La
corrupción es el propio sistema
Ismael
Contreras Plata
En
su inesperada llegada a la ciudad de México el pasado 3 de febrero
Humberto Moreira con la desfachatez que caracteriza a la mayoría de
los políticos del PRI, PAN, PVEM, PRD etc. declaró que: con la
documentación presentada por sus abogados a la justicia española ha
quedado demostrado que no lavó dinero, por lo que es inocente y
debido a ello quedó libre. Lo que no dijo fue que el juez que lleva
su caso le decretó libertad provisional. Él sabe que en cualquier
momento puede volver a ser detenido, por ello la prisa y el sigilo
para salir del España.
Moreira
llega a México sabiendo que aquí contará con la protección y
apoyo de Enrique Peña Nieto y demás miembros de la cúpula priista.
Moreira fue el presidente del PRI en el corto periodo que va de marzo
a diciembre de 2011, ya que tuvo que renunciar por las constantes
rumores que lo ligaban a procesos de corrupción y desvió de fondos
ocurridos durante el periodo en que ejerció las funciones de
gobernador del estado de Coahuila. En efecto, durante su mandato la
deuda de dicho estado creció en forma colosal, pues pasó de 323
millones de pesos en 2005 a 36 mil millones de pesos en 2011. Además
de lo anterior la fiscalía española lo sigue investigando por sus
presuntos nexos con la banda de los zetas.
El
contubernio de Humberto Moreira con Enrique Peña Nieto es tal que se
filtró en la prensa española que de manera poco usual para la
diplomacia internacional, debido a que ningún país lo hace, el
gobierno mexicano ha pedido informes a los representantes de la
justicia española sobre el tiempo que podrá durar la fase
instrucción de las diligencias.
Sin
embargo, a pesar de que Moreira no está eximido del todo del cargo
de lavado de dinero y de estar coludido con la mafia del narco, su
llegada a México pone de manifiesto la complicidad del gobierno de
Peña Nieto con las autoridades españolas y los compromisos que
tienen aquí grandes corporaciones económicas de España, de hecho
ya es el país con mayores inversiones extranjeras después de
Estados Unidos. Sólo así se explican las presiones de Rajoy, el
presidente del gobierno, con la justicia española para que liberara
a Moreira, de otra manera no se entiende el cambio de actitud de los
jueces y la fiscalía española.
Aquí
en nuestro país, los casos de corrupción son el pan nuestro de cada
día, por lo que muchos ciudadanos ya están acostumbrados al
escándalo de corrupción al grado de que si no aparece una nota
estridente en el periódico da la impresión de que ya no existimos.
Por supuesto, los actos de corrupción no son privativos de nuestro
país. Los escándalos de corrupción se dan en todo el mundo.
España, al igual que nuestro país, es un caso paradigmático:
Mariano Rajoy, Cristina de Borbón, hermana del Rey de España y su
esposo Iñaki Urdangarin acusados de malversación de fondos y uso de
influencias. La corruptela se filtra por todos los poros de la vida
económica y política de España: los representantes de las
autonomías, los partidos políticos, hasta los jugadores de futbol,
etc. están salpicados con manchones de deshonestidad. La corrupción
en en España es tal que frecuentemente se escucha a los españoles
decir que su país es el más corrupto del mundo. Pero no se crean,
en México y en muchos otros países la competencia al respecto es
muy cerrada con el país ibérico.
Muchas
personas han de hecho fetichizado la corrupción creyendo que ésta
no ocurre en los países desarrollados y que es inherente a los
países atrasados de América Latina, Asia y África; nada es más
falso. Recordemos que en 2012, se vio obligado a renunciar el
mismísimo presidente de Alemania, Chistian Wilheim Wuff, después de
que se le demostró que estaba involucrado en tráfico de
influencias. Frecuentemente a los senadores estadounidenses y los
dirigentes del partido Demócrata y del Republicano se encuentran
involucrados en corruptelas que alcanzan las planas de los grandes
periódicos del país vecino.
Otro
ejemplo de fetichización de la corrupción consiste en señalar
solamente que a los políticos como corruptos, sin embargo, se olvida
que los empresarios, los grandes magnates de la economía se
encuentran directamente ligados a los procesos de corruptelas en todo
el mundo, recordemos que el año pasado estalló el escándalo en la
Volkswagen, cuando se descubrió que los principales dirigentes
estaban alterando el sistema de computo de los automóviles para que
los indicadores de contaminantes dieran cifras menores a las reales.
Otro caso de corrupción empresarial se dio el año pasado en el
mundo del deporte: la FIFA, cuyos dirigentes, aceptaron millones de
euros como sobornos para algunas empresas se les otorgaran los
derechos de transmisión y publicidad.
Continuando
con el proceso de fetichización de la corrupción, los ideólogos y
voceros de la clase en el poder pretenden hacernos creer que la
corrupción es inherente al ser humano; esta visión pretende
convencernos que la corrupción prácticamente se debe a la
naturaleza imperfecta de la humanidad. De tal manera que está se
encuentra presente desde los albores del género humano, por lo que
estamos condenados a padecerla por los siglos de los siglos y lo
único que podemos hacer es tratar de ponerle límites. A través de
anuncios publicitarios y de consejas populares, se tratan de
involucrar a todos los ciudadanos en la corrupción. Esta visión
intenta desviar la atención de los verdaderos causantes de la
corrupción: los grandes empresarios y los políticos gobernantes. La
verdadera corrupción, y no los actos mezquinos que se dan en las
capas empobrecidas para sobrevivir, es la que se da en el seno de los
magnates del dinero que día a día realizan triquiñuelas para
aumentar más sus ganancias. Por ello podemos afirmar que la
corrupción es un problema propio del sistema capitalista pues se
encuentra en todas las poros de la sociedad, solo que en algunas
naciones es mucho más discreta y en otros los empresarios y
políticos además de corruptos llegan al cinismo de decir el que no
tranza no avanza.
Finalmente, para acabar con la corrupción sólo será posible instaurando un
régimen en que no dominen la competencia por el mayor lucro posible
y la sociedad se autogobierne eliminando así las estructura
antidemocráticas, corruptas y represivas de los gobiernos actuales.