jueves, 16 de abril de 2020

Un fracaso los cursos en línea


Un fracaso los         Un UN Un fracaso los cursos en línea



Israel Becerril
Los organismos internacionales salen en defensa de las erráticas políticas pedagógicas de las autoridades educativas del gobierno de la 4t tal y como lo hicieron en el caso de los gobiernos anteriores. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) hizo la siguiente declaración: “la experiencia de México en materia de educación a distancia, mediante la transmisión de contenidos educativos, tanto en televisión como en Internet [....]es de gran utilidad y puede ser compartida en el ámbito regional e internacional ante la situación actual de la enseñanza, debido a la pandemia de Covid-19”.*

La pregunta que tendríamos que hacer a los representantes de este organismo internacional es: ¿cómo llegaron a estas conclusiones? Los profesores y estudiantes y padres de familia tienen un punto de vista totalmente diferente. Parecería que la Unesco, obtuvo sus conclusiones solamente a partir de los datos, cifras, y números que la SEP está acostumbrada a dar. De ahí el error de la Unesco, pues como sabemos las autoridades, con el fin de quedar bien y aparentar que están haciendo un    trabajo perfecto están acostumbradas a maquillar los datos y a ver los procesos educativos desde una visión cuantitativa. Cuántos cursos tomaste, cuántas clases diste, cuántas tareas revisaste etc. Pero jamás se preocupan por la calidad de la educación. Si la Unesco verdaderamente quiere saber, como han sido atendidos los estudiantes en este periodo de contingencia   tendría que preguntarle a los profesores, quienes a pesar de las    dificultades que están enfrentando debido a las condiciones técnicas y materiales en las que se encuentran los estudiantes y los mismos profesores, están atendiendo a los estudiantes de la mejor manera posible; sin   embargo, los resultados no son   idóneos.

Veamos por qué:

En este periodo de contingencia las autoridades educativas no estaban preparadas, a pesar de que el covid-19 se empezó a presentar desde   diciembre y de que, en enero, ya se sabía que tarde que temprano el  covid-19, llegaría a México y de que igualmente como en China tendríamos que enfrentar la pandemia por medio de un prolongado asilamiento en casa y de que esto conllevaría el cierre de las escuelas. Más de dos meses de antelación y las autoridades no se prepararon ni organizaron ninguna actividad para dar una   salida académica a la contingencia.
Recordemos que Esteban Moctezuna anunció que a partir del 23 de marzo se suspenderían las clases y fue hasta el último día de labores, es decir, el viernes 20 de marzo en que los directivos llamaron a los profesores para dar la información y las indicaciones que a su vez ellos recibieron. Éstas fueron una serie de disposiciones improvisadas y de carácter autoritario. Ese día se indicó a los profesores que tendrían que dar clases y evaluar a sus estudiantes a distancia, utilizando los medios digitales. Además, a los profesores se les comunicó que tendrían que tomar cursos y ver algunas conferencias igualmente a través de los medios digitales.

Por ello, podemos afirmar que precipitadamente y sin ninguna organización ni preparación previa se dictó la orden a los profesores que deberían mandar a partir del lunes 23, la planeación y el mecanismo de evaluación de una serie de actividades que sus estudiantes tendrían que realizar en casa. Cabe señalar que la planeación solicitada eliminó todo proceso de creatividad del docente y se impuso una serie de absurdas cargas burocráticas basadas en formatos innecesarios y repetitivos; pero lo más delicado fue que se coaccionó a los profesores para que cumplieran con las indicaciones mencionadas e incluso a no pocos se les amenazó con aplicar sanciones administrativas. La coerción a los profesores llegó al grado de amenazarlos en el sentido de que si no ponían a disposición de sus estudiantes su número de teléfono celular se le aplicaría todo el rigor de la normatividad. Así es que los profesores se fueron a la cuarentena con una fuerte carga de estrés a la que se le sumaba el problema de la pandemia.

Ya en plena contingencia las autoridades seguían solicitando la entrega de documentos de un momento a otro y cuando se enfrentaban con la inconformidad de algún profesor alegaban que no teníamos nada que hacer, que nos encontrábamos en casa, por lo cual prácticamente teníamos que estar a disposición de las autoridades durante todo el día para cumplir con las ocurrencias de las mismas.
Por otro lado, los cursos dados a los profesores en la primera y segunda semana de la contingencia estuvieron tan mal organizados que, en el aspecto técnico, (del cual presumen las autoridades) hubo un sinnúmero de problemas; todo ello porque, no realizaron ninguna prueba piloto para ver el funcionamiento de la plataforma virtual, por ello miles de profesores estuvieron esperando de 15 a 20 minutos para que diera inicio cada una de las dichosas conferencias y cuando finalmente se iniciaba la misma, frecuentemente se interrumpía la señal o se mezclaban las voces de los técnicos con los del conferencista, haciendo que no se entendiera casi nada de lo que se estaba diciendo.

En el aspecto científico los problemas fueron mayores pues las conferencias y cursos parecían que eran dictados a estudiantes de secundaria o cuando mucho de preparatoria. Los ponentes no salían del lugar común o los supuestos conocimientos que presentaban eran para orientar las posturas de grupos económicos o políticos de las grandes corporaciones internacionales. La conceptualización era inexacta o no tomaba en cuenta la complejidad del problema tratado, por ejemplo, el problema ambiental lo reducían a la idílica conseja de que es suficiente con que decirles a los estudiantes que busquen las formas de reducir los desechos para acabar con la contaminación y de que traten de crear un producto que no contamine y que creen sus empresas para que se inserten en el mundo laboral; jamás trataron la diversidad de factores que interviene en el aspecto ambiental. Factores como los políticos, económicos o sociales se ignoraron. No se trataba de formar en el estudiante una visión crítica o que adquiera un pensamiento complejo. La idea dominante era que el estudiante se forme una visión empresarial.

Podemos decir sin temor a equivocarnos que las autoridades educativas vieron en la contingencia la oportunidad de obligar a los profesores a actualizarse en el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación, como pomposamente se denominan a las TICs. Lo anterior debido a que las autoridades están influenciadas por un determinismo tecnológico, pues piensan que la solución al problema educativo se encuentra en los medios tecnológicos (a los que yo llamo teonológicos, pues en efecto han hecho de las TICs un dios que todo lo puede), pues insisten una y otra vez en que el profesor no está actualizado y que tendría que actualizarse. Para las autoridades lo que importa es el medio no el mensaje. Como los profesores se dan cuenta que lo importante es el mensaje que se manda y debido que la mayoría de ellos tienen una formación humanista, también se dan cuenta de que no toda la población estudiantil tiene los medios tecnológicos a su alcance y de que el proceso de educación debe ser democrático, si se trabaja a través de los medios digitales, el mensaje se estará dirigiendo a un selecto grupo de estudiantes mientras son excluidos quienes no tiene los recursos.
A pesar de lo anterior la visión humanista y el compromiso profesional de la mayoría de los profesores hizo que éstos buscaran las maneras de dirigirse a sus estudiantes, pero el rezago educativo no se supera con voluntarismo. En efecto, los profesores hacen lo que pueden. Mencionemos, por ejemplo, los casos de los profesores de secundaria o de bachillerato que tienen hasta siete grupos y cada uno de ellos con una matrícula superior a los 50 estudiantes, por lo que existen profesores que tienen que atender a más de 350 estudiantes. Como vemos es prácticamente imposible revisar los trabajos de cada uno de los educandos y evaluarlos. Ante ello, algunos directivos han mencionado que hay plataformas en las cuales se manda a los estudiantes los cuestionarios o exámenes y el estudiante contesta en la plataforma y ésta nos da automáticamente la calificación de cada estudiante lo que a todas luces parece una maravilla. Sin embargo, el profesor comprometido sabe que el proceso educativo es integral, por lo que tiene que trabajar muchos aspectos que van más allá de la memoria.

Este tipo de trabajo incluso echa abajo los lineamientos de la llamada Nueva Escuela Mexicana (NEM)  que el gobierno de la 4T viene implementado desde inicio del ciclo escolar y que tiene como propósito forman un estudiante de manera integral, como una totalidad, con una personalidad en permanente cambio y constante desarrollo e imbuidos en un contexto interpersonal  (Secretaria de Educación Pública  Qué es la Nueva Escuela Mexicana).

Además, la NEM, establece que para que dé resultados este proyecto educativo tiene que revalorarse al profesor. Aspecto que ha estado ausente en este proceso de contingencia pues, nunca se tomaron en cuenta las opiniones ni los saberes del profesor para enfrentar de mejor manera la pandemia. En conclusión, este periodo de contingencia las autoridades han aprovechado para avanzar en sus modelos pedagógicos de flexibilización y precarización laboral del magisterio.

* De la redacción, “Reconoce la Unesco la experiencia de México en educación remota”, La Jornada, pag.12, lunes 13 de abril 2020

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