martes, 9 de febrero de 2016

La corrupción es el propio sistema


La corrupción es el propio sistema

Ismael Contreras Plata

En su inesperada llegada a la ciudad de México el pasado 3 de febrero Humberto Moreira con la desfachatez que caracteriza a la mayoría de los políticos del PRI, PAN, PVEM, PRD etc. declaró que: con la documentación presentada por sus abogados a la justicia española ha quedado demostrado que no lavó dinero, por lo que es inocente y debido a ello quedó libre. Lo que no dijo fue que el juez que lleva su caso le decretó libertad provisional. Él sabe que en cualquier momento puede volver a ser detenido, por ello la prisa y el sigilo para salir del España.

Moreira llega a México sabiendo que aquí contará con la protección y apoyo de Enrique Peña Nieto y demás miembros de la cúpula priista. Moreira fue el presidente del PRI en el corto periodo que va de marzo a diciembre de 2011, ya que tuvo que renunciar por las constantes rumores que lo ligaban a procesos de corrupción y desvió de fondos ocurridos durante el periodo en que ejerció las funciones de gobernador del estado de Coahuila. En efecto, durante su mandato la deuda de dicho estado creció en forma colosal, pues pasó de 323 millones de pesos en 2005 a 36 mil millones de pesos en 2011. Además de lo anterior la fiscalía española lo sigue investigando por sus presuntos nexos con la banda de los zetas.

El contubernio de Humberto Moreira con Enrique Peña Nieto es tal que se filtró en la prensa española que de manera poco usual para la diplomacia internacional, debido a que ningún país lo hace, el gobierno mexicano ha pedido informes a los representantes de la justicia española sobre el tiempo que podrá durar la fase instrucción de las diligencias.

Sin embargo, a pesar de que Moreira no está eximido del todo del cargo de lavado de dinero y de estar coludido con la mafia del narco, su llegada a México pone de manifiesto la complicidad del gobierno de Peña Nieto con las autoridades españolas y los compromisos que tienen aquí grandes corporaciones económicas de España, de hecho ya es el país con mayores inversiones extranjeras después de Estados Unidos. Sólo así se explican las presiones de Rajoy, el presidente del gobierno, con la justicia española para que liberara a Moreira, de otra manera no se entiende el cambio de actitud de los jueces y la fiscalía española.

Aquí en nuestro país, los casos de corrupción son el pan nuestro de cada día, por lo que muchos ciudadanos ya están acostumbrados al escándalo de corrupción al grado de que si no aparece una nota estridente en el periódico da la impresión de que ya no existimos. Por supuesto, los actos de corrupción no son privativos de nuestro país. Los escándalos de corrupción se dan en todo el mundo. España, al igual que nuestro país, es un caso paradigmático: Mariano Rajoy, Cristina de Borbón, hermana del Rey de España y su esposo Iñaki Urdangarin acusados de malversación de fondos y uso de influencias. La corruptela se filtra por todos los poros de la vida económica y política de España: los representantes de las autonomías, los partidos políticos, hasta los jugadores de futbol, etc. están salpicados con manchones de deshonestidad. La corrupción en en España es tal que frecuentemente se escucha a los españoles decir que su país es el más corrupto del mundo. Pero no se crean, en México y en muchos otros países la competencia al respecto es muy cerrada con el país ibérico.

Muchas personas han de hecho fetichizado la corrupción creyendo que ésta no ocurre en los países desarrollados y que es inherente a los países atrasados de América Latina, Asia y África; nada es más falso. Recordemos que en 2012, se vio obligado a renunciar el mismísimo presidente de Alemania, Chistian Wilheim Wuff, después de que se le demostró que estaba involucrado en tráfico de influencias. Frecuentemente a los senadores estadounidenses y los dirigentes del partido Demócrata y del Republicano se encuentran involucrados en corruptelas que alcanzan las planas de los grandes periódicos del país vecino.

Otro ejemplo de fetichización de la corrupción consiste en señalar solamente que a los políticos como corruptos, sin embargo, se olvida que los empresarios, los grandes magnates de la economía se encuentran directamente ligados a los procesos de corruptelas en todo el mundo, recordemos que el año pasado estalló el escándalo en la Volkswagen, cuando se descubrió que los principales dirigentes estaban alterando el sistema de computo de los automóviles para que los indicadores de contaminantes dieran cifras menores a las reales. Otro caso de corrupción empresarial se dio el año pasado en el mundo del deporte: la FIFA, cuyos dirigentes, aceptaron millones de euros como sobornos para algunas empresas se les otorgaran los derechos de transmisión y publicidad.

Continuando con el proceso de fetichización de la corrupción, los ideólogos y voceros de la clase en el poder pretenden hacernos creer que la corrupción es inherente al ser humano; esta visión pretende convencernos que la corrupción prácticamente se debe a la naturaleza imperfecta de la humanidad. De tal manera que está se encuentra presente desde los albores del género humano, por lo que estamos condenados a padecerla por los siglos de los siglos y lo único que podemos hacer es tratar de ponerle límites. A través de anuncios publicitarios y de consejas populares, se tratan de involucrar a todos los ciudadanos en la corrupción. Esta visión intenta desviar la atención de los verdaderos causantes de la corrupción: los grandes empresarios y los políticos gobernantes. La verdadera corrupción, y no los actos mezquinos que se dan en las capas empobrecidas para sobrevivir, es la que se da en el seno de los magnates del dinero que día a día realizan triquiñuelas para aumentar más sus ganancias. Por ello podemos afirmar que la corrupción es un problema propio del sistema capitalista pues se encuentra en todas las poros de la sociedad, solo que en algunas naciones es mucho más discreta y en otros los empresarios y políticos además de corruptos llegan al cinismo de decir el que no tranza no avanza.


Finalmente, para acabar con la corrupción sólo será posible instaurando un régimen en que no dominen la competencia por el mayor lucro posible y la sociedad se autogobierne eliminando así las estructura antidemocráticas, corruptas y represivas de los gobiernos actuales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario