El
gasolinazo muestra que son tiempos de unidad y organización
Hacia la creación de un FRENTE NACIONAL
Ismael Contreras Plata*
El golpe propinado por el gobierno federal
a través del gasolinazo ha sido tan fuerte que, podemos decir sin temor a
equivocarnos que generó el hartazgo de la población mexicana. Prácticamente,
toda la población ha mostrado de diferentes maneras su indignación y rechazo al
aumento de los precios de los energéticos. Mercados, metro, combis,
hogares, escuelas y principalmente las redes sociales, todos son lugares donde
se escuchan las opiniones de inconformidad en contra del gobierno.
Estos tiempos que estamos viviendo son
decisivos para el desarrollo del país, sin embargo, enfrentamos momentos de una
terrible confusión política nacional. Un importante sector de la población
salió a expresar su inconformidad realizando marchas en prácticamente todo el
territorio nacional, desde el primero de enero. Unos bloquean carreteras
o liberan casetas en las autopistas pero también hay un sector de ciudadanos
desesperados, quizá la mayoría de ellos de manera espontánea, aunque cabe la
posibilidad de que hayan sido azuzados por personas infiltradas del gobierno,
entran a los supermercados a saquearlos y llevarse diferentes tipos de
productos, principalmente electrodomésticos.
Por la importancia y efectos políticos que
esta forma de protesta produce es significativo detenernos un poco a analizar
este fenómeno, debido a que, quien sale más beneficiado de los saqueos es el
gobierno: Primero, los saqueos son aprovechados por los medios de comunicación
para satanizar a los grupos que protestan, presentando como verdaderos vándalos
a las personas que participan en ellos, a continuación, los locutores piden a
gritos la intervención de la policía y fuerzas represivas; éstas llegan, diez o
quince minutos después de iniciado el saqueo, reprimiendo y deteniendo de
manera indiscriminada a todo mundo, incluso a personas ajenas a dichos actos,
que ocasionalmente se encontraban en el lugar. Después de estos actos, los
medios de comunicación presentan a la policía, no como lo que es, fuerza
represora; sino como una institución protectora de la sociedad y que evita el
desorden y el caos. El gobierno por su parte queda, ante la sociedad como el
garante de la seguridad pública y de la propiedad privada, es decir queda como
héroe.
Mientras tanto, grande sector de la
población al ver estos resultados políticos se paraliza; ya que, ante el temor
a la represión prefiere no salir a la calle a manifestar su inconformidad.
Además, intuye que esta no es una forma adecuada de protestar. Por lo que se
queda únicamente comentando los acontecimientos y quejándose de la situación.
Se muestra a la expectativa, esperando a ver qué pasa, dejando la iniciativa a
los demás y sólo acierta a comentar: “sí todos nos uniéramos las cosas
cambiarían”
Entre tanto, los partidos políticos, principalmente
el PRD y MORENA, así como algunos políticos hacen llamados a protestar
con acciones “civilizadas”, como recolectar firmas de protesta, dejar de pagar
impuestos (el colmo en este aspecto es la propuesta del exdiputado federal
Gerardo Fernández Noroña, quien llamó a no pagar el impuesto de la gasolina) o
a “la desobediencia civil”; lo que muestra a estos partidos como esbirros del
régimen, pues en realidad son apagafuegos o contenedores de la movilización
popular. Por este tipo de declaraciones que hacen los dirigentes de los
partidos mencionados podemos inferir que se han visto presionados por sus bases
que les vienen obligando a realizar dichos llamados; pero en esencia no tienen
la menor intención de echar abajo el gasolinazo, dado que a éstos solo les
interesan los votos de los ciudadanos para las elecciones que se realizarán
este año, principalmente en el estado de México y las federales del 2018.
Tomando en cuenta el criterio electoralista prevaleciente entre estos
dirigentes políticos partidarios, muchos ciudadanos, con justa razón, se
muestran escépticos de que dichas medidas sean efectivas. El convencimiento a
no participar se refuerza y se anula la posibilidad de continuar con las
protestas.
Por otro lado, un aspecto importante que
hay que aplaudir es la gran cantidad de iniciativas y formas de protesta de
parte de la población que, aunque se muestran de manera casi espontánea, son
una evidencia contundente de que la población está dispuesta a actuar, pues hay
un hartazgo por tanta corrupción, despilfarro, ostentación económica y cinismo
político del grupo gobernante. No obstante, lo anterior, Peña Nieto tiene el
descaro de pedir a la población que haga un sacrificio económico y acepte el
aumento de los precios a los energéticos, ya que, según él: “esta medida es
impuesta desde el exterior debido a los incrementos en los precios
internacionales de la gasolina”. Peña Nieto afirma descaradamente que en un
futuro la población empezará a sentir de manera positiva los efectos del gasolinazo.
Peña Nieto, desesperado por la magnitud de
las protestas sociales, ha tenido que aparentar que está haciendo algo para
resolver la situación de emergencia económica en que se encuentra el país
debido al gasolinazo y ha llamado a establecer un acuerdo para el
Fortalecimiento Económico y Protección de la Economía Familiar. Acuerdo que por
la forma en que fue montado, ha sido más bien, uno más de los actos a los que
ya nos tiene acostumbrados; donde, como dijo Julio Hernández, en su columna el “Astillero”
de La Jornada, el escenario montado mostró la necesidad del propio
Enrique Peña Nieto de apoyo político, aunque fuera el proporcionado por sus
subordinados directos. En efecto, en la presentación de dicho acuerdo Peña
Nieto supuestamente trató de incluir a los empresarios y a los dirigentes
sindicales como representantes del sector obrero; sin embargo, a las pocas
horas de que dio a conocer el acuerdo, los empresarios, en voz de Gustavo de
Hoyos Walther, hicieron declaraciones desmintiéndolo. Por su parte, los
dirigentes de telefonistas y de los trabajadores de la UNAM, así como el
dirigente de los pilotos, respectivamente Francisco Hernández Juárez, Agustín
Rodríguez y Mario Aguilera declararon que no podían avalar dicho acuerdo,
cuando se mantiene el incremento a la gasolina y a todos los energéticos. Estas
declaraciones echan por los suelos el llamado al pacto económico de Peña Nieto
y muestra que todos los sectores están en contra del aumento a la gasolina. Además,
se ve de manera clara que el presidente tiene su proyecto bien definido y no va
a dar marcha atrás en su decisión de aumentar el precio de los energéticos.
Para lograr la abolición del gasolinzo el pueblo trabajador tiene que generar
un movimiento de envergadura nacional.
También es necesario tomar en cuenta para
el análisis de la situación actual que desgraciadamente los sindicatos han sido
los grandes ausentes en las protestas o expresiones de rechazo al gasolinazo;
en efecto, no se ha visto a los sindicatos universitarios: STUNAM, SITUAM,
SUTUACM ni al sindicato de telefonistas o al sindicato del seguro social.
Desgraciadamente, el EZLN, que recientemente mencionó que participaría en
elecciones con una candidata indígena, no ha realizado ninguna declaración
acerca del aumento a los energéticos, ni ha llamado a la movilización. Por su
parte la dirección nacional de la CNTE tampoco ha hecho ningún llamado a la
movilización nacional; aunque, por supuesto, los profesores a título individual
han estado presentes en sus estados acompañando a las movilizaciones; sin
embargo, el colectivo magisterial de la CNTE no ha convocado a una gran
movilización nacional ni ha llamado a una coordinación de las movilizaciones.
Es fundamental que la CNTE haga un llamado a la organización de una gran coordinación
nacional, que agrupe a todos los que luchan para abolir el gasolinazo y por la
derogación de la contra reforma educativa. ¡Es ahora o nunca!
Como mencionamos líneas arriba la
espontaneidad de las iniciativas de la población tiene su aspecto positivo,
pero al mismo tiempo posee un aspecto negativo; puesto que, como hay muchas
manifestaciones, los ciudadanos no pueden asistir a todas, por lo que en dichas
manifestaciones hay pocos asistentes, lo que poco a poco va generando el
desgaste de la gente, hasta llegar el momento en que ésta, desilusionada, deja
de participar, pues dichas manifestaciones no tienen la masiva participación
que pudiera revertir el gasolinazo y las reformas estructurales. Las pequeñas
manifestaciones son como el vapor de una olla con agua hirviendo que se disipa
sin causar ningún efecto, pero el vapor contenido en una caldera puede generar
una gran presión y mover un gran pistón con una fuerza increíble. Por eso, para
que las manifestaciones tengan un efecto deseado se necesita de un gran FRENTE
NACIONAL donde estén representados los profesores de la CNTE, los trabajadores
universitarios, los estudiantes de la UNAM, del Politécnico y de las otras
universidades, los campesinos, los indígenas, las mujeres etc. Dicho
frente actuaría como una dirección nacional, la cual tendría las funciones de
organizar las protestas a nivel nacional y, sobre todo, organizar un PARO
NACIONAL en el que participen todos los ciudadanos inconformes del país. Estas
acciones tendrían la fuerza para tirar a Peña Nieto y empezar a construir un
nuevo gobierno que tenga como finalidad el ascenso del pueblo trabajador y
explotado de México a un estadio superior de su lucha emancipadora y de su
evolución democrática.
Nos encontramos ante un hecho indiscutible.
Existe una gran desorganización en todo el país y muchos no saben qué hacer, a
quién hacerle caso, a qué acto asistir, cómo expresar la inconformidad; ello se
debe a que no existe una dirección política que sea democrática, incluyente y
sobre todo, independiente de los partidos políticos y del gobierno. La
dificultad para construir dicha dirección se encuentra en primer lugar en los
partidos políticos PRD y MORENA que tratan de controlar todo tipo de
iniciativas populares; en segundo término, se debe al protagonismo de muchos
luchadores sociales que hacen su llamado de manera aislada sin incluir a otros
grupos o sectores; en tercer término, se debe al sectarismo de las
organizaciones políticas o sociales que quieren imponer sus posiciones
políticas y ser ellos quienes sean la vanguardia del movimiento.
La gravedad de la situación demanda mucha
paciencia y tolerancia y, sobre todo modestia, para integrar un FRENTE
NACIONAL, donde participen todos los que se oponen al gasolinazo y estén
dispuestos a emprender todas las acciones que exige la situación de lucha
contra el gobierno de Peña Nieto. Este frente nacional debe organizar por
consenso todas las acciones de carácter nacional o local en los barrios,
escuelas, fábricas, colonias, municipios y estados, Esta es la estrategia que
hay que poner en marcha para echar atrás el gasolinazo y las reformas neoliberales,
así como evidentemente derribar a Peña Nieto.
¡Abajo el gasolinazo!
¡Fuera Peña
Nieto!
¡Abajo
las reformas energética, laboral y educativa!
*Miembro de REDIME-MORESI corrientes sindicales democráticas del SMSEM
*Miembro de REDIME-MORESI corrientes sindicales democráticas del SMSEM
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