jueves, 21 de diciembre de 2017

Vacío legal en México ante el plagio académico

Sociedad y Justicia

Revistas de excelencia rechazan hasta 20% de los textos

Vacío legal en México ante el plagio académico

Copian sin dar crédito profesores e investigadores, señala experto del Iisue

Es una práctica en auge, lamenta


Casi no existen sanciones

A pesar de que cada vez existen mayores indicios de una recurrente práctica de plagio académico en México, hay un profundo vacío legal, dentro y fuera del ámbito, por lo que las sanciones prácticamente no existen, aseguró Héctor Vera Martínez, investigador del Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación (Iisue), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Esta práctica, dijo, se da en todos los niveles, desde estudiantes y tesistas, hasta profesores e investigadores, tanto de instituciones educativas privadas como públicas, grandes o pequeñas, reconocidas o no.
Incluso, señaló que editores de revistas científicas, ubicadas dentro del catálogo de excelencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), han revelado que rechazan un porcentaje importante de textos. “Desde que llegan (los artículos) los pasamos por el software de identificación de plagio y se observa que tienen una cantidad enorme de contenido que es copia”.
En entrevista, Héctor Vera, cuyas líneas de trabajo de investigación en el Iisue son la sociología del conocimiento y de la educación, señaló que este solo hecho es un indicio grave de lo que ocurre con esta práctica.
“Lo es, porque a esas revistas no manda su texto un estudiante que quiere titularse –que también es una falta. Ahí mandan sus artículos gente que es especialista, profesionales de diversas disciplinas, científicos.”
Explica que este tipo de publicaciones de excelencia tienen contratado un software para realizar un detección o análisis inicial de los textos. Y los editores, cuando reciben los artículos, antes que nada lo pasan por ese programa, y ellos nos han dicho: rechazamos muchos, quizás una quinta o cuarta parte de todo lo que llega, porque viene con un alto porcentaje de plagio.
Vera Martínez destaca que de acuerdo con datos de los programas antiplagio, la probabilidad de que una correspondencia de 16 palabras consecutivas –más o menos la longitud de una oración mediana– sea simplemente coincidencia es de menos de una en un millón de millones.
“La ciencia es un medio donde se esperan dos cosas: que haya algún grado de originalidad en las contribuciones individuales al acervo colectivo del conocimiento, y que se dé el debido crédito a los colegas que brindan datos, ideas o inspiración. No está permitido publicar como novedades cosas que ya eran sabidas, ni utilizar los pensamientos, conceptos o expresiones de otros sin admitir su procedencia. Cuando los plagiarios obtienen beneficios en la forma de prestigio, posición o dinero están rompiendo las reglas y deben, en consecuencia, ser excluidos del juego, escribe el especialista en el suplemento sobre plagio académico, de la revista Perfiles Educativos, publicado por el Iisue.
Sin embargo, parece que para el país y sus autoridades este tema no está dentro de sus prioridades. En realidad no ocurre nada cuando se denuncia este tipo de plagio, incluso en las más altas esferas políticas, y citó el caso del presidente Enrique Peña Nieto, cuando en otras regiones provocan ceses o abandonos de sus cargos por importantes políticos.
Citó el caso de Karl-Theodor zu Guttenberg, quien debió renunciar tras descubrirse que había plagiado en su tesis de doctorado.
Vera Martínez mencionó algunas prácticas que se dan en universidades de Estados Unidos, en las que una de las sanciones aplicadas a los investigadores que incurran en este tipo de prácticas es la recesión laboral, a pesar, incluso, de tener la definitividad de la plaza. Ahí, todo mundo sabe que eso no se perdona. El riesgo y las consecuencias de ser descubierto son tan altos que se inhibe la búsqueda de la posible recompensa, mientras en México el castigo o sanción casi no ocurren.


martes, 19 de diciembre de 2017

Desertan anualmente 600 mil estudiantes de bachillerato

La Jornada





Sociedad y Justicia

Informa el subsecretario Tuirán que ha bajado la cifra de 15 a 13.4 por ciento
Desertan anualmente 600 mil estudiantes de bachillerato
Desde 2012 se puso en marcha el programa Construye T. para mejorar la situación
Laura Poy Solano
Foto
Jóvenes presentan examen de admisión para buscar un lugar en el sistema
 de enseñanza media superior, en junio de 2013Foto La Jornada

Periódico La Jornada
Miércoles 29 de julio de 2015, p. 32
A pesar de que la deserción escolar en bachillerato se redujo en los pasados dos años en 1.6 puntos porcentuales, pasando de 15 a 13.4 por ciento de los alumnos inscritos en la modalidad escolarizada, en el país en promedio cada ciclo escolar abandonan las aulas más de 601 mil jóvenes.
Pese a ello, el subsecretario de Educación Media Superior, Rodolfo Tuirán Gutiérrez, aseguró que vamos en el camino correcto para abatir este fenómeno y exhortó a no bajar la guardia. Destacó que desde 2012 –cuando salían del sistema 650 mil alumnos– se inició un movimiento nacional para abatir la deserción.
Esto, dijo, permitió retener a 50 mil muchachos cada año, a lo que se suma un incremento de la matrícula, por lo que confió en que para 2018 el abandono escolar disminuya a 9 por ciento.
Antes, al presentar los nuevos materiales didácticos del programa Construye T, reconoció que otra de las metas para este nivel es fortalecer el desarrollo de las habilidades socioemocionales de los estudiantes de educación media superior, las cuales, aseguró, permiten fortalecer su identidad y autoestima, pero también sus procesos de enseñanza-aprendizaje.
Subrayó que en los resultados del cuestionario de contexto aplicado en marzo pasado como parte del Plan Nacional para las Evaluaciones de los Aprendizajes (Planea) a alumnos de tercero de bachillerato, se detectó que sólo 15 por ciento reportaron un alto nivel de perseverancia; 18.4 por ciento tiene habilidades en la toma de decisiones; uno de cada siete puede manejar adecuadamente el estrés, y 1.6 por ciento reporta alto nivel de empatía.
Tuirán Gutiérrez destacó que también se identificó que existe un desempeño escolar hasta 50 por ciento mayor entre quienes tienen niveles altos de perseverancia, en comparación con quienes no han desarrollado esta habilidad.
Por ello, anunció que el programa Construye T ampliará su cobertura de 2 mil 500 a 4 mil planteles a partir del próximo ciclo, con lo que pasará de 2 a 3 millones de alumnos que podrían beneficiarse del desarrollo de 18 habilidades socioemocionales, con lo que se convierte en el programa más grande del mundo orientado a la adquisición de estas competencias.
Agregó que ahora se cuenta con 150 materiales prácticos, nueve infografías y cuatro videos –disponibles para su descarga gratuita en el portal electrónico de Construye T–, lo que permitirá acceder a instrucciones para llevar a cabo ejercicios en el aula, la escuela y el ámbito personal.
En cuanto a la capacitación, afirmó que en el ciclo escolar 2014-2015 se formó en estas habilidades a 19 mil 777 maestros, 3 mil 115 directivos y mil 683 personas que apoyan la aplicación de Construye T en los planteles.
Tras entregar reconocimientos a los alumnos ganadores del primer Concurso de Dibujo Construye T, informó que la tasa de cobertura total para la educación media superior es de 75 por ciento, lo que significa que cada año se han creado entre 230 y 260 mil nuevos espacios educativos, cantidad que deberá continuar para alcanzar la meta de 80 por ciento de cobertura al final del sexenio.
En cuanto a la inversión, indicó que se han asignado poco más de 7 mil millones de pesos para infraestructura, ampliación de matrícula, creación de 3 mil telebachilleratos y fortalecimiento de la prepa en línea, por lo que se mostró optimista respecto de que no se enfrentarán recortes en la aprobación del Presupuesto Federal de Egresos 2016.

Cada año desertan del bachillerato 700 mil jóvenes, La jornada


Cada año desertan del bachillerato 700 mil jóvenes

Ciudad de México.  En México cada año abandonan las aulas de bachillerato entre 600 mil y 700 mil jóvenes de 15 a 17 años de edad. Las principales causas de deserción son escolares e institucionales, con el 41 por ciento de los casos y otro 38 por ciento corresponde a factores económicos, mientras que al contexto familiar o personal sólo corresponde el 5 por ciento.

Durante la presentación de las Directrices de Política para mejorar la permanencia en la Educación Media Superior, Teresa Bracho, consejera del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), reconoció que "nadie sabe quiénes son los desertores. Sabemos quiénes se quedan, pero no quiénes se van", por lo que llamó a las autoridades educativas federales y estatales para profundizar en la implementación de acciones que garanticen la permanencia de los jóvenes en las aulas.

Francisco Miranda López, titular de la Unidad de Normatividad y Política Educativa, señaló que el INEE propone cinco directrices para mejorar la permanencia escolar en bachillerato que atienden en sus sistemas escolarizados a cerca de 5 millones de alumnos, entre ellas fortalecer, con un enfoque de equidad, las políticas dirigidas a institucionalizar acciones para la permanencia escolar en este nivel educativo.

Tras reconocer que se debe atender el esquema de contratación de los docentes de educación media superior, ya que la mayoría labora por horas, indicó que también se debe mejorar su formación académica y la de los tutores, a fin de generar mejores interacciones pedagógicas con los alumnos.

Otro factor que deberá fortalecerse es la identidad de los jóvenes con su escuela, lo que demanda garantizar ambientes escolares seguros, incluyentes y democráticos. También, dijo, se deberá ampliar las estrategias para promover la reincorporación de los estudiantes a las aulas, con modelos formativos más flexibles.


En conferencia de prensa, detalló que diez entidades superan la media nacional de abandono escolar, debido a múltiples factores, entre ellos el entorno social y económicos. Así, Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua, Nayarit, Campeche, Baja California, Durango, Guanajuato, Morelos y la Ciudad de México, superan la media nacional de 15.5 por ciento abandono.

El funcionario indicó que la violencia es otro factor que incide en la deserción escolar, por lo que las directrices, que ya fueron entregadas a la Secretaría de Educación Pública y a las autoridades del sector en los estados, también debe contemplar mejoras no sólo dentro de los planteles, sino en su entorno social.

Marx, el capital y la locura de la razón económica] es el último libro de David Harvey,

Stuart Jeffries

Marx, Capital and the Madness of Economic Reason [Marx, el capital y la locura de la razón económica] es el último libro de David Harvey, que acaba de publicar Profile Books en el Reino Unido y Oxford University Press en los Estados Unidos.
Un tercio de los niños de los Estados Unidos, que sigue siendo el país más rico del mundo según David Harvey, vive en la pobreza. A menudo, escribe él, habitan en “un medio ambiente tóxico, sufren hambre y envenenamiento con plomo, aun cuando se les niegue el acceso a servicios sociales y oportunidades educativas”. Esta es la “locura de la razón económica”.
He aquí dos ejemplos que rivalizan. “Aborrecemos la división social, la injusticia, la parcialidad y la desigualdad”, proclamaba el programa electoral conservador el pasado mayo [durante la campaña de las elecciones generales británicas]. Y sin embargo, al mes siguiente, todo lo que el gobierno aparentaba detestar quedó escrito en los cielos ardiendo del Real Municipio de Kensington y Chelsea. Murieron hasta ochenta personas en el incendio de la Torre Grenfell [edificio de viviendas sociales londinenses], pero a una distancia de paseo de sus ruinas se encuentran las propiedades inmobiliarias más caras del mundo.  
No importa. “Una economía de libre mercado, que opera con las reglas y reglamentaciones correctas, constituye el mayor agente de progreso humano colectivo que se haya creado”, proclamaba Theresa May ante el Banco de Inglaterra en un discurso el pasado septiembre. Pero lo que demostraba era que con el capitalismo de libre mercado, del género, desde luego, que ha prosperado en Gran Bretaña desde el cambio de siglo, reglas y reglamentaciones son prescindibles: la normativa de seguridad en caso de incendio quedó desregulada con el Nuevo Laborismo. Bajo gobierno conservador, las cifras de bomberos han menguado desde entonces y los recortes de los gobiernos municipales han socavado la efectividad de las inspecciones de seguridad e inducido a los responsables de los recortes a encargar revestimientos baratos, inflamables, para bloques de pisos como los de Grenfell.
Y sin embargo, mucha gente cree todavía que lo que May vino a decir en su discurso del Banco de Inglaterra, que el libre mercado es “incuestionablemente el mejor medio, y ciertamente, el único sostenible, para que aumente el nivel de vida de todo el mundo en un país”. Después de Grenfell, tras una década de construcción de lujo en una era de austeridad que deja lugares a los especuladores para que aparquen su dinero en vez de para vivir, mientras Gran Bretaña se debate entre una crónica ausencia de inversiones en vivienda asequible, ¿qué podía haber más enloquecido que eso?
He aquí algo como mínimo igual de enloquecido. Puede que la dirección comunista de  Beiying no se propusiera salvar el capitalismo global en 2007-08, pero eso es lo que hizo, sostiene Harvey. En 2008, China se enfrentaba a una contracción del 30% en sus exportaciones y a una pérdida de entre 20 y 30 millones de empleos como resultado del derrumbe del mercado de consumidores en los EE.UU. debido al colapso de la burbuja especulativa de la vivienda. “La gente que se ha visto desahuciada y que está desempleada no va y se dedica a comprar cosas”, hace notar Harvey con ironía.
La respuesta de Beiying consistió en entregarse a una orgía de construcción financiada con deuda. En 2007, no había ferrocarril de alta velocidad en China; para 2015, el país disponía de una red de unos 20.000 kilómetros. Pero ese auge de la construcción acabó por remitir, dejando a China con un inmenso excedente de capacidad productiva de acero y cemento, y una enorme deuda pública. Por consiguiente, exportó a bajo precio todo el acero que pudo, hundiendo en la crisis a las demás acerías. China exportó así pues los medios de arruinar a los trabajadores industriales del otro lado del mundo, en lugar de ofrecer gestos de solidaridad proletaria. No importa que la producción de acero estuviera y siga estando en peligro en Gales ni que los trabajadores hayan tenido que enfrentarse a la ruina: el capitalismo resurge más fuerte de la crisis creada por él mismo. 
¿Cuál es la moraleja de este milagro económico chino? “Se están revolucionado (¡una vez más!) los espacios relativos de la economía global, no porque eso sea una buena idea o se quiera y se necesite en sí mismo, sino porque es el mejor modo de tener a raya la depresión y la devaluación”. Lo cual es, si bien se mira, algo bastante enloquecido.
Harvey lleva mucho tiempo haciendo de crítico de la inhumanidad del capitalismo. En su libro de 2014, Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo [Traficantes de sueños, Madrid, 2014], imaginaba ansiosamente que el sistema se encuentra amenazado como nunca antes lo ha estado, del mismo modo que lo imaginan, de modo regular, Paul Mason y Slavoj Žižek. El calentamiento global, la destrucción de hábitats y especies, la escasez de agua y el expolio medioambiental le sugerían que estaba en peligro. También lo sugería el hecho de que se demostraba cada vez más difícil encontrar oportunidades rentables de inversión. 
Importantísima para pregonar la defunción del capitalismo es una contradicción sobre la que profundiza en su libro: el fenómeno de la nueva alienación. Marx lo expuso en su descripción de la alienación (el trabajador que crea valor está separado o alienado tanto respecto de lo que produce como de la plusvalia que crea, de la que se apropia el capitalista). En nuestros días, no sólo se rebelan los desposeídos sino los acomodados, por lo menos en países tales como Brasil y Turquía, en los que las clases medias urbanas e instruidas rechazan los regímenes de los que se han beneficiado materialmente. Lo que anhelan, sugiere Harvey, es que no les compren con bienes materiales, no el consumismo compensatorio que “limita y aprisiona, en lugar de liberar los horizontes de satisfacción personal” sino la dignidad. .
Pensemos en São Paulo, nos sugiere, una ciudad que “tiene como base económica propia una industria del automóvil que produce vehículos que pasan horas en embotellamientos mientras atascan las calles de la ciudad arrojando substancias contaminantes y aislando a los individuos unos de otros. ¿Qué grado de demencia tiene una economía así?”
Hace casi un siglo, György Lukács sostenía que el capitalismo seguía activo porque la gente no sabía cuáles eran sus necesidades reales: de ahí la diferencia entre lo que llamó conciencia real y conciencia atribuida. La sensación que se saca de leer a Harvey es que esa grieta puede estar estrechándose, solo sea a causa de una creciente sensación de repugnancia por cómo se organizan nuestras sociedades y economías.
Ya desde 2008 fueron aumentando las ventas de Das Kapital, pues hay quienes tienen la esperanza de encontrar en sus páginas respuestas a nuestras actuales calamidades. Es muy posible que esos ejemplares sigan sin leer, a modo de reproches que amenazan a las buenas intenciones. El libro de Harvey, como el volumen, ya cincuentenario, de Althusser, Leer El Capital, y otros, exponían los principales argumentos e insistían en la pertinencia de ese tomo victoriano de Marx para un capitalismo global muy diferente del que Marx analizó.
Este libro representa asimismo, cuando es necesario, una traición creativa de Marx. Imaginaba él, por ejemplo, (y aparentemente sin ironía) que la creación de nuevas necesidades y deseos formaba parte de la misión civilizadora del capitalismo. Harvey acepta que esa inacabable manipulación constituye nuestra degradación espiritual, tal como hacen los neomarxistas heréticos de la Escuela de Frankfurt.
Harvey todavía utiliza los cuchillos y tenedores de sus padres, mientras el resto de nosotros garantiza el crecimiento del mercado consumiendo productos efímeros que proporcionan una gratificación instantánea. Cita a Netflix, aunque vaya usted a saber cómo se han librado Amazon, Apple y Facebook: “La rápidas transformaciones de las formas de vida, las tecnologías y expectativas sociales multiplican las inseguridades sociales y hacen aumentar las tensiones sociales en las generaciones así como entre grupos sociales que se diversifican”.
Todos estamos familiarizados – ¿no? – con el mareo que acompaña a esos cambios tan rápidos en cómo vivimos, cambios que parecen no tener nada que ver con nosotros, pero a los que nos vemos obligados a ajustarnos, incluso con el dolor de perder lo que tardíamente nos damos cuenta que no es una mercancía desechable, a saber, nuestra dignidad. O tal como afirma Žižek en Menos que nada [Akal, Madrid, 2015]: la “lógica del valor de cambio sigue su propio rumbo, su propia danza enloquecida, sin que importen las verdaderas necesidades de la gente de verdad”.
Leer la demoledora recusación de Harvey de cómo vivimos hoy supone dudar como nunca anteriormente de la convicción de nuestra primera ministra de que el capitalismo de libre mercado es incuestionablemente el mejor medio de que aumente el nivel de vida de todo el mundo”. Desde luego, mi impresión acerca del “progreso humano colectivo” viene a ser en buena medida la de Gandhi acerca de la civilización occidental: sería una buena idea.

Los bolcheviques y las reivindicaciones feministas: una relación tumultuosa

Historia   
Centenario de la Revolución Rusa
Los bolcheviques y las reivindicaciones feministas: una relación tumultuosa
Marijke Colle
Gauche Anticapitaliste, 13-12-2017
Traducción de Viento Sur

Fue una manifestación de mujeres la chispa que, en febrero de 1917, hizo estallar la revolución rusa. No obstante, las reivindicaciones feministas estaban lejos de ser una de las principales preocupaciones de los dirigentes revolucionarios de la época. El torbellino de la revolución trajo la emancipación de las mujeres rusas… antes de un rápido retorno al modelo tradicional de la familia.

El 13 de marzo de 1881, después de diez intentos, el zar Alejandro II cayó asesinado. Sofía Lvovna Peróvskaya ayudó a organizar el atentado. La condenaron a muerte junto con otros y otras conjuradas y murió en la horca el 15 de abril en San Petersburgo. Militaba en la organización terrorista revolucionaria Naródnaya Volia (voluntad popular), cuyos miembros eran conocidos por el apelativo de narodniki. Querían servir al pueblo, sobre todo a los campesinos pobres.

El movimiento esperaba hallar una vía específicamente rusa hacia la revolución y aspiraba a crear una sociedad en la que la soberanía residiera en pequeñas unidades económicas autónomas que abarcaran diversas aldeas y se unieran en una confederación que sustituyera al Estado.

Vera Sasúlich (1849-1919) se unió a los narodniki siendo estudiante, en 1880 emigró y fue a colaborar con Gueorgui Plejánov (1856-1918), con quien fundó el primer grupo marxista del movimiento obrero ruso. Ambos preconizaban la creación de un partido proletario revolucionario y por tanto se oponían desde entonces a la estrategia de los narodniki.

La Rusia de esa época, bajo el régimen zarista, era un país atrasado y en gran medida todavía feudal. En 1861, el zar Alejandro II había decretado la emancipación de los siervos. Cada campesino recibió un lote de 3,5 deciatinas (unas cuatro hectáreas),pero esta concesión no fue gratuita: había que comprar la tierra, pagándola en 49 anualidades al Estado, que, a su vez, adelantaba la suma a los propietarios.

La revolución de 1905

Esta comenzó el 22 de enero durante el domingo rojo y condujo diez meses después a la promesa de una constitución. Durante la revolución, toda la sociedad está en movimiento y en ebullición. Las mujeres también participan. Se constituye un feminismo burgués que plantea reivindicaciones relacionadas con la emancipación de las mujeres: derecho de voto, salario igual, educación… Los partidos socialdemócratas [los revolucionarios de la época] apoyan estas reivindicaciones, pero rechazan toda colaboración o alianza con las feministas burguesas. No hay ningún intento de analizar en profundidad la concepción feminista burguesa de la opresión de las mujeres. La menor manifestación de interés por los problemas de las mujeres o la menor intervención en dirección a las mujeres se asimilan al feminismo burgués.
En el primer Congreso panruso de mujeres, celebrado en 1908, Alexandra Kollontai forma un grupo de trabajadoras que participan en él. Kollontai cuenta en sus esfuerzos con el respaldo de Lenin. El comité central del partido vota una resolución a favor de organizaciones políticas y sindicales separadas para las mujeres, pero esta resolución no concreta nada sobre la naturaleza de estas organizaciones y se convierte en papel mojado. La revolución de Octubre llega sin que el partido socialdemócrata haya formulado una teoría sobre la organización de mujeres.

La condición de las mujeres antes de la revolución de 1917

La gran industria moderna en Rusia está muy concentrada: empresas gigantescas de más de un millar de obreros representan el 41 % del conjunto de la clase trabajadora (17 % en EE UU). Los capitalistas occidentales controlan en promedio el 50 % de las inversiones. La burguesía rusa es débil y depende de las clases dominantes de Inglaterra y Francia. La condición obrera es terrible. La patronal importa familias obreras enteras y las aloja en humildes barracas o en dormitorios improvisados cerca de las máquinas. La gran mayoría de los trabajadores son no cualificados y en muchos casos analfabetos.
Si la condición de los obreros es miserable, la de las obreras es todavía peor. Las mujeres trabajadoras ganan en promedio el 50 % del salario de los hombres. En 1913, las mujeres trabajan de 12 a 13 horas al día. En el sector de la confección, trabajan de 13 a 14 horas y las vendedoras y encargadas de almacén tienen jornadas de 16 a 18 horas. Las trabajadoras que se quedan embarazadas arriesgan la vida, no existe la baja de maternidad y todos los años mueren 30 000 mujeres durante el parto.

En Rusia, una mujer que no recibe golpes de su marido es una excepción. La ley lo autoriza expresamente. Las mujeres no tienen derecho a heredar, son legalmente inferiores a todos los hombres adultos de la familia. En el mundo rural, la mujer campesina no se diferencia mucho de una bestia de carga. En 1914, un tercio de las mujeres saben leer, y este porcentaje es superior entre las asalariadas. El acoso sexual en el trabajo es moneda corriente. Muchas mujeres tienen que prostituirse para conseguir un empleo.

Participación en la revolución

Las mujeres obreras ya habían participado activamente en el movimiento revolucionario en 1905. Como escribió Alexandra Kollontai (1872-1952): “El movimiento de las trabajadoras, por su propia naturaleza, forma parte del movimiento obrero en general. […] La participación en el movimiento obrero acerca a la obrera a su liberación, no solo como vendedora de su fuerza de trabajo, sino también como mujer, esposa, madre y ama de casa”. Sin embargo, también constató: “Tan pronto cesó la oleada de huelgas y los obreros volvieron al trabajo, tanto en caso de victoria como de derrota, las mujeres fueron de nuevo dispersadas y aisladas”.

El 23 de febrero de 1917, con motivo del Día Internacional de la Mujer, varias columnas de mujeres (estudiantes, empleadas, obreras del textil de los arrabales de Vyborg) se manifiestan en el centro de Petrogrado para reclamar pan. Su acción recibe el apoyo de los obreros, que abandonan el trabajo para unirse a las manifestantes. Ante este movimiento popular y espontáneo, los raros dirigentes revolucionarios presentes en Petrogrado se mantienen prudentes, considerando, como el bolchevique Alejandro Shliápnikov (miembro del comité central del partido), que se trata más de una revuelta de hambre que de una revolución en marcha.

En 1917, el 43 % de la clase trabajadora eran
mujeres. Desde el comienzo mismo de la revolución, las mujeres se organizan y publican sus reivindicaciones. Mujeres de soldados forman comités y a comienzos de febrero miles de lavanderas de Petrogrado se declaran en huelga y rompen de este modo el consenso entre el gobierno provisional de Kerensky, los mencheviques y los socialistas revolucionarios.

En marzo de 1917, en el partido bolchevique resulta rechazada la propuesta de constituir una secretaría de mujeres (¡únicamente con tareas técnicas y de propaganda!) a fin de contrarrestar la propaganda de las feministas burguesas. Toda forma de organización autónoma de las mujeres sigue considerándose un apoyo al feminismo burgués.

Genotdel y organización no mixta

La Conferencia de mujeres celebrada en Petrogrado en otoño de 1917 rechaza una vez más una resolución a favor de una secretaría de mujeres y hasta el Congreso de obreras y campesinas reunido en Moscú en 1918 no se decide crear una red nacional de organización de mujeres. Son las condiciones de la guerra civil las que favorecen una intervención específica hacia las mujeres. Konkordiya Samoilova (1876-1921) defiende en 1918 la convocatoria de conferencias separadas de mujeres porque en las habituales reuniones mixtas no se podía hablar de los problemas de las mujeres… debido a la escasa presencia de mujeres. De todos modos, esta organización separada se considera una solución temporal.
Tras el Congreso de obreras y campesinas de Moscú (1918) comienza la construcción de una red de mujeres en todas las instancias del partido. Estos grupos de mujeres pasan a denominarse departamentos (Genotdel) en 1919 y se les faculta para tomar iniciativas organizativas con la apertura de locales en los pueblos y los barrios, así como la edición de publicaciones específicas. Organizan reuniones, defienden los intereses de la mujeres en el partido, los sindicatos y los soviets.

Las bolcheviques van más lejos en la práctica que en la teoría. Durante la guerra civil se organizan conferencias de mujeres no afiliadas al partido y se celebran reuniones no mixtas de delegadas para intervenir directamente en cuestiones que interesan a las mujeres. Las delegadas obreras, campesinas y amas de casa son elegidas por tres meses y reciben formación política para poder asumir responsabilidades en el soviet local. El sistema de delegadas abarcaba al final a más de tres millones de mujeres, pero nunca llegará a ser un movimiento social coherente e independiente. El miedo a otorgar a los Genotdel demasiada libertad de acción estará siempre muy presente.

La discusión se ceñirá a la organización en el interior del partido bolchevique. No se planteaba la posibilidad de un movimiento de mujeres fuera del partido, pues lo consideraban burgués. Los bolcheviques no se liberarán jamás de la atadura del pensamiento socialdemócrata alemán en este terreno: “No existe un movimiento específico de las mujeres”.

Reivindicaciones de las mujeres y labor legislativa radical

La nueva constitución del joven Estado soviético instaura el matrimonio civil; se proclama de igualdad entre hombres y mujeres; la ley deja de establecer diferencias entre hijas ilegítimas y legítimas; se oficializa el divorcio de mutuo consentimiento o a instancias de una de las partes sin necesidad de aportar pruebas o testigos. El adulterio y la homosexualidad se eliminan del código penal y la autoridad del cabeza de familia desaparece del código civil. Se reconoce el derecho de voto de las mujeres. El nuevo código de trabajo incluye las bajas de maternidad, la igualdad salarial, medidas de protección específicas de las mujeres; la jornada queda limitada a 8 horas y la semana a 48 horas y se crean los seguros sociales.

La socialización del trabajo doméstico

Para Kollontai, para las dirigentes del trabajo destinado a las mujeres y determinados dirigentes bolcheviques, como Trotsky y Lenin, el cambio de naturaleza del trabajo doméstico se producirá con la industrialización, el acceso de las mujeres al mundo del trabajo y la socialización del trabajo doméstico. Esto se consideraba una cuestión de importancia inmediata en la transición. La socialización del trabajo doméstico mediante la creación de equipamientos comunitarios se considera la medida principal para liberar a las mujeres. El partido se pronuncia por la creación de comedores públicos, guarderías y parvularios.
En 1920 se promulga una ley del aborto, pero este no se asocia a la cuestión de la contracepción como mejor manera de evitar un aborto. La mayoría de médicos son favorables a la ley del aborto, pero a menudo este derecho se concede a regañadientes. Las mujeres que solicitaban un aborto por razones que no fueran la penuria material, eran objeto de ataques. No había suficientes camas en los hospitales para los abortos y a mediados de la década de 1920 se suspendió la investigación en materia de contracepción por falta de créditos. El aborto se considera ante todo un problema de salud pública, se señalan los riesgos de un descenso de la natalidad y la peligrosidad de la operación. Después de 1921 no hubo nunca más un debate en las organizaciones de mujeres sobre el aborto y el control de la fecundidad por las propias mujeres.

La instauración de la NEP
Después del periodo de comunismo de guerra, el país resulta vencedor, pero exangüe tras tres años de guerra impuesta por el imperialismo. La Nueva Política Económica (NEP) impone una drástica reducción del gasto público y la suspensión de los créditos para equipamientos colectivos. Incluso se pretende suprimir los Genotdel, pero ante las quejas masivas y tras un debate enconado en el Pravda, se decide mantenerlos. Aparecen los mismos argumentos que se retomarán a finales de la década de 1920 para cerrar los locales de los Genotdel.

Los Genotdel se debilitan a partir de 1922. Inesa Armand y Konkordiya Samoilova están muertas. Krúpskaya se dedica a otros problemas y Kollontai se va a Noruega. Las nuevas mujeres dirigentes no tienen peso suficiente en un partido que no se interesa por los debates teóricos en el terreno del feminismo. Se debilita la democracia interna: seguir las órdenes de arriba y el deseo de hacer carrera conducen a la pasividad política.
Algunas militantes, al comienzo de la NEP, temen que el retorno de las mujeres al hogar y el abandono de los equipamientos colectivos reinstauren los esquemas tradicionales de la familia. Proponen crear un movimiento que agrupe a asociaciones que luchen localmente por la instauración de un nuevo modo de vida. Sin embargo, la mayoría de miembros de los Genotdel criticaron estas ideas como desviaciones feministas.

Hacia finales de la década de 1920, los Genotdel cambian de opinión sobre la cuestión de las formas de organización independientes del partido. Critican el fracaso del partido a la hora de hacer progresar la liberación de las mujeres. No obstante, sus críticas no dejan de ser parciales. No proponen ningún programa económico y social alternativo que permita al partido integrar realmente la liberación de las mujeres en su programa, su teoría y su práctica. En 1930, Stalin suprime los Genotdel y su publicación, Kommunitska.

A modo de conclusión

El estudio de la revolución rusa nos permite captar mejor el vínculo que existe entre la lucha por el socialismo y la lucha por la liberación de las mujeres. Así se puede ver hasta qué punto la lucha por un movimiento autónomo de las mujeres se enfrentó a la capacidad de resistencia de la ideología y de las estructuras familiares. A menudo se ha dado la impresión de que, mientras el país era un Estado obrero relativamente sano y democrático, cumplió sus compromisos hacia las mujeres y de que solo con la degeneración de la revolución se deterioró la situación también para las mujeres.

Sin embargo, el ascenso y el declive de la democracia proletaria y del control obrero no coinciden con el ascenso y el declive del movimiento de las mujeres. Habría sido posible una aplicación diferente de la política de la NEP, pero ni dirigentes ni militantes de base comunistas otorgaban suficiente importancia a las “cuestiones relacionadas con la mujer” en los debates. Esta debilidad no está asociada directamente a la contrarrevolución burocrática capitaneada por Stalin.