Hacia la educación que necesita la nación mexicana*
Pablo González Casanova
Profesoras y profesores, compañeras y
compañeros todos:
Para nosotros la solidaridad no es una
palabra sin consecuencia. Quiero decir primero, que estoy aquí para
manifestarles una vez más mi solidaridad con su lucha. Y quiero antes que nada
decirles algo que les puede parecer exagerado, pero que es exacto. Y es, que
más que para enseñar vengo a aprender lo mucho que a ustedes es familiar, que
es el conocimiento de las escuelas y el saber de los pueblos. Al mismo tiempo,
quiero contarles cómo veo su lucha desde los trabajos en que estoy empeñado que
se refieren a la globalización neoliberal, en un proceso que está afectando a
la inmensa mayoría del mundo y a nuestro país.
Y lo primero que viene a mi mente es
lo que dice Luis Hernández Navarro en su reciente libro sobre La
novena ola del magisterio, y es que desde el l5 de mayo pasado se
descarriló la puesta en marcha de la reforma oficial y se manifestó su
inviabilidad en amplias zonas del país…Me parece que eso es exacto. Eso es un
hecho. Y es parte de un proceso histórico que se da entre confrontaciones y
negociaciones. En su curso, necesitamos pensar más profundamente en la
situación, en el proceso de que es parte, y en cómo podemos dar esta lucha –que
es mundial y tormentosa-, en cómo podemos luchar entre las confrontaciones y
las negociaciones que se han dado y se den por una educación emancipadora, a
sabiendas de que la nuestra es una lucha contra la globalización neoliberal que
están impulsando las corporaciones y complejos
empresariales-militares–políticos y mediáticos con sus asociados y cooptados
que, con el capital financiero a la cabeza, y amparados por una legislación que
violan y que cambian a su antojo, se están quedando de la manera más evidente
con riquezas y empresas e instituciones nacionales –antiguas fuentes de empleo–
que ya han privatizado y desnacionalizado.
No podemos ignorar que las fuerzas
dominantes ya se han hecho de importantes medios legales, políticos, mediáticos
y represivos que ponen al servicio de sus intereses, y que les sirven no sólo
para legalizar sino para legitimar y para dejar hacer y dejar pasar su despojo
de propiedades públicas y sociales, sus disminuciones y evasiones de impuestos,
y muchos actos más que explican el enriquecimiento que han logrado unos cuantos
a costa de la Nación y de la inmensa mayoría de una población, que con las
anteriores medidas ya sufre la disminución de empleos derivada de la perdida de
servicios públicos de salud, de seguridad social, de educación, y de
actividades agropecuarias, industriales, comerciales bancarias y de transporte
terrestre y aéreo, que antes había logrado obtener la Nación, mediante cruentas
luchas del pueblo mexicano, y de un gran número de sus comunidades y
trabajadores ahora despojados, que han perdido tierras, aguas y otros recursos
naturales, o empleos y derechos laborales y sociales.
A los hechos anteriores se añaden
cambios en la correlación de fuerzas que ya se venían dando desde hace varias
décadas y que habiendo estallado en l968 en un proyecto estudiantil-popular
fueron nuevamente mediatizados por los gobiernos sucesivos con el empleo de
sindicatos blancos y corrompidos a su servicio, y con nuevos recursos por los
que con una apariencia de democracia en la alternancia de los partidos, se
acentuó la creciente integración de México al proyecto del capitalismo
corporativo, neoliberal y globalizador.
A las medidas anteriores se añade la
criminalidad creciente e impune que ha hecho de los periodistas y los
comunicadores algunas de sus principales víctimas, y no se diga ya de la
juventud rebelde y sus múltiples desaparecidos…una juventud a la que lejos de
intimidar la han convertido en un luchador cada vez más lúcido y firme, viendo
que en su vida el sistema le ofrece un presente y un futuro sin trabajo, sin
escuela, sin familia que formar, y, en el campo, sin tierras que labrar o sin
ganado menor o mayor del que vivir.
Sobre los pobres y los menos pobres de
todas las edades han recaído costos crecientes y constantes de la gasolina, de
la electricidad y de los alimentos, al tiempo que sus salarios están
congelados, cuando los tienen. Y en tan dolorosa situación los que mandan y
organizan este mundo inhumano desde las corporaciones y organizaciones
patronales, todavía muestran su inmensa irresponsabilidad moral defendiendo
pomposamente la inversión privada como si ésta fuera hecha para crear empleos y
no estuviera gozando de crecientes privilegios para crear utilidades. Sus
beneficiarios –en una actitud que no es de creer– se dan el lujo de regañar a
sus funcionarios, a sus asociados y subordinados del gobierno porque no emplean
una mayor energía para acabar con toda resistencia del pueblo empobrecido y
subyugado. Y es en ese terreno donde vemos como la persecución se hace contra
las juventudes, contra los pueblos, los trabajadores y los profesores.
Las organizaciones patronales o sus integrantes,
por una parte se declaran gozosos de que están haciendo grandes negocios “como
nunca”, y por otra se dan el lujo de regañar, como sus señores, a los del
gobierno porque no están persiguiendo con más energía a los maestros y no están
cumpliendo con su función principal que es defender y promover “eficientemente”
a la empresa privada. Altaneros y presumidos, piden a sus ministros que usen
más y más violencia, y toda la que sea necesaria para que la empresa privada
siga construyendo el maravilloso país en que los mexicanos son primero y “el
dinero es más primero”. Tenemos que distinguir en ellos, sin embargo, a quienes
rechazan la represión y reclaman el diálogo, que hasta ahora son los menos.
Pero es en esas circunstancias como
surgen las confrontaciones y las negociaciones. Lograr que éstas tengan éxito
para el “interés general”, para la juventud, para los trabajadores y los
pueblos es un problema que entre sus múltiples dificultades plantea la de
decirse y decir cuál es en verdad la situación y cuál la posibilidad de
negociación. Por mi parte veo dos motivos de las diferencias y de los acuerdos
a enfrentar: 1º. Los que se refieren a los derechos de los maestros como
trabajadores y 2º. Los que buscan precisar quién educa, sobre qué educa, a
quién educa, y cómo se evalúa a los educandos, precisando los criterios de la
evaluación y aclarando su validez y confiabilidad.
En cuanto a los derechos de los
profesores creo que son los profesores quienes pueden esbozar las formas del
acuerdo. En estas palabras me quiero limitar a dos alternativas que veo para
acercarse a una solución en el terreno de la docencia, la investigación y la
difusión de las ciencias, las humanidades, las artes y las tecnologías.
Frente al proyecto de la globalización
neoliberal, que busca hacer de la educación, una cultura de la servidumbre en
la que el conocimiento del educando sea puramente instrumental es indispensable
presentar un proyecto en que se prepare a la niñez y a la juventud para tener
una cultural general científica, crítica y humanista, y poseer tanto el dominio
de una especialidad u oficio, como los conocimientos necesarios para cambiar de
especialidad u oficio.
En nuestro proyecto será fundamental
impulsar los valores de la moral y la verdad, de la experimentación y la
práctica tanto en el conocimiento y el saber, como en la conducta y la acción,
tanto en las humanidades como en las ciencias, en las técnicas y las artes. El
proyecto habrá de precisar sin equívocos lo que se entiende por estos valores.
Así por moral, como valor central de la educación, se entiende la moral de
lucha, la moral de cooperación, la moral de defensa del interés general –en
todo lo que se pueda–, frente al individualismo, frente al consumismo, y a los
intereses particulares con que el ser humano se enajena. Por verdad se entiende
una crítica permanente a la cultura de la servidumbre y un cuestionamiento
constante de lo que se cree que pasa y lo que lo determina, así como de los
mejores caminos y medidas para alcanzar valores y objetivos a lo que se añadirá
el principio cada vez más generalizado de aprender a aprender… NO me extiendo
más.
Por lo pronto esbozo otro tema
esencial a enriquecer, corregir y precisar. Se basa en un sencillo proyecto que
puede llevar al acuerdo: Consiste éste en recurrir a la Escuela Normal
Superior, a la Universidad Pedagógica Nacional, así como a todas las
instituciones destinadas a la educación y a la ampliación de conocimientos del
magisterio para que se les den los medios y atributos necesarios a fin de poner
en práctica la reforma con un programa destinado a casi un millón y medio de
profesores que laboran en la República Mexicana. El programa se propondría la
actualización de la enseñanza en ciencias y humanidades, artes y tecnologías en
un período razonable, y al mismo tiempo se elaboraría el proyecto profundo de
reforma de la educación por comisiones de trabajo en las que participen
especialistas de las organizaciones de los profesores y de las dependencias que
tiene la Secretaría de Educación Pública.
Un esfuerzo de concertación semejante
podría establecerse de manera permanente para la tarea de organizar cursos de
actualización en ciencias y humanidades, en artes y tecnologías a fin de que el
profesorado, de manera institucional y por su cuenta, tanto en los sistemas de
educación presencial como en los de educación a distancia, tenga el hábito y
las facilidades necesarias para ponerse al día en sus actividades docentes y lo
haga de manera periódica y sin presión alguna.
Para la elaboración del plan se
coordinarían las direcciones, coordinaciones y oficinas de Educación Superior
de las Normales, Universidades, Politécnicos y profesionales de la educación,
así como las de ciencias y tecnologías agropecuarias e industriales; las de
ciencias y tecnologías del mar, las de educación intercultural y bilingüe, las
de educación indígena, las de educación básica, educación secundaria y
bachillerato.
El proyecto señalaría tareas
fundamentales a realizar por los especialistas en formación continua, en
actualización y renovación curricular, en gestión educativa, educación básica,
televisión educativa, materiales educativos. En el mismo colaborarían expertos
en planeación, en programación, en coordinación, en evaluación válida y
confiable, en estadística educativa. De acordarse este proyecto u otro
semejante podría trabajar en su elaboración más detallada una comisión que
presentara propuestas fundadas y concretas para un acuerdo ejecutivo.
Si semejante camino no lograra los
apoyos necesarios pienso que las asociaciones y uniones de profesores podrían
asumir, por su parte y de manera autónoma, la promoción de la educación que la
nación necesita, y con ese objeto se organizarían en “Círculos pedagógicos en
ciencias y humanidades”, que se comunicarían y enlazarían en redes presenciales
y a distancia, ya sea en programas concretos de ciencias y humanidades que
operaran en las instituciones y escuelas donde laboran, ya por su cuenta en los
sitios disponibles.
Si, como es evidente, los acuerdos que
lleven a una solución de la actual crisis requieren resolver muchos problemas
más que escapan a esta propuesta, creo que el movimiento de los pueblos y los
profesores, a más de avocarse a resolver los problemas de la reforma educativa
que con el gobierno emprenda, puede y debe, por su parte organizar en el país
esa red de grupos de maestros que practiquen la educación que la nación
necesita…
No me es posible dar término a estas
palabras sin reparar en algunas acciones y metas necesarias para que este
programa tenga el impacto que se requiere. Las enuncio a continuación como un
llamado a todos los que luchemos por un gran avance en la educación nacional:
1º. Antes que nada es necesario
respetar la dignidad de los maestros como ha ocurrido siempre en las etapas más
notables de la historia del país.
2º. Hay que defender los derechos de
los trabajadores de la educación, así como los derechos de los trabajadores y
los pueblos de México y de toda la Nación.
3º. Hay que defender y promover la
cultura humanística y científica, la artística y la tecnológica y no sólo la
apologética sino la crítica y creadora de un mundo mejor, libre, justo y
democrático.
4º. Hay que dar a la práctica de la
moral una importancia prioritaria: como moral de lucha, de cooperación, de
corresponsabilidad.
5º. Hay que respetar a las distintas
religiones, razas, sexos, edades y ver constantemente qué medidas se deben
tomar para un proceso emancipador permanente y general.
A los valores y metas anteriores añado
algunas medidas a tomar:
1º. Hay que organizar la gran campaña
de la alfabetización en un país que de acuerdo con los últimos datos oficiales
tiene 4,749,057 millones de analfabetos.
2º. Por lo que se refiere a los
trabajadores de la educación no sólo debemos organizarnos en forma sindical
para la defensa de los derechos laborales sino organizarnos para la
construcción de comunidades pedagógicas, de extensión cultural, en que prive la
filosofía del aprender a aprender y a construir otro mundo posible, otro México
posible en que ideales y valores encarnen en la realidad.
3º. En lo que se refiere a nuestras
tareas docentes es de prioridad inmediata que los profesores en cuyas escuelas
se suspendieron las actividades atiendan el problema de los conocimientos que
no pudieron adquirir los alumnos en el año escolar pasado. A este respecto se
les podrá enviar desde ahora una circular a todos ellos.
Estas y otras muchas acciones se
requerirán para diseñar y realizar un proyecto serio y profundo de una
verdadera reforma educativa.
Con mi firme solidaridad, les deseo un
gran éxito.
*Ponencia presentada en el Foro: "HACIA LA CONTRUCCIÓN DEL PROYECTO DE EDUCACIÓN DEMOCRÁTICA" ORGANIZADO POR LA CNTE EN EL CENTRO DE CONVENCIONES SIGLO XXI EL 9 DE AGOSTO DE 2016
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