montado, ha sido más bien, uno más de los actos a los que ya nos tiene acostumbrados; donde, como dijo Julio Hernández, en su columna el “Astillero” de La Jornada, el escenario montado mostró la necesidad del propio Enrique Peña Nieto de apoyo político, aunque fuera el proporcionado por sus subordinados directos. En efecto, en la presentación de dicho acuerdo Peña Nieto supuestamente trató de incluir a los empresarios y a los dirigentes sindicales como representantes del sector obrero; sin embargo, a las pocas horas de que dio a conocer el acuerdo, los empresarios, en voz de Gustavo de Hoyos Walther, hicieron declaraciones desmintiéndolo. Por su parte, los dirigentes de telefonistas y de los trabajadores de la UNAM, así como el dirigente de los pilotos, respectivamente Francisco Hernández Juárez, Agustín Rodríguez y Mario Aguilera declararon que no podían avalar dicho acuerdo, cuando se mantiene el incremento a la gasolina y a todos los energéticos. Estas declaraciones echan por los suelos el llamado al pacto económico de Peña Nieto y muestra que todos los sectores están en contra del aumento a la gasolina. Además, se ve de manera clara que el presidente tiene su proyecto bien definido y no va a dar marcha atrás en su decisión de aumentar el precio de los energéticos. Para lograr la abolición del gasolinzo el pueblo trabajador tiene que generar un movimiento de envergadura nacional.      

También es necesario tomar en cuenta para el análisis de la situación actual que desgraciadamente los sindicatos han sido los grandes ausentes en las protestas o expresiones de rechazo al gasolinazo; en efecto, no se ha visto a los sindicatos universitarios: STUNAM, SITUAM, SUTUACM ni al sindicato de telefonistas o al sindicato del seguro social. Desgraciadamente, el EZLN, que recientemente mencionó que participaría en elecciones con una candidata indígena, no ha realizado ninguna declaración acerca del aumento a los energéticos, ni ha llamado a la movilización. Por su parte la dirección nacional de la CNTE tampoco ha hecho ningún llamado a la movilización nacional; aunque, por supuesto, los profesores a título individual han estado presentes en sus estados acompañando a las movilizaciones; sin embargo, el colectivo magisterial de la CNTE no ha convocado a una gran movilización nacional ni ha llamado a una coordinación de las movilizaciones. Es fundamental que la CNTE haga un llamado a la organización de una gran coordinación nacional, que agrupe a todos los que luchan para abolir el gasolinazo y por la derogación de la contra reforma educativa. ¡Es ahora o nunca!

Como mencionamos líneas arriba la espontaneidad de las iniciativas de la población tiene su aspecto positivo, pero al mismo tiempo posee un aspecto negativo; puesto que, como hay muchas manifestaciones, los ciudadanos no pueden asistir a todas, por lo que en dichas manifestaciones hay pocos asistentes, lo que poco a poco va generando el desgaste de la gente, hasta llegar el momento en que ésta, desilusionada, deja de participar, pues dichas manifestaciones no tienen la masiva participación que pudiera revertir el gasolinazo y las reformas estructurales. Las pequeñas manifestaciones son como el vapor de una olla con agua hirviendo que se disipa sin causar ningún efecto, pero el vapor contenido en una caldera puede generar una gran presión y mover un gran pistón con una fuerza increíble. Por eso, para que las manifestaciones tengan un efecto deseado se necesita de un gran FRENTE NACIONAL donde estén representados los profesores de la CNTE, los trabajadores universitarios, los estudiantes de la UNAM, del Politécnico y de las otras universidades, los campesinos, los indígenas, las mujeres etc.  Dicho frente actuaría como una dirección nacional, la cual tendría las funciones de organizar las protestas a nivel nacional y, sobre todo, organizar un PARO NACIONAL en el que participen todos los ciudadanos inconformes del país. Estas acciones tendrían la fuerza para tirar a Peña Nieto y empezar a construir un nuevo gobierno que tenga como finalidad el ascenso del pueblo trabajador y explotado de México a un estadio superior de su lucha emancipadora y de su evolución democrática.    

Nos encontramos ante un hecho indiscutible. Existe una gran desorganización en todo el país y muchos no saben qué hacer, a quién hacerle caso, a qué acto asistir, cómo expresar la inconformidad; ello se debe a que no existe una dirección política que sea democrática, incluyente y sobre todo, independiente de los partidos políticos y del gobierno. La dificultad para construir dicha dirección se encuentra en primer lugar en los partidos políticos PRD y MORENA que tratan de controlar todo tipo de iniciativas populares; en segundo término, se debe al protagonismo de muchos luchadores sociales que hacen su llamado de manera aislada sin incluir a otros grupos o sectores; en tercer término, se debe al sectarismo de las organizaciones políticas o sociales que quieren imponer sus posiciones políticas y ser ellos quienes sean la vanguardia del movimiento.

La gravedad de la situación demanda mucha paciencia y tolerancia y, sobre todo modestia, para integrar un FRENTE NACIONAL, donde participen todos los que se oponen al gasolinazo y estén dispuestos a emprender todas las acciones que exige la situación de lucha contra el gobierno de Peña Nieto. Este frente nacional debe organizar por consenso todas las acciones de carácter nacional o local en los barrios, escuelas, fábricas, colonias, municipios y estados, Esta es la estrategia que hay que poner en marcha para echar atrás el gasolinazo y las reformas neoliberales, así como evidentemente derribar a Peña Nieto.  
¡Abajo el gasolinazo!
                                                                    ¡Fuera Peña Nieto!                                                                                         ¡Abajo las reformas energética, laboral y educativa!

*Miembro de REDIME-MORESI corrientes sindicales democráticas del SMSEM

       


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