Un fracaso los Un UN Un fracaso los cursos en línea
Israel Becerril
Los organismos
internacionales salen en defensa de las erráticas políticas pedagógicas de las
autoridades educativas del gobierno de la 4t tal y como lo hicieron en el caso
de los gobiernos anteriores. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (Unesco) hizo la siguiente declaración:
“la experiencia de México en materia de educación a
distancia, mediante la transmisión de contenidos educativos, tanto en
televisión como en Internet [....]es de gran utilidad y puede
ser compartida en el ámbito regional e internacional ante la situación actual
de la enseñanza, debido a la pandemia de Covid-19”.*
La pregunta que tendríamos que hacer a los representantes
de este organismo internacional es: ¿cómo llegaron a estas conclusiones? Los
profesores y estudiantes y padres de familia tienen un punto de vista
totalmente diferente. Parecería que la Unesco, obtuvo sus conclusiones
solamente a partir de los datos, cifras, y números que la SEP está acostumbrada
a dar. De ahí el error de la Unesco, pues como sabemos las autoridades, con el
fin de quedar bien y aparentar que están haciendo un trabajo perfecto están acostumbradas a
maquillar los datos y a ver los procesos educativos desde una visión
cuantitativa. Cuántos cursos tomaste, cuántas clases diste, cuántas tareas
revisaste etc. Pero jamás se preocupan por la calidad de la educación. Si la
Unesco verdaderamente quiere saber, como han sido atendidos los estudiantes en
este periodo de contingencia tendría
que preguntarle a los profesores, quienes a pesar de las dificultades que están enfrentando debido a
las condiciones técnicas y materiales en las que se encuentran los estudiantes
y los mismos profesores, están atendiendo a los estudiantes de la mejor manera
posible; sin embargo, los resultados no
son idóneos.
Veamos por qué:
En este periodo de contingencia las
autoridades educativas no estaban preparadas, a pesar de que el covid-19
se empezó a presentar desde diciembre y
de que, en enero, ya se sabía que tarde que temprano el covid-19, llegaría a México y de que
igualmente como en China tendríamos que enfrentar la pandemia por medio de un
prolongado asilamiento en casa y de que esto conllevaría el cierre de las
escuelas. Más de dos meses de antelación y las autoridades no se prepararon ni
organizaron ninguna actividad para dar una
salida académica a la contingencia.
Recordemos que Esteban Moctezuna anunció que a partir del 23 de marzo se
suspenderían las clases y fue hasta el último día de labores, es decir, el
viernes 20 de marzo en que los directivos llamaron a los profesores para dar la
información y las indicaciones que a su vez ellos recibieron. Éstas fueron una
serie de disposiciones improvisadas y de carácter autoritario. Ese día se
indicó a los profesores que tendrían que dar clases y evaluar a sus estudiantes
a distancia, utilizando los medios digitales. Además, a los profesores se les
comunicó que tendrían que tomar cursos y ver algunas conferencias igualmente a
través de los medios digitales.
Por ello, podemos
afirmar que precipitadamente y sin ninguna organización ni preparación previa
se dictó la orden a los profesores que deberían mandar a partir del lunes 23,
la planeación y el mecanismo de evaluación de una serie de actividades que sus
estudiantes tendrían que realizar en casa. Cabe señalar que la planeación
solicitada eliminó todo proceso de creatividad del docente y se impuso una
serie de absurdas cargas burocráticas basadas en formatos innecesarios y
repetitivos; pero lo más delicado fue que se coaccionó a los profesores para
que cumplieran con las indicaciones mencionadas e incluso a no pocos se les amenazó
con aplicar sanciones administrativas. La coerción a los profesores llegó al
grado de amenazarlos en el sentido de que si no ponían a disposición de sus
estudiantes su número de teléfono celular se le aplicaría todo el rigor de la
normatividad. Así es que los profesores se fueron a la cuarentena con una
fuerte carga de estrés a la que se le sumaba el problema de la pandemia.
Ya en plena contingencia
las autoridades seguían solicitando la entrega de documentos de un momento a
otro y cuando se enfrentaban con la inconformidad de algún profesor alegaban
que no teníamos nada que hacer, que nos encontrábamos en casa, por lo cual
prácticamente teníamos que estar a disposición de las autoridades durante todo
el día para cumplir con las ocurrencias de las mismas.
Por otro lado, los
cursos dados a los profesores en la primera y segunda semana de la contingencia
estuvieron tan mal organizados que, en el aspecto técnico, (del cual presumen
las autoridades) hubo un sinnúmero de problemas; todo ello porque, no realizaron
ninguna prueba piloto para ver el funcionamiento de la plataforma virtual, por
ello miles de profesores estuvieron esperando de 15 a 20 minutos para que diera
inicio cada una de las dichosas conferencias y cuando finalmente se iniciaba la
misma, frecuentemente se interrumpía la señal o se mezclaban las voces de los
técnicos con los del conferencista, haciendo que no se entendiera casi nada de
lo que se estaba diciendo.
En el aspecto científico
los problemas fueron mayores pues las conferencias y cursos parecían que eran
dictados a estudiantes de secundaria o cuando mucho de preparatoria. Los
ponentes no salían del lugar común o los supuestos conocimientos que
presentaban eran para orientar las posturas de grupos económicos o políticos de
las grandes corporaciones internacionales. La conceptualización era inexacta o
no tomaba en cuenta la complejidad del problema tratado, por ejemplo, el
problema ambiental lo reducían a la idílica conseja de que es suficiente
con que decirles a los estudiantes que busquen las formas de reducir los
desechos para acabar con la contaminación y de que traten de crear un producto
que no contamine y que creen sus empresas para que se inserten en el mundo
laboral; jamás trataron la diversidad de factores que interviene en el aspecto
ambiental. Factores como los políticos, económicos o sociales se ignoraron. No
se trataba de formar en el estudiante una visión crítica o que adquiera un
pensamiento complejo. La idea dominante era que el estudiante se forme una
visión empresarial.
Podemos decir sin
temor a equivocarnos que las autoridades educativas vieron en la contingencia
la oportunidad de obligar a los profesores a actualizarse en el uso de las
Tecnologías de la Información y Comunicación, como pomposamente se denominan a
las TICs. Lo anterior debido a que las autoridades están influenciadas por un
determinismo tecnológico, pues piensan que la solución al problema educativo se
encuentra en los medios tecnológicos (a los que yo llamo teonológicos, pues en efecto han hecho de las
TICs un dios que todo lo puede), pues insisten una y otra vez en que el
profesor no está actualizado y que tendría que actualizarse. Para las
autoridades lo que importa es el medio no el mensaje. Como los profesores se
dan cuenta que lo importante es el mensaje que se manda y debido que la mayoría
de ellos tienen una formación humanista, también se dan cuenta de que no toda
la población estudiantil tiene los medios tecnológicos a su alcance y de que el
proceso de educación debe ser democrático, si se trabaja a través de los medios
digitales, el mensaje se estará dirigiendo a un selecto grupo de estudiantes
mientras son excluidos quienes no tiene los recursos.
A pesar de lo anterior la visión humanista y el
compromiso profesional de la mayoría de los profesores hizo que éstos buscaran
las maneras de dirigirse a sus estudiantes, pero el rezago educativo no se
supera con voluntarismo. En efecto, los profesores hacen lo que pueden.
Mencionemos, por ejemplo, los casos de los profesores de secundaria o de
bachillerato que tienen hasta siete grupos y cada uno de ellos con una
matrícula superior a los 50 estudiantes, por lo que existen profesores que
tienen que atender a más de 350 estudiantes. Como vemos es prácticamente
imposible revisar los trabajos de cada uno de los educandos y evaluarlos. Ante
ello, algunos directivos han mencionado que hay plataformas en las cuales se
manda a los estudiantes los cuestionarios o exámenes y el estudiante contesta
en la plataforma y ésta nos da automáticamente la calificación de cada
estudiante lo que a todas luces parece una maravilla. Sin embargo, el profesor
comprometido sabe que el proceso educativo es integral, por lo que tiene que
trabajar muchos aspectos que van más allá de la memoria.
Este tipo de trabajo
incluso echa abajo los lineamientos de la llamada Nueva Escuela Mexicana
(NEM) que el gobierno de la 4T viene
implementado desde inicio del ciclo escolar y que tiene como propósito forman
un estudiante de manera integral, como una
totalidad, con una personalidad en permanente cambio y constante desarrollo e
imbuidos en un contexto interpersonal
(Secretaria de Educación Pública
Qué es la Nueva Escuela Mexicana).
Además, la NEM, establece que para que
dé resultados este proyecto educativo tiene que revalorarse al profesor.
Aspecto que ha estado ausente en este proceso de contingencia pues, nunca se
tomaron en cuenta las opiniones ni los saberes del profesor para enfrentar de
mejor manera la pandemia. En conclusión, este periodo de contingencia las
autoridades han aprovechado para avanzar en sus modelos pedagógicos de
flexibilización y precarización laboral del magisterio.
* De la redacción,
“Reconoce la Unesco la experiencia de México en educación remota”, La Jornada, pag.12, lunes 13 de abril 2020
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