miércoles, 30 de mayo de 2018

¡Voten o no voten, organícense!

La Jornada


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¡Voten o no voten, organícense!
Guillermo Almeyra
E
n las próximas eleccionespresidenciales, como siempre, los que no voten superarán probablemente 35-40 por ciento del patrón a pesar de que esta vez un sector cuantioso de la población espera que Diosa Fortuna permita la victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador.
Ese alto porcentaje incluye los emigrados y expatriados por razones de supervivencia, los enfermos, los viejos. Pero un buen 20 por ciento no votará porque no le ve ningún sentido a optar cada tantos años por los representantes de sus explotadores y opresores buscando el menos malo. Esas decenas de millones de mexicanos sufren todos los días, al igual que quienes votan, el empeoramiento de sus condiciones de vida, de sus ingresos, de los servicios públicos, de los derechos civiles y humanos, de la cultura, de la alimentación, de la más elemental seguridad, de sus perspectivas de vida y de futuro.
Por consiguiente, todos los días luchan y protestan, pero en orden disperso, comunidad por comunidad, colonia por colonia, región por región, sin unificar las luchas ni coordinarlas. Cada dedo golpea por separado sin llegar a formar un puño para poder golpear duro y los miles de arroyos se pierden en un arenal sin poder transformarse en un caudaloso torrente capaz de arrastrar toda la inmundicia acumulada que les cierra el camino. Es necesario por tanto pasar a un nivel superior y organizar la resistencia cotidiana al capitalismo antes de cada acción o movimiento y como saldo de cada lucha.
Pero no basta con organizarse, con reunir asambleas y discutir en ellas qué hacer y estudiar los alcances y los inconvenientes o ventajas de cada medida propuesta. Es necesario un programa común de lucha, un objetivo compartido por todos, una estrategia consensuada, una dirección para la lucha que no sea autoelegida y que no pretenda perpetuarse y sirva a sus mandantes asamblearios, quienes deben poder revocarla en cualquier momento.
Todos los candidatos presidenciales son procapitalistas, todos ellos son electoralistas, institucionalistas, conservadores, todos temen como la peste a los conflictos sociales masivos y ninguno encara una lucha popular a fondo que debe combatirse en la calle y darse como objetivo derribar el Estado capitalista para sustituirlo por un poder de obreros, campesinos y trabajadores. Pero ese poder es el único capaz de romper la sumisión al imperialismo y de mantener la tan maltrecha y pisoteada independencia nacional junto con nuestros hermanos que viven en el vientre del monstruo.
Para organizarse no bastan los llamados anticapitalistas generales y a la unificación de los conflictos sociales: es necesario formar en cada colonia, comunidad o centro de trabajo Comités Unitarios, pasando sobre las burocracias sindicales procapitalistas y agentes del gobierno e imponiendo una plena democracia en el seno de cada organización estudiantil obrera o campesina. Esa unificación hay que hacerla en torno a un programa ecologista, de defensa del agua y del ambiente y social, económico y reivindicativo, partiendo de la necesidad más urgente en cada comunidad y de la prioridad de objetivos que fijen los habitantes o trabajadores en asambleas.
Es necesario un aumento general de salarios para aumentar el mercado interno. Las pequeñas empresas que no puedan pagarlo deben ser subsidiadas mediante un Impuesto Nacional de Emergencia a las grandes empresas y bancos, que nunca ganaron tanto como hoy, mediante el cese del secreto bancario para cobrar los impuestos que los grandes capitalistas evaden, y expropiar el dinero lavado.
Hay que combatir la contaminación ambiental con medidas drásticas, salvar el agua para la agricultura y las poblaciones, impidiendo que la gran minería la expropie y que los gobiernos la privaticen. Es urgente defender los bosques, reconstruir prioritariamente las casas destruidas o dañadas por los terremotos, construir viviendas dignas para quienes las necesiten.
Es indispensable derogar las leyes antiobreras, la ley reaccionaria y antisindical sobre la educación, las leyes que desmantelaron Pemex, las medidas que asfixian a las escuelas y universidades, así como a las instituciones sanitarias y el TLCAN que Trump quiere incluso empeorar.
Los asesinos y ladrones deben ser juzgados y encarcelados; el corrupto aparato judicial que sólo envía a la cárcel a los más débiles debe ser desmantelado y sustituido por sistemas de justicia popular con la colaboración de estudiantes de derecho y abogados decentes. Hay que acabar con el feminicidio y la defensa de las comunidades y las asambleas obreras deben estar a cargo de grupos de autodefensa para evitar provocaciones; en cada localidad o zona es necesario elaborar un plan alternativo de desarrollo económico, ecológico, social. La autorganización y la autogestión deben difundirse en cada rincón de México.
Además, no se puede pensar en una política anticapitalista que no sea antimperialista e internacionalista. El capitalismo es internacional y los grandes capitalistas de México forman parte del capital financiero internacional que oprime al país. Cuba y Venezuela están siendo agredidas y amenazadas no porque en ellas los trabajadores no tengan poder o porque sus gobiernos hayan cometido muchos errores sino, por lo contrario, porque esos pueblos y esos gobiernos son antimperialistas. Cada comunidad o cada organización debe defender a Cuba y a Venezuela de la amenaza de nuestro enemigo común, el imperialismo, y hay que ayudar a los trabajadores cubanos y venezolanos a construir e imponer el poder popular venciendo a las burocracias. Es necesario, por último, discutir la situación internacional y la política internacional de México en cada comunidad o lugar de trabajo porque una guerra mundial podría causar la pérdida de la independencia nacional, además de terribles destrucciones que podrían impedir la subsistencia de la civilización y hasta de la especie humana. Sólo nuestra acción y claridad política nos salvará.

martes, 8 de mayo de 2018

INEE: Necesario, que la justicia esté en el centro de la educación.


La Jornada
Sociedad y Justicia


INEE presenta estudio; lo enviará a aspirantes presidenciales
Necesario, que la justicia esté en el centro de la educación
José Antonio Román

Periódico La Jornada
Martes 8 de mayo de 2018, p. 33

El sistema educativo nacional corre el riesgo de reproducir las condiciones imperantes de desigualdad en la sociedad, alertó el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), el cual propuso dar atención diferenciada a los sectores y grupos sociales más desfavorecidos.
Es necesario colocar la justicia en el centro del sistema educativo, a fin de garantizar que la calidad se encuentre universalmente presente y la formación contribuya de manera decisiva al mejoramiento de las condiciones de vida de todos, en especial de estos grupos sociales, señala el documento Educación para la democracia y el desarrollo de México, el cual será entregado a los cinco candidatos presidenciales y a todos los actores involucrados en el mundo educativo y en la toma de decisiones.
Presencia pobre en campañas
Durante la presentación del texto, los consejeros del INEE lamentaron que hasta este momento el tema educativo en las campañas electorales, sea muy pobre, pues han estado ausentes rubros como la equidad, la diversidad y el presupuesto educativo, por citar algunos.
En el acto, la consejera presidenta de la junta de gobierno del instituto, Teresa Bracho González, informó que ese documento reúne un conjunto de reflexiones y propuestas del INEE que invitan al diálogo y contribuyen al fortalecimiento del sistema educativo nacional obligatorio y ayudan a responder a lo que debemos hacer para mejorar la educación.
El texto destaca que para generar la justicia social que el país demanda, es necesario concebir a la educación de calidad desde una visión humanista, ajena a prejuicios, igualitaria, crítica e inclusiva.
Sin referirse de manera concreta a las propuestas de los candidatos presidenciales sobre el tema, los consejeros señalaron que hasta ahora el debate ha sido pobre, por lo que una de las intenciones del documento, de casi 70 páginas, es precisamente enriquecer la discusión.
El texto contiene 10 propuestas, con el fin de lograr que la educación sea el medio más valioso para impulsar el desarrollo personal y social, así como para garantizar el progreso permanente de la cultura nacional y realizar las aspiraciones de libertad, igualdad, justicia y democracia.
Desde la visión de los consejeros del INEE, expresó la presidenta del instituto, Teresa Bracho, es necesario insistir que el tema educativo no puede quedar fuera de la mesa de discusión.
En el diagnóstico, el documento señala que con frecuencia la calidad de las escuelas depende del entorno social en el que se encuentran. Es indispensable, entonces, que el sistema educativo se reorganice para romper con ese círculo vicioso. La educación debe ser un medio que permita a adultos y menores en situación de marginación social y económica salir de la pobreza e incorporarse plenamente a la sociedad.
Y agrega: Para que la educación no reproduzca la desigualdad, es necesario que el sistema educativo tenga la capacidad de proporcionar una atención diferenciada a los diversos grupos sociales a los que presta sus servicios.

Los socialistas ante las elecciones