viernes, 27 de enero de 2017

¡A defender a México ante el imperialismo de EUA, SI! ¡ Unidad nacional con Peña Nieto, NO!



¡A defender a México ante el imperialismo de EUA, SI!
¡ Unidad nacional con Peña Nieto, NO!

Manuel Aguilar Mora

Desde el 1° enero con el anuncio del gasolinazo hasta el 25-26 del mismo mes con la confrontación política de los gobiernos de Trump en Estados Unidos (EUA) y de Peña Nieto en México, este último ha entrado en una situación crítica de consecuencias inauditas para los dos países. En especial los destinos de los pueblos, de los trabajadores y los oprimidos de ambos países se vincularán aún más estrechamente.

La cancelación de la reunión de los dos presidentes programada para el martes 31 de enero por parte de Peña Nieto, inmediatamente también asumida por Trump, es el punto culminante de una política conciliatoria y titubeante que éste mantuvo con el dirigente imperialista que hoy gobierna Estados Unidos. La política conciliadora del gobierno de Peña Nieto se inició desde la desafortunada invitación a visitar México que le hizo a Trump cuando éste era el candidato republicano para las elecciones presidenciales del país vecino de noviembre pasado. La base de esa posición era que había que ser dialogantes y razonables con el energúmeno. Una premisa por completo errónea y contraproducente como se mostró con evidencia cuando ya como presidente electo y hace unos días cuando tomó posesión del cargo Trump continuó incluso redoblándolos sus ataques a México e insistiendo que el muro de la vergüenza y la indignidad que quiere construir en la frontera entre los dos países sea pagado por los mexicanos.

La cancelación de la reunión hunde a Peña Nieto en el peor momento de su gobierno: con una abrumadora mayoría de la población que lo considera como el peor presidente en décadas y confrontado abiertamente con el gobierno estadounidense. Con la concordia en las relaciones bilaterales con EUA hecha pedazos, Peña Nieto se encuentra suspendido en una situación que lo acerca al borde del precipicio.

En el mundo politiquero, entre los partidos políticos oficiales “registrados” y entre los cómplices del régimen en diversos sectores, la crisis a la que ha llegado la relación diplomática con Trump de inmediato ha sido el motivo para sacar del baúl de las antigüedades lo que fue el hilo rojo de la política de los años dorados del nacionalismo mexicano, que también fueron los del PRI, la política de la “unidad nacional”. No es difícil saber por qué la invocan: puede permitirle al gobierno de Peña el alivio que tanto necesita en estos días turbulentos.

Pero la globalización capitalista acabó con todo eso y fue el propio PRI, con Salinas de Gortari como presidente, quien le puso la losa a dicho “nacionalismo” con la forja y puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio con EUA y Canada. La globalización es un hecho irreversible, está en la esencia del capitalismo, lo que al mismo tiempo quiere decir, es un proceso contradictorio y sometido a las leyes de este sistema que se basan primero que todo en la competencia económica que en momentos críticos puede llegar a ser dura y violenta y conducir, como se ha demostrado con creces en el siglo XX y se está ratificando en el nuevo siglo, a guerras devastadoras.

La situación actual de profunda crisis capitalista detonada desde 2008 y cuyas consecuencias no han podido neutralizarse a pesar de los no pocos esfuerzos de los gobiernos, ha producido acontecimientos mayores como la salida del Reino Unido británico de la Unión Europea (el llamado brexit) que mostró la crisis de esta última, el surgimiento de China, gobernada por el partido comunista fundado por Mao Tse Tung, como país clave de la economía mundial capitalista y el propio triunfo de Donald Trump contra todos los pronósticos políticos internacionales. El colapso del TLC de América del Norte es otra de las consecuencias de esta crsis capitalista mundial.

Los trabajadores y oprimidos de Méxco no deben ser quienes paguen esta crisis de sus explotadores nacionales y extranjeros. La demagogia de Trump que grita que EUA ha sido explotado por México y que EUA ha sido el gran perdedor del TLC, se vendrá abajo muy pronto cuando las promesas de cambio y esperanza que hizo a millones de trabajadores estadounidenses que votaron por él, se demuestren que eran completamente demagógicas. El TLC fue un proyecto que benefició en primer lugar a las grandes corporaciones estadounidenses que desmantelaron fábricas que tenían en Detroit, en Toledo, en Chicago y en otros lugares y las instalaron en la frontera mexicana y en muchas ciudades del interior de México. El resultado fue que lograron ganancias extraordinarias pues los salarios pagados a los trabajadores mexicanos eran diez o más veces menores a los que pagaban por el mismo trabajo en EUA. Benefició también a muchos capitalistas y comerciantes mexicanos que se convirtieron en socios menores de los capitalistas estadounidenses. De hecho, el déficit comercial que Trump señala tiene EUA con México representa en gran medida las ganancias extraordinarias que las grandes corporaciones imperialistas, en especial estadounidenses obtienen aqui. No es por filantropía, por ejemplo, que la empresa comercial más grande del mundo Wal-Mart ha instalado en México el mayor número de tiendas después de EUA.

El grueso de la burguesía mexicana ya no es “nacionalista”, los tiempos del cardenismo (el original del presidente Lázaro Cárdenas) han desaparecido para no volver. Los gobiernos priistas y sus imitadores panistas han sido y son gobiernos enfeudados a los intereses y mecanismos del imperialismo, en especial estadounidense. La actual crisis los está dejando pasmados, realmente para ellos la situación está llegando a un callejón sin salida. Pensar, imaginar que Peña Nieto puede ser el que encabece una pelea mínimamente creíble de defensa de los intereses del pueblo de México contra los designios imperialistas linda en la insania. No hay el menor fundamento para concebir al PRI o al PAN, incluso al PRD como partidos antiimperialistas.

En este mes de enero desde Baja California a Chiapas miles, cientos de miles de hombres y mujeres se han manifestado en las calles contra el gasolinazo decidido por Peña Nieto. Un grupo de sindicatos ha anunciado ya la realización de una gran manifestación en la Ciudad de México para el martes 31 de enero. Obviamente los acontecimientos que se han acelerado tan dramáticamente durante el mes que transcurre estarán muy presente en las próximas marchas, mitines y reuniones que se dan en todo el país. La cuestión del qué hacer ante el desafío que representa la agresión del gobierno de Trump se convertirá en la cuestión central junto a la de la lucha contra el gasolinazo de Peña Nieto.

Es muy previsible que cientos de miles, millones de mexicanos y mexicanas serán convocados a la defensa del país agredido por el gobierno del poderoso país vecino. Pero la lucha que se proyecta ya no será al estilo de la lucha nacionalista que se dio como consecuencia de la revolución mexicana de 1910. Hoy la globalización capitalista ha estrechado los destinos de los dos países, en primer lugar de los pueblos trabajadores de los dos países. En EUA hay millones de trabajadores mexicanos o de origen mexicano, 10 millones de ellos está amenazados de ser expulsados por Trump, otros más trabajan allá porque el capitalismo mexicano les ofreció trabajos mal pagados o de plano ningún trabajo y millones de familias mexicanas dependen de sus remesas, las cuales Trump también amenaza con intervenir. La lucha por sus derechos es vital para todo el pueblo de EUA pues las consecuencias económicas y sociales de su expulsión masiva (que ya empezó en el gobierno de Obama) serán devastadoras no sólo para México sino también para EUA.

Para los trabajadores de México sus intereses coinciden con los de los trabajadores de EUA. Los trabajadores de México no les “quitan”, como dice Trump, el trabajo a sus hermanos de EUA, son los capitalistas de los dos países los que se benefician de los salarios de hambre que reciben los primeros. Para ellos como para los trabajadores de EUA es vital lograr la nivelación salarial hacia arriba en ambos países y sólo una lucha solidaria también por arriba de la frontera puede conseguir eso. La reciente lucha de los obreros agrícolas de San Quintín en Baja California lo demostró con evidencia: para los obreros agrícolas de California es vital el mejoramiento de las condiciones de trabajo de sus hermanos del sur de la frontera.

Los tiempos están cambiando, como dice la canción de Bob Dylan de los 60's. Y, agregamos, en estos días de enero de 2017 lo hacen aceleradamente en América del Norte, tanto en EUA (¡una inaudita marcha de dos millones de mujeres y hombres protestando contra Trump en todo EUA un día después de su toma de posesión!) como en México. Son tiempos en que se gestan luchas sin paralelo en la historia de los dos países que la globalización capitalista ha unido estrechamente como nunca antes. Las luchas de sus pueblos no serán luchas aisladas una de la otra. Serán luchas unidas contra esa globalización capitalista y por una sociedad binacional solidaria en donde no sean ellos los que paguen por la crisis forjada en las contradicciones mismas del capitalismo. Serán luchas anticapitalistas, en las que en México los trabajadores junto a todo el pueblo explotado defienda los intereses de la nación de manera independiente de los partidos proburgueses y de sus líderes que son conciliadores y finalmente capituladores ante el imperialismo y en la que los trabajadores y el pueblo oprimido de EUA surjan como los aliados más importantes y decisivos de la transformación social de América del Norte.
Ciudad de México, 27 de enero de 2017

viernes, 13 de enero de 2017

El gasolinazo muestra que son tiempos de unidad y organización Hacia la creación de un FRENTE NACIONAL

El gasolinazo muestra que son tiempos de unidad y organización

Hacia la creación de un FRENTE NACIONAL

Ismael Contreras Plata*   

El golpe propinado por el gobierno federal a través del gasolinazo ha sido tan fuerte que, podemos decir sin temor a equivocarnos que generó el hartazgo de la población mexicana. Prácticamente, toda la población ha mostrado de diferentes maneras su indignación y rechazo al aumento de los precios de los energéticos.  Mercados, metro, combis, hogares, escuelas y principalmente las redes sociales, todos son lugares donde se escuchan las opiniones de inconformidad en contra del gobierno. 
   
Estos tiempos que estamos viviendo son decisivos para el desarrollo del país, sin embargo, enfrentamos momentos de una terrible confusión política nacional. Un importante sector de la población salió a expresar su inconformidad realizando marchas en prácticamente todo el territorio nacional, desde el primero de enero.  Unos bloquean carreteras o liberan casetas en las autopistas pero también hay un sector de ciudadanos desesperados, quizá la mayoría de ellos de manera espontánea, aunque cabe la posibilidad de que hayan sido azuzados por personas infiltradas del gobierno, entran a los supermercados a saquearlos y llevarse diferentes tipos de productos, principalmente electrodomésticos.

Por la importancia y efectos políticos que esta forma de protesta produce es significativo detenernos un poco a analizar este fenómeno, debido a que, quien sale más beneficiado de los saqueos es el gobierno: Primero, los saqueos son aprovechados por los medios de comunicación para satanizar a los grupos que protestan, presentando como verdaderos vándalos a las personas que participan en ellos, a continuación, los locutores piden a gritos la intervención de la policía y fuerzas represivas; éstas llegan, diez o quince minutos después de iniciado el saqueo, reprimiendo y deteniendo de manera indiscriminada a todo mundo, incluso a personas ajenas a dichos actos, que ocasionalmente se encontraban en el lugar. Después de estos actos, los medios de comunicación presentan a la policía, no como lo que es, fuerza represora; sino como una institución protectora de la sociedad y que evita el desorden y el caos. El gobierno por su parte queda, ante la sociedad como el garante de la seguridad pública y de la propiedad privada, es decir queda como héroe.

Mientras tanto, grande sector de la población al ver estos resultados políticos se paraliza; ya que, ante el temor a la represión prefiere no salir a la calle a manifestar su inconformidad. Además, intuye que esta no es una forma adecuada de protestar. Por lo que se queda únicamente comentando los acontecimientos y quejándose de la situación. Se muestra a la expectativa, esperando a ver qué pasa, dejando la iniciativa a los demás y sólo acierta a comentar: “sí todos nos uniéramos las cosas cambiarían”

Entre tanto, los partidos políticos, principalmente el PRD y MORENA, así como algunos políticos  hacen llamados a protestar con acciones “civilizadas”, como recolectar firmas de protesta, dejar de pagar impuestos (el colmo en este aspecto es la propuesta del exdiputado federal Gerardo Fernández Noroña, quien llamó a no pagar el impuesto de la gasolina) o a “la desobediencia civil”; lo que muestra a estos partidos como esbirros del régimen, pues en realidad son apagafuegos o contenedores de la movilización popular. Por este tipo de declaraciones que hacen los dirigentes de los partidos mencionados podemos inferir que se han visto presionados por sus bases que les vienen obligando a realizar dichos llamados; pero en esencia no tienen la menor intención de echar abajo el gasolinazo, dado que a éstos solo les interesan los votos de los ciudadanos para las elecciones que se realizarán este año, principalmente en el estado de México y las federales del 2018. Tomando en cuenta el criterio electoralista prevaleciente entre estos dirigentes políticos partidarios, muchos ciudadanos, con justa razón, se muestran escépticos de que dichas medidas sean efectivas. El convencimiento a no participar se refuerza y se anula la posibilidad de continuar con las protestas.            

Por otro lado, un aspecto importante que hay que aplaudir es la gran cantidad de iniciativas y formas de protesta de parte de la población que, aunque se muestran de manera casi espontánea, son una evidencia contundente de que la población está dispuesta a actuar, pues hay un hartazgo por tanta corrupción, despilfarro, ostentación económica y cinismo político del grupo gobernante. No obstante, lo anterior, Peña Nieto tiene el descaro de pedir a la población que haga un sacrificio económico y acepte el aumento de los precios a los energéticos, ya que, según él: “esta medida es impuesta desde el exterior debido a los incrementos en los precios internacionales de la gasolina”. Peña Nieto afirma descaradamente que en un futuro la población empezará a sentir de manera positiva los efectos del gasolinazo.

Peña Nieto, desesperado por la magnitud de las protestas sociales, ha tenido que aparentar que está haciendo algo para resolver la situación de emergencia económica en que se encuentra el país debido al gasolinazo y ha llamado a establecer un acuerdo para el Fortalecimiento Económico y Protección de la Economía Familiar. Acuerdo que por la forma en que fue montado, ha sido más bien, uno más de los actos a los que ya nos tiene acostumbrados; donde, como dijo Julio Hernández, en su columna el “Astillero” de La Jornada, el escenario montado mostró la necesidad del propio Enrique Peña Nieto de apoyo político, aunque fuera el proporcionado por sus subordinados directos. En efecto, en la presentación de dicho acuerdo Peña Nieto supuestamente trató de incluir a los empresarios y a los dirigentes sindicales como representantes del sector obrero; sin embargo, a las pocas horas de que dio a conocer el acuerdo, los empresarios, en voz de Gustavo de Hoyos Walther, hicieron declaraciones desmintiéndolo. Por su parte, los dirigentes de telefonistas y de los trabajadores de la UNAM, así como el dirigente de los pilotos, respectivamente Francisco Hernández Juárez, Agustín Rodríguez y Mario Aguilera declararon que no podían avalar dicho acuerdo, cuando se mantiene el incremento a la gasolina y a todos los energéticos. Estas declaraciones echan por los suelos el llamado al pacto económico de Peña Nieto y muestra que todos los sectores están en contra del aumento a la gasolina. Además, se ve de manera clara que el presidente tiene su proyecto bien definido y no va a dar marcha atrás en su decisión de aumentar el precio de los energéticos. Para lograr la abolición del gasolinzo el pueblo trabajador tiene que generar un movimiento de envergadura nacional.      

También es necesario tomar en cuenta para el análisis de la situación actual que desgraciadamente los sindicatos han sido los grandes ausentes en las protestas o expresiones de rechazo al gasolinazo; en efecto, no se ha visto a los sindicatos universitarios: STUNAM, SITUAM, SUTUACM ni al sindicato de telefonistas o al sindicato del seguro social. Desgraciadamente, el EZLN, que recientemente mencionó que participaría en elecciones con una candidata indígena, no ha realizado ninguna declaración acerca del aumento a los energéticos, ni ha llamado a la movilización. Por su parte la dirección nacional de la CNTE tampoco ha hecho ningún llamado a la movilización nacional; aunque, por supuesto, los profesores a título individual han estado presentes en sus estados acompañando a las movilizaciones; sin embargo, el colectivo magisterial de la CNTE no ha convocado a una gran movilización nacional ni ha llamado a una coordinación de las movilizaciones. Es fundamental que la CNTE haga un llamado a la organización de una gran coordinación nacional, que agrupe a todos los que luchan para abolir el gasolinazo y por la derogación de la contra reforma educativa. ¡Es ahora o nunca!

Como mencionamos líneas arriba la espontaneidad de las iniciativas de la población tiene su aspecto positivo, pero al mismo tiempo posee un aspecto negativo; puesto que, como hay muchas manifestaciones, los ciudadanos no pueden asistir a todas, por lo que en dichas manifestaciones hay pocos asistentes, lo que poco a poco va generando el desgaste de la gente, hasta llegar el momento en que ésta, desilusionada, deja de participar, pues dichas manifestaciones no tienen la masiva participación que pudiera revertir el gasolinazo y las reformas estructurales. Las pequeñas manifestaciones son como el vapor de una olla con agua hirviendo que se disipa sin causar ningún efecto, pero el vapor contenido en una caldera puede generar una gran presión y mover un gran pistón con una fuerza increíble. Por eso, para que las manifestaciones tengan un efecto deseado se necesita de un gran FRENTE NACIONAL donde estén representados los profesores de la CNTE, los trabajadores universitarios, los estudiantes de la UNAM, del Politécnico y de las otras universidades, los campesinos, los indígenas, las mujeres etc.  Dicho frente actuaría como una dirección nacional, la cual tendría las funciones de organizar las protestas a nivel nacional y, sobre todo, organizar un PARO NACIONAL en el que participen todos los ciudadanos inconformes del país. Estas acciones tendrían la fuerza para tirar a Peña Nieto y empezar a construir un nuevo gobierno que tenga como finalidad el ascenso del pueblo trabajador y explotado de México a un estadio superior de su lucha emancipadora y de su evolución democrática.    

Nos encontramos ante un hecho indiscutible. Existe una gran desorganización en todo el país y muchos no saben qué hacer, a quién hacerle caso, a qué acto asistir, cómo expresar la inconformidad; ello se debe a que no existe una dirección política que sea democrática, incluyente y sobre todo, independiente de los partidos políticos y del gobierno. La dificultad para construir dicha dirección se encuentra en primer lugar en los partidos políticos PRD y MORENA que tratan de controlar todo tipo de iniciativas populares; en segundo término, se debe al protagonismo de muchos luchadores sociales que hacen su llamado de manera aislada sin incluir a otros grupos o sectores; en tercer término, se debe al sectarismo de las organizaciones políticas o sociales que quieren imponer sus posiciones políticas y ser ellos quienes sean la vanguardia del movimiento.

La gravedad de la situación demanda mucha paciencia y tolerancia y, sobre todo modestia, para integrar un FRENTE NACIONAL, donde participen todos los que se oponen al gasolinazo y estén dispuestos a emprender todas las acciones que exige la situación de lucha contra el gobierno de Peña Nieto. Este frente nacional debe organizar por consenso todas las acciones de carácter nacional o local en los barrios, escuelas, fábricas, colonias, municipios y estados, Esta es la estrategia que hay que poner en marcha para echar atrás el gasolinazo y las reformas neoliberales, así como evidentemente derribar a Peña Nieto.  
¡Abajo el gasolinazo!
                                                                    ¡Fuera Peña Nieto!                                                                                         ¡Abajo las reformas energética, laboral y educativa!

*Miembro de REDIME-MORESI corrientes sindicales democráticas del SMSEM

       


jueves, 12 de enero de 2017

Demandan a Cienfuegos ante la PGR por daño moral y laboral El cambio obligó a más de 680 profesores a renunciar sin liquidación

La Jornada
Política

Responsable del nuevo modelo educativo en el Ejército: maestros civiles
Demandan a Cienfuegos ante la PGR por daño moral y laboral
El cambio obligó a más de 680 profesores a renunciar sin liquidación
Jesús Aranda
 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de julio de 2016, p. 15
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     El secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, fue denunciado ante la Procuraduría General de la República (PGR) por el supuesto daño moral y laboral causado a dos profesores civiles adscritos a la Escuela Médico Militar, a quienes les cambiaron unilateralmente las condiciones laborales para que aceptaran renunciar a sus plazas de base sin la indemnización a que tienen derecho.
Evaristo Maldonado Preciado y Julieta Valadez Rodríguez, con más de 20 años de antigüedad como profesores en la Escuela Médico Militar, presentaron la querella el pasado día 13 por considerar que es el principal responsable de la aplicación del nuevo modelo educativo castrense, que culminó con el despido de más de 680 profesores civiles, quienes hasta hace dos años laboraban en los planteles de la Sedena.
Los denunciantes y la profesora Noemí Cárdenas Rodríguez, quien enfrenta un proceso laboral con el que las autoridades castrenses pretenden darla de baja, son los únicos tres maestros civiles con base que continúan peleando por sus derechos laborales.
Señalaron que los planteles militares modificaron las condiciones de su planta docente civil, al obligarlos a acudir ocho horas diarias a su trabajo, tengan o no algo que hacer, siendo que antes su deber era acudir las horas programadas de clases frente al grupo y asistir a actividades pedagógicas complementarias, nada más.
En el expediente de ambas causas (la denuncia contra Cienfuegos y la demanda laboral), están integrados dos oficios –ambos en poder de La Jornada– emitidos por la sección pedagógica de la Escuela Médico Militar, firmadas por el director del plantel, general Daniel Gutiérrez Rodríguez.
El primero (SP/SSD-290), fechado el 8 de marzo de 2014, señala que el Programa Sectorial de Defensa Nacional 2013-2018 tiene como propósito realizar cambios sustantivos en el Sistema Educativo Militar para alcanzar la excelencia académica, entre otros.
Con base en lo anterior, añade el texto, la Dirección General de Educación Militar y Rectoría de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos emitió diversas disposiciones, como que “a partir del 10 de marzo de 2014 debe acudir a laborar ocho horas diarias de lunes a viernes en las instalaciones de este plantel, debiendo registrar su entrada y salida en el reloj checador…”.
Sin embargo, un día después, el oficio (SP/SSD-292), con el asunto se nulifica oficio, precisa: En relación con el mensaje citado en antecedentes, oficio número SP/SSD-290 de fecha ocho de marzo de 2014, hago de su conocimiento que queda sin efectos, firmado por el general Daniel Gutiérrez Gutiérrez.
Los quejosos argumentan que las acciones que obligaron a los docentes civiles a aceptar la decisión unilateral de acudir ocho horas diarias a los planteles, tuvieran o no clases, quedaron sin efecto con ese documento y que, a pesar de ello, la demanda laboral presentada por la procuraduría militar (que posteriormente dio lugar a la demanda contra el Cienfuegos ante la PGR, por parte de los maestros civiles) no tiene fundamento legal.

Estados Unidos La ascensión del trumpismo

Correspondencia de Prensa
12 de enero 2017
Boletín Informativo
redacción y suscripciones
Estados Unidos   
La ascensión del trumpismo
Barry Sheppard
A l´encontre, 7-1-2017
Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur
Una de las características de la reciente campaña electoral presidencial habrá sido la manifestación de las profundas divisiones en el seno de los dos partidos, demócrata y republicano. Esto se añadía al atasco en el Congreso, el pat, entre los dos partidos del capitalismo. Además de esto, el país está muy polarizado a propósito de la raza, la economía y muchas otras cuestiones.
Hay que subrayar igualmente que no hay un partido de masas de la clase trabajadora que habría podido convertirse en el campeón de una alternativa.
Donald Trump ha aparecido -luego ha sido elegido- como el hombre fuerte que va a coger los asuntos en sus manos y poner las cosas en su sitio. Aunque la forma en que va a hacerlo exactamente permanezca abierta sobre muchos puntos.
El trasfondo de esta desorientación en la política de la clase dominante, es la Gran Recesión de 2007-2008 con los rescates por el presupuesto federal de las instituciones financieras y de la industria del automóvil, mientras la masa de los trabajadores era golpeada por el paro, los desahucios, los recortes salariales, etc. En el lento restablecimiento económico durante los ocho años siguientes, las ganancias han subido pero no el nivel de vida de la clase obrera. El 95 % de los hogares no han visto subir sus rentas hasta alcanzar el nivel de 2007. La desigualdad en la distribución de la riqueza y de las rentas ha aumentado.
Estos ocho años corresponden a los años de la administración Obama. Durante estos ocho años, la administración Obama ha hecho poco para contrarrestar esta realidad. De hecho, cuando los republicanos han recuperado el control de la Cámara de Representantes en 2010, para girar duramente a la derecha, los demócratas se han visto superados por la derecha pero no demasiado. Y han dado su acuerdo a grandes recortes presupuestarios en los programas sociales.
Los aparatos demócrata y republicano prestan poca atención a la desesperación y la cólera creciente en toda la clase obrera, negros, blancos, latinos, asiáticos, y otros. Mucha gente de la llamada clase media teme ser echados hacia abajo, hacia la clase obrera, o ha caído ya allí. Los dos candidatos que han hecho campaña contra el establishment, Bernie Sanders entre los demócratas y Donald Trump entre los republicanos, han sintonizado con esta cólera.
De hecho, el demagogo Trump ha planteado pocas verdaderas propuestas para restablecer los empleos bien pagados. Ha acusado a otros países, particularmente México y China, países con muy bajos salarios en los que las empresas estadounidenses subcontratan los elementos de su producción de fuerte intensidad de mano de obra. Trump se ha jurado emplear las tarifas aduaneras para oponerse a ello. Ha combinado esta posición nacionalista con la estigmatización racista -utilizando la retórica del chivo expiatorio- de los negros, los latinos y las personas migrantes, haciéndoles culpables de la pérdida de empleos de los obreros blancos.
La campaña y los debates de las elecciones primarias del Partido Republicano han visto a Donald Trump atacar a sus opositores del aparato republicano haciendo un uso de insultos y expresiones denigrantes sin precedentes. Su argumento principal, que ha repetido sin cesar, era que un hombre fuerte debía encargarse del gobierno y cambiarlo todo. Y que él era ese hombre fuerte, por oposición a los “perdedores” que eran sus rivales. Que era el candidato de la “ley” y el “orden” y que si era elegido, emplearía su poder para hacer un gobierno nuevo de arriba abajo.
Al hacerlo, Trump se ha apoderado del Partido Republicano que le está ya completamente entregado. La mayor parte de los republicanos en el Congreso, dejando aparte algunas viejas glorias oficiales marginadas, son tan de derechas que Trump les va como anillo al dedo. Además, cualesquiera que sean las divergencias que puedan tener con él, están superadas por la conciencia que tienen de que triunfarán o caerán con él.
Entre los demócratas, las primarias se han reducido rápidamente a dos candidatos, Hillary Clinton y Bernie Sanders. Hillary Clinton era la opción del aparato del partido y como tal ha hecho campaña. Sanders, por su parte, ha hecho campaña como el opositor al 1% de los superricos y ha propuesto medidas para atenuar la suerte de las trabajadoras y trabajadores, presentándose a sí mismo como socialista demócrata. Sus propuestas comprendían una subida del salario mínimo a 15 dólares la hora, el reemplazo del Obamacare, basado en las compañías de seguros, por un seguro de enfermedad nacional para todos y todas, la gratuidad del acceso a los colegios y universidades públicas de los Estados, y otras propuestas de este tipo.
Ante la sorpresa del aparato demócrata, su campaña ha enganchado con los trabajadores y las trabajadoras, y entre los jóvenes en particular, incluyendo los jóvenes negros. En su mayor parte de gente de menos de 25 años, su formación política ha tenido lugar durante los años que han seguido a la Gran Recesión de 2007-2008. Bernie Sanders ha celebrado grandes y entusiastas mítines de masas que contrastaban con las modestas manifestaciones de la campaña de Hillary Clinton. El establishment se ha apiñado alrededor de Hillary Clinton para desacreditar a Bernie Sanders como han revelado los documentos publicados por WikiLeaks. Hillary Clinton ha sido también ayudada por la base tradicional de los demócratas entre las personas negras de más edad. Bernie Sanders ha perdido y luego ha hecho campaña en favor de Clinton. El talón de Aquiles de la campaña de Sanders -y lo que ha seguido- es que él apoyaba al Partido Demócrata, intentando reformarle y no construir un nuevo partido, social-demócrata, opuesto a la ciudadela de la clase dominante capitalista que es el Partido Demócrata.
Durante la campaña posterior a las convenciones de los dos partidos, tanto Hillary Clinton como Donald Trump recibían evaluaciones mayoritariamente negativas en los sondeos entre la población. Donald Trump ha hecho campaña como el candidato opuesto al establishment contra la Clinton del establishment. Finalmente, aunque Hillary Clinton haya logrado el voto popular [por alrededor de 2,5 millones de votos], es Trump quien ha obtenido la mayoría del Colegio electoral para emerger tras su victoria como el hombre fuerte que iba a transformar el gobierno a su imagen.
La base electoral de Trump se sitúa entre los elementos abiertamente racistas de las clases media y obrera blancas. Son ellas y ellos quienes se han reagrupado detrás de sus ataques racistas contra los mexicanos y la emigración latina; de su amenaza de “resolver” el problema del movimiento Black Lives Matter y de las comunidades negras en general con aún más ocupación y represión policiales; de sus proposiciones de prohibir a las personas musulmanas la entrada en el país e instituir una lista de vigilancia de las que vivan en el país, incluyendo a quienes tienen la ciudadanía; y de sus alusiones antisemitas.
Sus ataques contra las mujeres por su apariencia, luego su justificación por haberse jactado de sus agresiones sexuales, han sido también aplaudidas.
Todos los ataques de este tipo en sus mítines, que se volvían cada vez más masivos, han sido celebrados con ovaciones y consignas cantadas a coro, como lo han sido sus incitaciones a la violencia contra cualquier protestatario presente. Sus ataques contra Hillary Clinton eran aplaudidos a los gritos de “¡A la cárcel! ¡A la cárcel”.
Es importante subrayar que los racistas declarados son una minoría entre los blancos de todas las clases sociales, pero una minoría significativa; pero son una mayoría entre los blancos de la antigua Confederación de los Estados esclavistas del Sur. Esto está enraizado en toda la historia de los Estados Unidos desde la época de la esclavitud hasta el actual racismo estructural e institucionalizado sobre el que Black Lives Mater  ha dirigido su foco.
Desde los años 1970, los republicanos han sido vistos en su conjunto como el partido de los blancos.
No todos, ni siquiera la mayor parte de quienes han votado por Trump son racistas declarados. Muchos esperan ingenuamente que Trump obligue al sistema a traer buenos empleos. Pero han estado dispuestos a dejar de lado el racismo declarado de Trump, su misoginia, y sus brutales intimidaciones, para votar por él. Como blancos y blancas, temían también, aunque fuera de forma inconsciente, ser rebajados hasta el nivel de los pueblos de color.
Trump puede contar no solo con el control por los republicanos de las dos cámaras del Congreso, sino también de los dos tercios de los Parlamentos de los Estados. Éstos aplican ya algunas de sus propuestas, y se dedican a atacar a los sindicatos, los derechos de voto, los derechos de las mujeres, etc. Serán enardecidos por la elección de Trump.
Trump hereda igualmente muchos aspectos del Estado fuerte de las administraciones pasadas, tanto demócratas como republicanas. El espionaje electrónico tentacular por la NSA (National Security Agency) de todos los americanos y de una gran parte del mundo está ya en sus manos, como lo están la CIA, el FBI y todas las agencias similares como la NCIS (el Servicio de Investigación Criminal de la Marina), célebre por la célebre serie de TV del mismo nombre. Desde hace más de medio siglo, la guerra ha sido la prerrogativa de los presidentes. Va a ser el comandante en jefe de la más formidable máquina militar que jamás haya visto el mundo.
¿A qué se va a parecer un régimen Trump?
Sus decisiones a la hora de conformar su gobierno y otros puestos dan una idea. Pero lo que es igualmente importante es la forma en que esas decisiones han sido tomadas. Desde su lujoso apartamento en la Trump Power, en la ciudad de Nueva York, ha recibido durante todas estas semanas a un gran número de personas para entrevistas privadas, ostensiblemente para examinar un amplio abanico de candidatos y de opiniones. Se ha convertido en un circo mediático cotidiano de especulación sobre sus intenciones. Ha recibido incluso a personajes del establishment republicano como Mitt Romney que se había negado a hacer campaña a su favor. Aunque haya calificado el cambio climático como una inocentada china, ha recibido al demócrata Al Gore, que se ha posicionado desde hace años como portavoz de la necesidad de frenar el calentamiento climático.
Son numerosos quienes en los medios privados han caído en la trampa de todo esto para pensar que Trump estaba quizás cambiando. Pero la realidad es que quienes han venido a hablar con Trump se inclinaban ante él como si estuvieran suplicando a los pies de un rey o de un papa, capitulando ante él de manera abyecta. El resultado fue realzarle más aún como el autócrata en el puesto de mando, que tendría en sus manos su destino. Debemos tener presente que este desfile hacia aparecer a los elegidos como gentes gratificadas por su voluntad y enteramente devotas a él.
Dicho esto, es revelador considerar las personas elegidas. Muchos han subrayado que el gabinete gubernamental que ha reunido está en gran medida compuesto de multimillonarios que en su conjunto totalizan más de 9,5 mil millones de dólares de fortuna. Puestos clave van a ser ocupados por generales, banqueros, señores de los combustibles fósiles, por personajes autoritarios y racistas.
Una decisión había sido tomada antes de las elecciones, el del nuevo vicepresidente, Mike Pence. Viene de los ultraevangelistas cristianos blancos que por primera vez tienen a uno de sus líderes en la Casa Blanca, aunque cada noche vuelva a dormir a otra residencia. Como miembro del Congreso, se ha opuesto a la financiación federal de los tratamientos anti-VIH si el gobierno no financiaba igualmente programas contra la homosexualidad. Se ha opuesto a la autorización, otorgada ya, a los gays para entrar en las fuerzas armadas. Declara que “me alegraré el día en que Roe vs Wade (el juicio del Tribunal Supremo que legalizó el aborto) sea echado al basurero de la historia”. Como gobernador de Indiana, ha firmado una de las leyes antiaborto más restrictivas de los Estados Unidos. Está igualmente en contra de las personas migrantes, apoya las escuelas cristianas contra las escuelas públicas, niega el cambio climático, y todo en este estilo.
Veamos algunas cortas descripciones a propósito de los otros elegidos por Trump y se podría decir aún mucho más.
El Fiscal General elegido por Trump, Jeff Sessions, un racista de Alabama, estará encargado de poner en pie la “ley y el orden” de Trump en el interior del país. Como Trump, apoya a la policía contra el movimiento Back Lives Matter, apoya la Guerra contra las drogas y la encarcelación en masa, y será duro con las personas inmigrantes. Podría emplear su función contra los disidentes.
Steve Bannon será el principal consejero de Trump. Es conocido como el antiguo propietario de Breitbart News del que él mismo ha declarado que era la voz de la extrema derecha “all-right”, un eufemismo para designar a los supremacistas blancos. Pero lo que es menos conocido es un alegato a favor de una presidencia autoritaria.
El Consejero para la Seguridad Nacional será el teniente general jubilado Michael Flynn. Ataca al islam como religión, declara que “temer a los musulmanes” es “racional”, afirma que Irán es la mayor amenaza para los Estados Unidos, y que la charia no deja de progresar en los Estados Unidos, etc.
El Secretario de Defensa de Trump está previsto que sea el general jubilado, llamado “Perro loco”, James Mattis, que fue comandante central en las guerras de los Estados Unidos contra Afganistán e Irak que destruyeron los dos países. Ha bromeado diciendo que era “divertido” (fun) matar afganos que se resistían a la invasión de los Estados Unidos.
Para dirigir los departamentos del tesoro y del comercio, Trump ha elegido a Steven Mnuchin y a Wilbur Ross, dos multimillonarios a la cabeza de fondos especulativos (hedge funds) que se han beneficiado de los desahucios durante la Gran Recesión.
Como Secretario de Estado, Trump propone al director de Exxon, Rex Tillerson, un negador del cambio climático (por usar un eufemismo) cuyo saber hacer internacional está limitado a las amplias propiedades de Exxon por todo el mundo, que aprovechará para favorecer gracias a su nueva función.
Hay una serie de nombramientos para dirigir agencias que esos personajes intentan debilitar o destruir. Comprenden:
Ryan Zinke como Secretario de Interior, responsable de gestionar las tierras y las aguas federales de todo el país. Es un antiguo comandante de los submarinistas de combate de la marina y, como congresista de Montana, ha propuesto eliminar las protecciones legales y reglamentarias que tienen relación con las tierras y aguas públicas.
Rick Perry, como Secretario de Energía. Ha propuesto abolir este departamento así como la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA). Es un antiguo gobernador de Texas estrechamente ligado a los gigantes de los combustibles fósiles. Y un negador del cambio climático.
Como Secretario de Trabajo, Andrew Puzder, que está a la cabeza de una gran cadena de comida rápida. Está opuesto a los sindicatos, contra un salario mínimo y contra las regulaciones de la industria. Es conocido por sus ataques contra el Departamento de Trabajo cuya dirección va a tomar, departamento al que ha acusado siempre de ser favorable a los trabajadores.
Scott Pruit para la Agencia de Protección Medioambiental /EPA, un cercano a los reaccionarios de los combustibles fósiles. Rechaza la ciencia oficial del cambio climático y ha construido su carrera combatiendo las regulaciones de protección del medio ambiente. Trump ha declarado que el EPA ha “gastado durante mucho tiempo los dólares del contribuyente para un programa antienergía fuera de todo control que ha destruido millones de empleos” y que Scott Pruit “va a invertir esta tendencia”.
Ben Carson para el Departamento de Vivienda. Este millonario es un neurocirujano que no sabe nada de vivienda. Está opuesto a los programas de ayuda a los propietarios de su vivienda, en particular a los de bajas rentas. En general, piensa que los problemas que tienen las personas de bajas rentas son por su culpa.
Betsy DeVos como Secretaria de Educación. Está opuesta a las escuelas públicas y sostiene los programas de privatización, apoya las escuelas cristianas y ha impulsado este programa en Michigan. Viene también de una familia de multimillonarios y su hermano Erik Prince fue uno de los fundadores del ejército de mercenarios Blackwater USA muy conocido y contratado por el ejército estadounidense para hacer el trabajo sucio y los asesinatos en Irak.
Tom Rice, miembro de la Cámara de Representantes por Georgia, para dirigir el Departamento de Salud y de servicios a la persona. Ha llevado a cabo una cruzada contra el Obamacare declarando que era la medicina socializada. Va a ayudar a retirarlo para reemplazarlo por algo aún peor.
Estos son algunas de las personas de las que Trump se ha rodeado. Lo que va a plantear, son las posiciones de éstas. Hasta dónde podrá ir con este programa dependerá de la oposición que suscite.
Lo que Trump va a hacer con certeza
En primer lugar, será el candidato de “la ley y el orden”. Aumentará los poderes de la policía para mantener una losa sobre las comunidades negra y latina. No habrá ya supervisión federal (ya muy escasa) de la violencia policial en las comunidades. No habrá marcha atrás en la Guerra contra las drogas, o las encarcelaciones masivas, sino su aumento. Las acciones de empresas privadas de cárceles han subido en la Bolsa como consecuencia de la elección de Trump. Habrá aún más militarización de la policía.
Va a aumentar el control, ya imponente, de la frontera con México, pero no la de Canadá. Las deportaciones masivas realizadas por el gran deportador, Obama, van a aumentar con fuerza.
Los gastos militares van a aumentar significativamente. El arsenal estadounidense de armas nucleares, ya en vías de “modernización” por Obama, al precio de alrededor de un billón de dólares, va a aumentar.
Bajo una forma u otra, va a impedir a la mayor parte de las personas de religión musulmana inmigrar a los Estados Unidos, incluyendo a los millones de personas refugiadas desesperadas de las guerras de Washington contra los países árabes.
Son seguras grandes bajadas de impuestos para los ricos. Las reglamentaciones que afectan a las sociedades financieras serán reducidas. Las que afectan a las grandes compañías del petróleo, carbón, y del gas natural, incluyendo el fracking (fractura hidráulica) serán abolidas o quedarán sin repercusión práctica (ese es el real contenido de la negación por Trump del cambio climático), igual que las reglamentaciones de otras industrias, incluyendo los bancos y demás intereses financieros. Celebrándolo por adelantado, la Bolsa se ha disparado tras la elección de Trump.
Trump y el Congreso republicano van a legislar para derogar el Obamacare, pero lo que vayan a poner en su lugar no está claro. Tanto el propio Trump como los políticos republicanos temen una respuesta si demasiada gente pierde algo de su seguro de enfermedad o ve subir rápidamente los costes de su salud.
Trump va a designar un candidato para ocupar el puesto vacante en el Tribunal Supremo que dará su voto para derogar la sentencia Roe versus Wade, que había legalizado el aborto. Este nuevo juez servirá igualmente para apoyar a Trump si éste encuentra problemas legales, lo que es probable. Los Estados serán animados a dictar más restricciones al derecho al aborto.
Lo que va a hacer probablemente
Además de aumentar los gastos militares, Trump proyecta grandes trabajos de infraestructura. Esta perspectiva ha sido también un factor de la subida de la Bolsa. Pero ofrece propuestas contradictorias para el financiamiento posible de esos grandes trabajos y el Congreso republicano ha sido siempre reticente a votar gastos para este tipo de proyectos.
La Agencia para la Protección del Medio Ambiente, además de apoyar las proposiciones de Trump para la Big Energie evocadas más arriba, va a recortar otras reglamentaciones medioambientales y dejar probablemente que la Agencia misma deje de ser pertinente. Las protecciones al medio ambiente en el trabajo que protegen a los trabajadores van probablemente a sufrir también.
Probablemente, Trump va a aumentar los derechos de aduana que gravan las importaciones, particularmente las que vienen de China. Los negocios con Rusia van probablemente a mejorar. Pero Trump va a seguir un programa general proteccionista y nacionalista en economía.
A lo largo de toda su campaña, Trump ha atacado constantemente a los grandes medios privados, calificándolos de “basura mugrienta” (scum), o incluso peor. Va a continuar haciéndolo, pues intenta así domesticarlos, un esfuerzo que va a producir frutos, y que ha tenido ya un cierto éxito. Celebrará pocas conferencias de prensa y continuará empleando tweets y otros métodos para pasar por encima de la cabeza de los periodistas. Quiere modificar las leyes sobre la difamación y la calumnia para hacer más fácil llevar ante los tribunales a las personas y la prensa que “calumnien” a las figuras públicas como él mismo, algo que es difícil de hacer en el estado actual de la legislación.
Va a atacar los derechos democráticos en general, lo que está ya en marcha en los Estados gobernados por los republicanos. Cómo va a desarrollarse esto es algo que queda por ver, pero podemos esperarnos más restricciones del derecho de reunión y de manifestación, y más violencia policial con ese motivo.
Sobre la política exterior, queda mucho por ver. El designado para ser Secretario de Estado, Rex Tillerson, es un amigo del muy conservador y muy autoritario presidente ruso Vladimir Putin. La promesa de campaña de Trump de devaluar y de rebajar (downgrade) a la OTAN puede ser olvidada, o quizás no.
Las promesas de Trump de llevar una guerra comercial contra China han recibido un impulso al nombrar a Peter Navarro como su gurú del comercio en la Casa Blanca. Navarro es conocido por sus opiniones extremas contra el comercio con China, que implican “romper el libro de reglas” a propósito de la “relación económica bilateral más importante del mundo” según el Financial Times. Esto puede desembocar en una fisura más profunda entre China y los Estados Unidos en todos los terrenos.
Sabemos que la designación de David Friedman como embajador en Israel quita la hoja de parra de Washington de la “solución de dos Estados”. Friedman tiene lazos estrechos con los colonos israelíes de Cisjordania, está opuesto a todo Estado palestino, ni siquiera un Estado desprovisto de fuerzas armadas cuyas fronteras y política exterior estén controladas por Israel -es decir, la propuesta de un “Estado” palestino que hace Washington. Friedman está a favor de la anexión de Cisjordania. Trump declara que va a desplazar la embajada de los Estados Unidos en Israel de Tel-Aviv a Jerusalén, ratificando así la pretensión de Israel a la totalidad de la ciudad.
Nada de extraño por tanto en que Netanyahu se alegre de “trabajar con” Trump y que haya proseguido a toda marcha la implantación de nuevas colonias.
¿Cuál será la naturaleza del nuevo régimen de Trump?
Algunos en la izquierda liberal, y algunos socialistas también, han subrayado el racismo de Trump, su misoginia, su autoritarismo, sus pretensiones demagógicas de apoyar a los trabajadores, sus posiciones antidemocráticas, para pretender que es un fascista.
Es completamente falso. El fascismo es un movimiento de masas, organizado, e incluso armado, dispuesto a combatir al movimiento obrero (partidos y sindicatos) en la calle antes de tomar el poder y de aplastarle mediante una violencia masiva tras haber tomado el poder, y a instituir un Estado totalitario para hacerlo. La clase dominante capitalista no recurre a esta solución extrema mientras su dominación no haya sido amenazada por los trabajadores. No existe una amenaza así en los Estados Unidos, hoy por lo menos.
El fascismo es un asunto serio y emplear este término sin reflexionar implica tomarlo a la ligera. Trotsky, cuando ponía en guardia al movimiento obrero alemán contra el peligro del fascismo en ascenso, decía que el fascismo alemán, basado en una economía más desarrollada, haría parecer al fascismo italiano una comida campestre. Un fascismo en los Estados Unidos haría parecer, en comparación, al hitlerismo como una versión un grado por debajo.
Es cierto que grupos nacionalistas blancos, que tienen una mentalidad fascista, se han sumado a la campaña de Trump. Presumen abiertamente de que éste ha hecho su mensaje más aceptable (mainstream) y que han podido crecer gracias a ello. Pero siguen siendo pequeños, siguen fragmentados. Y son incapaces de unirse detrás de un líder. La nominación de Bannon es significativa sobre todo porque va a ser el principal consejero de Trump, pero es también un hueso a roer lanzado a la extrema derecha “alt-right”.
Entonces, ¿cómo caracterizar el fenómeno Trump? Aquí es útil recordar el análisis que hizo Marx del régimen de Luis Bonaparte, elegido presidente de la República francesa en diciembre de 1848 ante la sorpresa general, y que tomó el poder en 1851 en Francia mediante un golpe de Estado militar en un acto que bajó el telón de la revolución de 1848 y estableció un gobierno autoritario del “Emperador Napoleón III” que duró veinte años. Marx citaba a Víctor Hugo que llamaba a Luis Bonaparte Napoleón el pequeño. Efectivamente, en comparación con su famoso tío, Luis era una mediocridad, como Trump. Marx le llamaba una “insípida nulidad”.
Pero entonces, ¿cómo tomó el poder? Fue en el contexto de la incapacidad de los partidos burgueses en disputa para llegar a un acuerdo suficiente entre ellos y entre sus diversas fracciones internas con el fin de lograr gobernar efectivamente. Además, el movimiento obrero estaba de retirada, tras haber sufrido una importante derrota.
Se había creado un vacío de poder y Luis Bonaparte lo ocupó, prometiendo ser el hombre fuerte que tomaría las cosas en sus manos y las pondría en orden.
Luis Bonaparte prometió un programa masivo de trabajos públicos para desarrollar la industria, como Trump. Era personalmente un corrupto, como Trump, y está fuera de duda que Trump va a aumentar su bolsa y la de sus hijos, también la de sus amiguetes capitalistas, igual que hizo Luis Bonaparte. Luis Bonaparte tenía el apoyo de la policía -casi todas las asociaciones policiales (abusivamente llamadas sindicatos) en los Estados Unidos han hecho campaña por Trump. También una gran parte de la casta de los oficiales de las fuerzas armadas.
Luis Bonaparte tenía lazos estrechos con el hampa. Trump y su padre eran tiburones del sector inmobiliario en Nueva York, con lazos estrechos con el crimen organizado, lo que por otra parte era una necesidad para los promotores inmobiliarios en esa ciudad.
Ninguna analogía histórica es perfecta y los Estados Unidos en 2016-2017 no son la Francia de 1851. Pero hay parecidos manifiestos con la subida del mediocre Trump. No ha tomado aún todo el poder en sus manos, con una fachada de democracia burguesa, como había hecho Luis Bonaparte y es posible que no lo haga nunca. En el momento actual parece más bien el astuto maniobrero que era Luis Bonaparte antes de su golpe de Estado. Caracterizaría a Donald Trump hoy como un “me gustaría” ser Luis Bonaparte.
Pero bajo un aspecto la situación en los Estados Unidos es muy diferente a la de la Francia de 1851, lo que hace de una presidencia autoritaria de Trump -es lo que vamos a tener- algo bastante más peligroso que el régimen dictatorial de Luis Bonaparte. Es sencillamente la potencia de los Estados Unidos en el mundo de hoy y el poder, económico, policial y político de la clase capitalista de los Estados Unidos comparado a aquellos años lejanos en Francia. El peligro será aún peor si Trump consolida alrededor de su persona una dominación que se parezca al bonapartismo.
¿Qué puede impedirle realizar esa ambición? Luis Bonaparte pudo cabalgar una ola de boom económico por todo un período tras el descubrimiento de grandes yacimientos mineros de oro en California y en Australia. Comenzó a perder apoyos cuando este período de prosperidad decaía. Y fue derrocado cuando Alemania derrotó a sus ejércitos en la guerra franco-prusiana de 1870, que condujo a la Comuna de París (1871).
Parece hoy que Trump va a heredar una economía que conoce un modesto crecimiento. En cualquier caso, va a gozar de un período de “luna de miel” que le concederá el beneficio de la duda que de que pueda mejorar verdaderamente la vida de los trabajadores y las trabajadoras. Pero dada la experiencia de la Gran Recesión de 2007-2008, los ocho últimos años, y la situación de la economía mundial hoy, es probable que vaya a haber otra crisis económica durante la administración Trump. En consecuencia, las y los trabajadores que han votado por él podrán sentirse traicionados, lo que minará el apoyo del que puede disponer.
¿Pueden sectores de la clase dominante, exasperados por sus políticas temerarias volverse contra él en un cierto momento?
La clase obrera organizada es débil, en tamaño, en fuerza y carece de dirección, pero se puede esperar que no va a confiar en los demócratas sino en su propia fuerza para enfrentarse a Trump y a los continuos ataques de los republicanos contra los sindicatos. No será fácil para Trump poner en práctica los ataques que proyecta contra dos poblaciones grandes y principalmente proletarias, la afroamericana y la latina, que probablemente van a defenderse. Las mujeres, los amerindios, los ecologistas, la gente defensora de las libertades civiles y otros, van a resistir. Son esas fuerzas con las que debemos contar.

martes, 3 de enero de 2017

Una respuesta a un marxista-morenista o morenista-marxista


Una respuesta a un marxista-morenista o morenista-marxista 
(Primera de dos partes)

Manuel Aguilar Mora

continuación publico la polémica que el 2-3 de enero de 2017 suscitó en el Facebook mi 

texto sobre “Peña Nieto echa gasolina al fuego” con un partidario de AMLO y dirigente de 

Morena, Alberto Pérez Schoelly. La misma comenzó cuando Alberto, quien es un viejo 

conocido mío de los años setenta cuando ambos militábamos en el PRT, se refirió a un 

comentario positivo del artículo hecho por un estudiante de la UACM, Ali Guerrero.

Alberto Pérez Schoelly El que ya resulta anacrónico es desgraciadamente Manuel, que a estas alturas dice que AMLO es un obstáculo para la lucha "anticapitalista" de los trabajadores. Vive en la luna.

Rocío Vivanco Hay una notable diferencia entre tu texto y el de Manuel, él argumenta, argumenta y argumenta. Tu afirmas sin sustento, insultas y haces pataleta. Eso lo he notado en todos los seguidores de AMLO. Reconozco que por lo menos tu no eres un lépero, pero con frecuencia los textos de los morenos son verdaderos "rosarios" de mentadas
majaderías ¿por qué será que eso caracteriza a los fans de AMLO? ?

Alberto Pérez Schoelly Rocío Vivanco Nunca agredo a quien argumenta sus diferencias políticas. Menos aún tengo por qué agredir a Manuel, que es un camarada a quien conozco personalmente, lo estimo y admiro su trayectoria como organizador del trotskismo moderno en México. Disiento de sus posiciones no sólo como morenista, sino como marxista. Si bien su diagnóstico de la situación actual es correcto, extrae conclusiones equivocadas y sectarias. Ya en otras ocasiones se lo he señalado. En este artículo en especial incurre el buen Manuel en imprecisiones garrafales en cuanto se refiere a Morena. El decir que en nuestro pasado Congreso Extraordinario se designó a AMLO como nuestro candidato presidencial, es una burda mentira, para decir lo menos.

Mi respuesta

Hola Tocayo: ¿"Burda mentira" que AMLO fue designado candidato de Morena en el pasado congreso? Bien, estoy dispuesto aceptar que tal vez me he equivocado y que la declaración de AMLO como candidato no se hizo en dicho Congreso...¡porque ya él mismo lo ha declarado muchas veces, lo saben las encuestas y millones de mexicanos y mexicanas y en el mundo entero también se comenta como un hecho! Entonces el dicho congreso sólo sirvió para avalarlo, apuntalarlo como tal, ¿o no? Ahora bien, si de un "diagnóstico marxista de la situación actual correcto" según tu mismo dices, sin embargo extraigo "conclusiones equivocadas", yo te pregunto entonces, como el marxista que dices ser, acaso es erróneo considerar a AMLO un dirigente burgués inserto en el sistema político imperante, al cual quiere reformar de acuerdo a sus leyes e instituciones, considerar que su actuación política es la de un caudillo que decide las cuestiones importantes de su organización de acuerdo a sus posiciones individuales, que aparte de señalar la corrupción rampante del gobierno ni de lejos señala la fuente principal de la misma que es el propio sistema capitalista cuyos grandes jefes son los que dictan hoy la política económica del mismo, comprando, educando, gratificando y corrompiendo a todo el sistema político,

Y hay más Tocayo Pelón: no es acaso marxista considerar que la relación de supeditación del gobierno de México, en prácticamente todos los rubros al imperialismo norteño es una de las causas fundamentales de la crisis económica y social que atravesamos como se está viendo hoy con claridad con el gasolinazo y cuando entre los propios neoliberales ya no saben qué decir o hacer con el cuestionamiento de Trump al TLC; no es marxista considerar que la clase burguesa dominante, en especial sus cumbres políticas, hoy son una socios menores del capitalismo del país norteño, incapaces de encabezar la independencia nacional del pueblo de México sin la cual no podrá superarse la crisis actual; no es marxista considerar que la mayoría abrumadora de los trabajadores desde la revolución han estado supeditados a partidos y direcciones ideológicas burguesas como el PRI, el PAN, el PRD (del que fue jefe y candidato presidencial dos veces AMLO); no es marxista considerar que sólo actuando y accediendo a una toma de consciencia anticapitalista y socialista como trabajadores, éstos podrán asumir las gigantescas tareas de la "renovación nacional" que sólo ellos tienen la potencialidad histórica de poner en práctica; no es marxista considerar que la crisis nacional a la que han llevado los grupos capitalistas al país sólo se superará destruyendo el actual sistema y forjando uno nuevo, anticapitalista, verdaderamente socialista.

Y hay más Tocayo Pelón: no es marxista considerar que la relación de supeditación del gobierno de México, en prácticamente todos los rubros al imperialismo norteño es una de las causas fundamentales de la crisis económica y social que atravesamos como se está viendo hoy con claridad con el gasolinazo y cuando entre los propios neoliberales ya no saben qué decir o hacer con el cuestionamiento de Trump al TLC; no es marxista considerar que la clase burguesa dominante, en especial sus cumbres políticas, hoy son una socios menores del capitalismo del país norteño, incapaces de encabezar la independencia nacional del pueblo de México sin la cual no podrá superarse la crisis actual; no es marxista considerar que la mayoría abrumadora de los trabajadores desde la revolución han estado supeditados a partidos y direcciones ideológicas burguesas como el PRI, el PAN, el PRD (del que fue jefe y candidato presidencial dos veces AMLO); no es marxista considerar que sólo actuando y accediendo a una toma de consciencia anticapitalista y socialista como trabajadores, éstos podrán asumir las gigantescas tareas de la "renovación nacional" que sólo ellos tienen la potencialidad histórica de poner en práctica; no es marxista considerar que la crisis nacional a la que han llevado los grupos capitalistas al país sólo se superará destruyendo el actual sistema y forjando uno nuevo, anticapitalista, verdaderamente socialista.

Y, last but not least, Tocayo, acaso no es una "conclusión extraída del marxismo" criticar el crudo electoralismo de AMLO y Morena que ha subordinado y sigue haciéndolo, TODO a los resultados electorales. Lo hizo en 2006, lo volvió hacer en 2012, lo está haciendo hoy y al parecer, si no es electo en 2018, ya prepara a sus hijos para el 2024. El electoralismo es una faceta típica de la ideología burguesa. Y finalmente, acaso no es marxista tomar en cuenta las experiencias internacionales, muchas de las cuales son de una gran vigencia para nosotros. No hay que ir muy lejos ni histórica, ni geográficamente. En Latinoamérica tenemos lecciones hoy mismo fundamentales que deberíamos considerar sin duda alguna. El PT de Lula, con raíces y estructura proletarias indudables ganó las elecciones presidenciales en Brasil y fueron presidentes dos de sus líderes el propio Lula y Dilma Rousseff. Hoy vemos la tragedia del pueblo brasileño entregado, confundido y apabullado por un impeachment a Dilma que la defenestró por un complot armado por uno de los dirigentes de un partido aliado al PT, que era además su vicepresidente, el nefasto Temer. ¿Cuál lección hay que sacar de esta terrible derrota del pueblo brasileño? Incluso si un partido de los trabajadores, como el PT se ostenta, gana las elecciones presidenciales, pero debe cohabitar con grupos burgueses en el gobierno y sus reformas no atacan la esencia del sistema capitalista, los grandes y poderosos jefes de las finanzas y de los medios de la comunicación tienen todos los recursos para echar abajo un gobierno que ya no les favorece a sus intereses. Pero la experiencia de Venezuela es aún más importante: incluso una revolución en marcha, como fue el proceso encabezado por Chávez hace diez años, si no avanza hacia los objetivos anticapitalistas y se queda a medio camino, deja el espacio y el tiempo para la recomposición de la burguesía y del imperialismo los cuales en su contraofensiva aquilatamos ante la trágica situación del pueblo venezolano la posibilidad de que se restaure un poderío burgués aun más opresivo que el derrumbado por el proceso bolivariano. Para nosotros todos estos ejemplos nos convencen y lo queremos poner en práctica, que debemos contribuir a la forja de una organización independiente, democrática, anticapitalista y por supuesto socialista. Convocamos a la multitud de grupos revolucionarios clasistas y proletarios que existen y que están surgiendo de modo silvestre en todo el país a que nos unamos. En una sola organización, en una coalición o del modo que se estime más conveniente y que apuntemos estratégicamente al objetivo revolucionario estratégico del cambio de sistema hacia un México socialista. Esto significa que para nosotros el 2018 es importante, pero de ninguna forma vemos a esta fecha como la llamada final del destino de México, ciertamente serán decisivos los resultados de ese año, pero lo crucial es que los trabajadores y sus aliados asuman el protagonismo central que les corresponde en la lucha de clases. Para realizar lo anterior Morena no es el espacio y de hecho aunque tu no lo aceptes, representa un obstáculo en la cabal toma de consciencia de los trabajadores ¿Que podemos decir entonces de tus diagnósticos marxistas que te llevan a conclusiones morenistas? Tu marxismo morenista o tu morenismo marxista, como quieras definirlo, es un oximoron. Es o una transición del marxismo a una vertiente de la ideología burguesa o es una experiencia que ayudara a reafirmar la esencia socialista, proletaria e internacionalista del marxismo. Yo sinceramente espero que sea la segunda alternativa por lo que ha sido nuestra vieja amistad.